PARTE OCHO

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Confiar la historia de tu vida debería ser considerado un regalo.

A Taek Woon le sorprendió la respuesta pero tenía razón, el que entró a su vida sin pedirlo fue él, al menos el chico merecía que le hablara sobre la suya.

—¿Dé qué manera podría confiar en ti? Para mi es un poco mas difícil confiarte partes de mi vida dada mi posición en la sociedad, mejor haz preguntas y ya sabré cuales contestarte.

Ravi lo pensó, era fácil suponer que podría utilizar su información para beneficio propio, pero dentro de su carrera delictiva, en el expediente no hay nada relacionado con la extorsión o el secuestro, eso se lo dejaba a los mas experimentados.

—Confiar, es una palabra fácil de decir pero muy difícil para ganártela.

Leo asintió mientras lo escuchaba, era listo, una vez más desconfió de las palabras de la doctora.

—Si confío en ti Won Sik, ¿Podré obtener las respuestas a las preguntas que hay en mi mente?

—Si me das tus más oscuros y retorcidos secretos, acepto, nunca esta de más saber que tan enferma está una mente.

Ambos rieron.

—Ok, entiendo a qué te refieres. Tal vez y te lleves una decepción, no soy nada interesante Won Sik.

Mantenían la sonrisa en los labios, se miraban. El aire se cargó de electricidad.

El mesero llegó con los primeros platos de comida. Estaban comenzando a picar la ensalada cuando Ravi rompió el silencio.

—Tampoco la mía. Mas que unas violaciones a 40 mujeres y 10 descuartizamientos.

Taek Woon por poco y escupe el tomate cherry que estaba masticando, dejó los cubiertos y tomó una servilleta para limpiarse. Alzó la vista y vio a su acompañante con la sonrisa de oreja a oreja mostrando los dientes, las cejas levantadas y los hombros temblandole al reírse en silencio.

Se aclaró la garganta antes de hablar.

—¿Es broma verdad?

Había real preocupación en su rostro, Ravi sólo entonces soltó la carcajada tapándose un poco la boca.

—Claro que sí, cuando tienes ese tipo de antecedentes no estas mucho tiempo en la calle.

Siguió burlándose, la expresión de Leo seguía igual pero estaba tranquilizándose y tomarlo con humor. No porque viviera en la calle debe decir que sea un criminal peligroso.

—Creo que fue exagerada mi reacción, lo siento. Trataré de tomar con humor tus bromas.

Siguieron comiendo mientras la música de fondo los alegraba, una mujer cantaba en vivo canciones de los 80's en versión jazz. Era muy buena.

—¿Cómo sabías de éste restaurante tan cercano?

La rasposa voz de Ravi lo sacó de sus cavilaciones, era tiempo de confiar.

—He pasado mas tiempo en ese hospital que en mi casa durante toda mi vida, por eso conozco todo lo que hay a un kilómetro a la redonda.

—Ahh ok —contestó.

Leo sonrió.

—Desde pequeño he sido enfermizo, soy hijo único así que sabrás que fui consentido en todo. Dicen los psicólogos que un niño que crece en el seno de una familia adinerada con padres sobre protectores, crean en el hijo enfermedades "imaginarias". Es raro pero es cierto. Yo lo viví.

Won Sik mantuvo la vista en su plato, le estaba dando información personal, se sintió agradecido.

—Cuando mi madre vivía, me llevaba todos los fines de mes al río a las afueras de la ciudad, compraba muchos dulces para mi. Yo ahí nadaba mientras ella cantaba o soplaba burbujas para que lograra atraparlas y tronarlas. Esa fue en la única cosa que ella podía consentirme.

Ravi jugaba con el tenedor mientras recordaba a su mamá bañada en luz por el sol, sonriendo. Su voz y sus canciones habían desaparecido de su memoria a lo largo de los años.
Taek Woon se quedó en silencio, era fácil ver que para él esas eran unas preciadas memorias.

—La primera vez que fui a unas piscinas públicas, me orine dentro del agua sin darme cuenta que tenían el liquido que manchaba el agua de azul si alguien se atrevía a orinar. Iba con unos amigos que se burlaron de mi todo ese ciclo escolar.

El comentario fuera de lugar de Leo lograron que Ravi levantara la vista y se riera de él. El chico rico tenía los cachetes colorados por lo que la risa del otro fue aún mas fuerte.

—Eso no es nada, yo un día que fui a los centros de juegos con varios amigos, nos retamos para ver quien hacia la puntuación perfecta en el Pump It Up. Mientras esperábamos nuestro turno, comíamos nachos y ramen. Todos lo estaban haciendo perfecto así que cuando me tocó a mi debía demostrarles que era el mejor. Me esforcé tanto que vomite todo lo que había estado comiendo. Ahh fue vergonzoso, ya que no sólo mis amigos me vieron vomitar la máquina, si no un grupo de personas que observaban como competíamos. Quedaron pedazos de ramen en el piso junto con mi dignidad.

Ésta vez los dos rieron a carcajadas, Ravi se avergonzó de contarle esa parte, era lindo ver los ojos sonrientes de su acompañante.

Terminaron la ensalada y de inmediato llegó el plato principal. Para Won Sik la comida le estaba sabiendo estupenda, sabía que si pudiera comer así todos los días sería un gordo muy feliz.

Durante la comida, ambos siguieron hablando de cosas vergonzosas, como la vez que Leo se quedó dormido en el salón de clases y cuando el profesor intervino para despertarlo, se levantó con un gran rastro de saliva colgando de los labios. Ravi le platicó el día que fue a un bar en el centro, ahí bebió tanto que se quedó dormido en el baño y cuando sus amigos lo fueron a buscar lo encontraron con los pantalones abajo y la puerta abierta, dijo que la foto de ese día aún se la mostraban.

Se hizo tarde.

Salieron riéndose del restaurante y caminaron de regreso diciendo experiencias graciosas. Parecían interminables, pero los hizo sentirse más a gusto, como si fueran amigos de mucho tiempo.

 Parecían interminables, pero los hizo sentirse más a gusto, como si fueran amigos de mucho tiempo

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