16.

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Advertencia: Capítulo subido de tono.
Gracias.
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Capítulo # 16.

La vida no es fácil de manejar; es muy compleja para entender, pero una vez que logras ver cada pequeño detalle y logras sentir cada pequeña vibra es simplemente hermosa.

Sábado, 23 de enero de 2016.

01:40.A.M.

Maldición.

Maldición.

¡Y mil putas veces más...!

¡...Maldición!

Mi cabeza giraba, el alcohol corría por mis venas, el morbo del lugar se acumulaba en mi centro provocándome dolor.

No podía ser ella...

Se veía tan inocente e ingenua, se veía como la chica que sueña con encontrar a su príncipe azul, no es cierto.

Joder.

Dejé el vaso en la barra y comencé a caminar decidido en dirección a los fuertes gemidos que provenían de los reservados, caminé por el pasillo moviendo con delicadeza las cortinas, en los reservados las luces eran tan o más tenues que en el local, el morbo y el éxtasis inundaban por completo cada rincón. Suspiré.

Entré a uno de los reservados, por fin, pues este era ocupado por tres mujeres y sus escandalosos alaridos, gemidos y chillidos de placer.

Perfecto.

Apenas se percataron de mi presencia, sonrieron, ese tipo de sonrisa lasciva, gatuna y morbosa.

Mi amigo me comenzó a doler de sobre manera pidiendo su liberación dentro de mi pantalón.

No podía aguantar más, me dolía, necesitaba alivio, unirme a esa excitante escena, joderlas a todas sentir sus voluptuosos cuerpos en mis manos, romperlas para buscar mi liberación.

Una rubia de grades nalgas y pechos pequeños pero firmes, me hizo una seña a la cual obedecí hipnotizado acercándome al borde de la cama, se encargó de aflojar mi cinturón mientras se apoyaba en sus rodillas y sus ojos negros brillaban desde abajo.

¡Joder!

¡Explotare!

Desde mi posición podía distinguir a las otras dos mujeres tocándose, el chasquido de sus lenguas y sus gemidos acompañados por las luces tenues de colores oscuros inundaban el lugar.

Un gruñido escapó de mi garganta al sentir las manos de la rubia explorando mi cuerpo debajo de mi camisa, una de sus manos bajaba lenta y seductoramente, cerré los ojos disfrutando de las sensaciones que en mí despertaban, gemidos salían producidos por mis cuerdas bucales, acompañando en una orquesta a las otras dos mujeres en su vaivén de placer, su mano se cerró en torno a mi centro probando así mi virilidad.

Tragué.

En cuestión de segundos sentí su caliente boca chupar con esmero, de un momento a otro el lugar quedó a oscuras, en este lugar significaba que nuevas personas entrarían al juego, y al no ver nada, los sentidos afloran dejándote disfrutar al máximo las sensaciones.

Sentí los dedos de alguien deshacerse de mi camisa, a juzgar por su tacto, era paciente y precisa, unos apetecibles labios saquearon los míos, fue entonces cuando me olvidé de todo, de las tres mujeres que estaban en la cama, del lugar donde me encontraba, de todo.

Conocía esos labios.

Ese aroma.

Esa lengua tímida, que esta vez parecía poseída.

Esas caricias y esa pequeña cintura a la que me aferraba.

No.

Imposible.

Solo es una jugada de mi mente.

No podía ser ella...

De pronto las luces se encendieron por completo.

Quedé frío, pero a la vez caliente.

Una chica de ojos castaños muy claros, casi grises, estaba frente a mí sonriendo.

Estaba desconcertado.

¿Cómo pude si quiera pensar en Riley metida en un lugar como este?

¡Y por si fuera poco confundirla!

Sin decir nada, subí mis pantalones y mi bóxer.

Y salí de aquel lugar.

Estaba confundido, mi cabeza daba vueltas, todo me quitaba que era un loco obsesionado.

Esa chica estaba acabando conmigo.

Y lo peor era que: ya era demasiado tarde para detenerlo, ya estaba completamente perdido y también jodido.

Conduje con precaución a pesar de la hora, las calles estaba atestadas de tráfico ¡pero vamos esto es: D.C.!

¿Por qué me pasaba esto? ¿Por qué ella se metía en mi cabeza? ¿Por qué sus ojos o su voz me perseguían? Simplemente... ¿Por qué?

Sabía la respuesta a eso, sabía que solo lo había sentido una vez, pero maldición ¡no puedo amarla! Me era imposible... no puedo...

Si amas algo déjalo ir...

Al pensar en esa frase que todo el mundo citaba y que en ese preciso instante comencé a aborrecer, negué.

¡No!

¡No!

¡No!

Sólo no era lo que pensaba, necesitaba descansar, tomar un baño de agua fría y descansar.

Desde el principio sabía que Riley me atraía.

¡Joder!

Y sí que me atraía.

Pero de atraerme a enamorarme, simplemente no lo creo posible, me niego.

Había pasado la intersección que daba al hotel, por lo que tuve que regresarme dos cuadras después.

Cerré los ojos dejando que mi mente jugará conmigo y me torturara de una forma vil.

No sólo necesitaba un baño, no. También necesitaba una paja monumental, porque ni con toda el agua fría del mundo, el bulto entre mis piernas, que al parecer poseía vida propia no se dormiría.

Miré la hora antes de bajar del auto.

03:45.A.M.

Suspiré.

Una vez en mi habitación, me despojé de mi ropa y me adentré a la bañera a medio llenar, comencé a acariciando mi pene, primero lento, subiendo y bajando, el ritmo de mi mano se hizo más rápido y sentí cada uno de mis músculos tensarse, segundos después los chorros de semen salían como disparados mientras mi cuerpo se relajaba. Cambié el agua y me di un merecido baño, al salir simplemente me tiré de esa forma en la cómoda cama cayendo también en un profundo sueño...

Cómo Aman Los Hombres. Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ