14.

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Capítulo # 14.

Debíamos y aun debemos aprender a vivir, muchos de nosotros dejamos nuestro sueños de lado por diferente razones, bien sea por falta de tiempo, de dinero y miles de excusas más, pero ¿Qué esperas para salir al mundo y volar?

Lunes, 18 de enero de 2016.

10:20.A.M.

Diez días, diez noches con el mismo sueño que me perturbaba, el mismo sueño que me enloquecía, es Amanda pero luego es Riley.

Maldita cabeza.

Diez días en los que mis ojeras ya se tornaban moradas y lúgubres, diez días en los que, las acciones de Cullen's Ing., habían caído de tal manera que no me despegaba de mi oficina sino hasta altas horas de la noche y cuando por fin puedo llegar a casa y "descansar", un jodido sueño erótico y ojos azules confundiéndose con grises, me atormentan.

Diez días en los que mi vida se resumía en una palabra: Caos.

Se suponía que la "supuesta" boda con Amanda se estaba acercando, se supone que era mi obligación ayudarla con todo, pero no, debía cuidar de mi empresa y mis bienes y por si no fuera poco de un capullo sueño, fantasía o como jodidamente quieran llamarlo; la vida estaba jugando una mala pasada en mi contra, ya que hasta mi padre se había metido en lo que menos debía por su culpa con la empresa estamos pasando por tan mala racha.

¡Maldito Owardt Cullen!

La interfaz de la oficina sonó, de seguro era Estela.

— Diga.

— Señor Cullen —Habló Estela— ¿Para mañana quiere el Jet o un vuelo normal?

Me tardé más de lo necesario procesando dicha información.

¿De qué jodidas habla?

— ¿Vuelo? —Creo que mi confusión e idiotismo eran detectables a kilómetros.

— Señor debe viajar a Washington DC. Mañana, ya que el Miércoles tiene un junta importante.

— Pásame un informe completo, Estela. Por favor y gracias.

— Enseguida señor.

De esto era a lo que me refería, estoy en al límite de la locura.

Me senté en la silla giratoria de golpe, froté mi cara y halé de mi cabello por la frustración.

De pronto cerré los ojos y unos cálidos ojos grises acompañados de un hermoso rostro, en el que se dibuja una sonrisa única vienen a mí.

¡Joder!

—Se estaba calado en tus huesos campeón.

Miré el reloj.

11:46.A.M.

Revisé mi correo y Estela ya me había enviado la información.

Debía partir hoy y se supone que Amanda y Ava también vendrían.

Creé un grupo en WhatsApp y les mandé la información.

Me decidí por el Jet privado, no me apetecía un vuelo comercial, así que, se lo hice saber de primera mano a Estela; quien me confirma que hablaría con Samuel, el piloto.

Leí los siguientes correos, todos eran inversiones, también propuestas de asociación, pero sinceramente no me apetecía responder ante nadie más que no sea yo mismo, sin contar que tampoco lo necesitamos como la corporación que éramos, a la final y en conclusión: daba por rechazada su oferta.

No solo iré a Washington. D.C. por negocios, no. Iré también porque necesito retomar un habitó sexual que hace mucho dejé un poco de lado: Compartimiento de parejas.

Poder ver y estar de manera tan física e íntima con otros que apenas conoces, era excitante al doble, la adrenalina de tu torrente sanguíneo corría aún más rápido, el morbo de ver que otros también disfrutan, es lo que mi mente necesita.

Tal vez podía ser un poco psicópata y pensar en Riley mientras me follaba a otra.

Sí, eso haría seré un jodido y retorcido psicópata.

La pantalla de mi celular se encendió anunciando una llamada, Amanda.

—West— Respondí con tono burlón.

—Cullen—Me imitó y pude percibir un ateísmo de sonrisa.

— ¿Así que a Washington DC? ¿Eh?

—Correcto.

— Cullen, debo decirte algo.

—Tú dirás, baby.

—Bueno, estaba pensando, ya sabes... llevar a Riley conmigo; es decir, le había contado algo... —La interrumpí. —Amanda no puedes ir por ahí contando la verdad de la supuesta "boda".

—Joder, Jake la chica está colada por ti y vaya que cierto chico también se vuelve loco por ella.

—Joder, Amanda vas a hacer que me salgan canas ¡A los veinticuatro!

— ¡Vamos, Jackie!

—Haz lo que quieras, Amanda.

— ¡Yei!—Gritó alargando la "I"

Y sin más, colgué.

Riley iría a Washington DC.

Riley sabía parte de la historia.

Sus ojos hermosamente grises me invaden el pensamiento.

¿Qué estabas haciendo conmigo, pequeño huracán?

EDITADO 

Cómo Aman Los Hombres. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora