¡Aquí vamos!

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-Buenas tardes.

-¡Quítate de mi camino! –lo empujó para entrar junto a Shikamaru.

-Lo siento, es que... esta dentro su hijo. –se disculpó el muchacho y entró detrás de ella.

Después de pasar a las oficinas de rutina, los dirigieron a las rejas provisionales donde se encontraba Naruto.

-¡Hijo! –Kushina lo abrazó deteniéndose solo por los barrotes.

-Estoy bien, mamá. Tranquila, ya... -la sintió llorar desconsolada. –Ya, ya... estoy bien, no llores. No llores, mamá.

-No pudo aguantarse.

-¿Dónde esta papá?

-Buscando un abogado bueno. –se rascó la nuca con pereza.

-Mamá... -ella seguía llorando acariciando su rostro sudado. –Ma... mami... ya, mírame, estoy bien.

-¡¿Cómo vas a estar bien?! ¡¿Pásate la noche aquí?!

-Si, es genial, ttebayo... -se adentró para sentarse en la cama. -¡Mira! ¡Desde aquí se ve la Luna! –apuntó hacia la pequeña ventanita también rellenada de barrotes.

-¡No digas eso!

-Ma... Mamá. –se acercó suspirando. –Mami ¿puedes hacerme un favorcito?

-¿Cuál?

-Cuando me trajeron para acá, pude ver una máquina expendedora, ahí hay un jugo de uva que se me antojó un buen ttebayo. –se saboreó. -¡y los culeros policías no me quisieron traer uno!

-¡Yo! ¡Yo voy, hijo! ¡Ahora mismo te lo traigo!

-¡¿Si?! ¡Gracias! –le gritó asegurándose de que se fuera.

-¿Te gusta el jugo de uva? –preguntó Shikamaru pero fue jalado del cuello de la camisa.

-¡Me estoy muriendo aquí adentro!

-¿Ah?

-Shikamaru, tienes que sacarme de aquí. –le rogó acercando el rostro.

-¿no estabas feliz?

-¡No! ¡Mira el baño, ttebayo! –le mostró el impúdico lugar sucio. -¡Ni siquiera se ve la Luna! ¡¿Quién mierdas estaría a gusto aquí?!

-Ah, ya entiendo. –se talló la oreja. –Ya sé que haré. –se alejó.

-¡Aquí está el jugo!

-Gracias, mami. –regresó a su falsa sonrisa.

-Señora... el tiempo se acabó.

-¡¿Qué ah dicho?!

-Tranquila, mami, te verè en breve, te lo aseguro.

-Señora Kushina, venga por favor. –le ofreció el brazo el amigo de Naruto llevándosela para cumplir con los horarios.

-¡Adiós mami!

Se quedó solo otra vez, miró su juguito y se sentó dispuesto a probarlo.

-¡Ah! ¡No tiene popote!

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Se bajó del auto y camino lentamente al lado de su amiga mientras esquivaba a los reporteros y policías. Estaba temblando de miedo.

-Cálmate, Sasuke, debes pasar desapercibido.

-Quiero verlo, ya. –exigió molesto mientras se acomodaba el cubre bocas para que no lo ubicaran.

Viviendo con mi nekoWhere stories live. Discover now