7. Mensajes

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El camino a casa se me hizo confuso y eterno. No podía sacarme de la cabeza lo que acababa de ocurrir con Christian. Comenzando con que no esperaba verlo y mucho menos que me hablara luego de la manera en cómo me dejo, y ni hablar del hecho de que me estuvo buscando, según él. Cambiar mi nombre sirvió de algo después de todo.

—¡Hermanita! —el grito de Will se escucha cuando cierro la puerta de mi apartamento y aparece con su pequeña maleta distrayéndome.

—¿Qué tal el vuelo? —le pregunto mientras me acerco para saludarlo escondiendo mi preocupación.

Aunque no es preocupación en sí. Es más bien, un tonto nerviosismo por todas esas sensaciones que han vuelto a mi cuerpo y las que creí se habían ido para siempre. Esas jodidas mariposas no han dejado de atacarme desde que escuché su voz mientras estaba parado delante de mí y ni hablar de cuando besó mi mejilla. Me maldigo internamente por haber deseado que hubiera pasado algo más, mucho más que un simple beso en la mejilla.

—Igual que siempre. Nos vamos mañana.

Me detengo...

—Espera, ¿Qué?

El idiota ríe y ruedo los ojos. Me ignora olímpicamente y toma su camino hacia su habitación. Porque cada uno tiene su propia habitación en mi apartamento. No es suficiente con tener su propia y gigantesca casa en uno de los barrios más prestigiosos de Londres. Ya decía yo que no debía dejar que Arthur me comprara este apartamento tan grande.

Paso el resto de la tarde, mientras Will duerme, caminando por algunas joyerías para comprar un relicario, que había visto previamente, y colocarle una foto de los cuatro que tomé en navidad. Encontré uno hermoso en oro puro con un diamante, un bello gravado que lo hace parecer el sol y abajo tiene otro gravado que parece ser el mar. Espero que le guste.

[...]

Llegamos a NY cuando ya es de noche y nos reciben en casa Arthur, Elias y mi loca editora Sophie.

—Por fin llegas —se queja Sophie con exageración—. Odio que te hayas ido a vivir tan lejos. No me importa que esa ciudad te inspire a escribir.

Río al escucharla y me abraza.

—Ustedes me distraen mucho aquí —me disculpo y rueda los ojos.

—Bien, bien. Muéstrame a ver qué has hecho.

Extiende su delgada mano mostrando sus perfectas uñas haciendo que me sonroje por las mías desarregladas. Saco de mi bolso lo que llevo escrito y se lo tiendo, ruedo los ojos cuando se queja porque me gusta utilizar mi vieja máquinas de escribir y no en computador como a todo el mundo.

Así me gusta a mí.

Voy con Arthur y los chicos quienes hablan de sus negocios, remodelaciones y otras cosas que no entiendo. Lo abrazo y me acoge cariñosamente mientras pretendo escuchar e interesarme en lo que dice, mientras mi mente está en otra parte. Cuando cambian el tema al cumpleaños de Arthur, que será el próximo fin de semana, nosotras participamos emocionadas por los preparativos. Reímos por las ocurrencias de Will y en cierto momento se me viene a la mente el recuerdo de mi encuentro con Christian ayer. Se sintió tan bien sentir su caricia y ese beso. Toco mi mejilla y muerdo mi labio tratando de controlar mi estómago agitado. No sé para qué me hago ilusiones con él. Fue una simple casualidad, como dijo él mismo. No me estaba buscando.

Pasamos a la cena y Sophie todavía está metida en mis apuntes, que es más de medio libro, mientras mete bocados de comida en su boca, totalmente distraída. Sólo veo cuando sonríe o frunce el ceño o suspira. Eso me complace. Esa mujer es difícil de emocionar. Este libro sería la continuación del que publicarán en dos meses. Es una historia de amor. Una chica que es maltratada por su novio, pero él se encarga de hacerle creer que cada golpe que recibe es culpa de ella. Para esa historia tuve que ir a centros de ayuda, es increíble ver como una mujer puede aceptar algo así. Suelto un suspiro al recordar que yo era así, sólo que lo mío era "consensuado y placentero". A diferencia de la protagonista de mi historia, que los recibía como maltrato doméstico. Al final, ella recibe la ayuda de su mejor amigo quien está enamorado de ella, aunque acepta alejarse del chico, nunca deja de amarlo. Se casa con su amigo y tienen una hija, pero el amor nunca llega, por lo menos, de parte de ella.

Destruida Entre SombrasWhere stories live. Discover now