Capítulo 20

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-¿Segura que no quieres que te acompañe, princesa?

-No – tome su mano – es algo que debo hacer sola – me acerque a el – pero gracias, nos vemos esta noche.

-Nos vemos esta noche – me sonrió – estoy deseando que todo termine bien con Alexander.

-Esperemos que si – le di un beso corto – te amo, saludos a tus amigos y a las chicas.

-Lo mismo digo. – volvió a besarme y baje del auto, cerré la puerta y me despedí con la mano mientras el se alejaba en el carro de Juan Pablo.

Entre al departamento y salude a José, el recepcionista, me entrego el correo y subí a mi cuarto por el ascensor, en esta ciudad eran muy típicos los departamentos, me sentía inmensamente feliz, todo estaba saliendo muy bien, por hoy no iría a la universidad, era martes y siempre este día las clases eran aburridas, además debía pensar la forma de enfrentar a Alexander y decirle que no podía continuar con el.

Entre a mi departamento y cerré la puerta, deje mi teléfono en el sofá y me recosté en el, la noche anterior había sido mágica, era de Daniel Mendoza en cuerpo y alma, era suya así como el era mio, mi primer novio, mi primera vez, todo era perfecto con el, me sentía como en un mundo mágico de amor, el sonido de mi celular me volvió a la realidad, lo tome y conteste – Buenos días, Alexander.

-Buenos días, amor – se escuchaba un poco molesto – ¿Puedo saber donde estas y porque no has venido a clases? Son las diez de la mañana, no me digas que aún estás dormida.

-Tengo dolor de cabeza – mentí – no iré a clases, podemos hablar luego.

-Toma un analgésico, amor – sentí su preocupación – puedo ir ahora mismo a tu departamento.

Pensé por unos minutos antes de dar la respuesta – te espero.

-Genial, nos vemos en veinte minutos, te amo.

No pude decirle lo mismo, nunca antes se lo había dicho, no podía decir te amo cuando no lo sentía, eso lo había sabido desde siempre, deje el teléfono de nuevo en la mesita y me dirigí al baño, me había dado una ducha en el departamento de Daniel, pero no había sido precisamente eso porque el me había acompañado, en la ducha quedaba un lindo recuerdo de amor.

Exactamente en 20 minutos, escuche el golpe a mi puerta, deje el cepillo de cabello en el tocador y salí de mi cuarto – un segundo – tome valor y abrí la puerta – hola, Alexander – sonreí – adelante.

-Amor – se acerco a mi y me dio un beso en los labios, se sorprendió cuando no le correspondí y por el contrario me aleje – ¿que pasa, Ángeles?

-Debemos hablar.

-Esto no suena bien – su mirada era de seriedad – dime de una vez que está sucediendo porque no entiendo nada, desde ayer estas extraña, me dejaste en el restaurante, a nadie le dices donde vas, tu teléfono paso apagado toda la noche, no vas a la universidad y ahora estás fría.

-Te pido disculpas por eso – empecé a caminar hacia el sillón – es por eso que quiero hablar contigo.

-Te escucho. – me siguió.

-Ayer, me encontré con un viejo amigo – me senté en el sillón individual para tener mi espacio – este viejo amigo era toda la conexión a mi pasado.

-¿El pasado del que jamás me has querido hablar? – junto sus manos, el estaba sentado en el sofá grande.

-Si – baje la mirada – ame a una persona como a nadie en la vida pero las personas que estaban a mi alrededor me separaron de él porque no lo consideraban adecuado – lo volví a mirar – el punto es que ayer lo encontré.

ME ENAMORÉ DE TIWhere stories live. Discover now