PARTE SESENTA

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Hong Bin sintió comezón exactamente en la parte de su pecho donde su amigo estaba recostado. No quería moverse, temía que lo pudiera despertar.

Los ligeros ronquidos de Leo le trajeron como una especie de relajación, sabía lo difícil que era que se quedara dormido y gracias a esta presión, a este aturdimiento trajeron algo bueno: hacerlo dormir.

Tenía ganas de tomar su celular de la mesita y no encontró la forma de hacerlo sin saber que despertaría a su amigo. Se estaba aburriendo, el chico moreno ya llevaba un buen rato dentro con Won Sik, agradeció que Leo no se diera cuenta de cuanto tiempo ya llevaban juntos dentro de esa habitación.

Se le estaba durmiendo el brazo.

Suspiró desesperado, pensó en dormirse pero no, quería estar alerta con todo lo que pasaba, pero también se estaba aburriendo.

Giro la cabeza en dirección al niño que seguía jugando en el celular.

- ¡Hey! Niño. -Llamó a Hyuk casi en susurros, no quería hacer mucho escándalo. - ¡Chico! Oye, voltea.

El otro ni se inmutó.

- ¡Niño! -Habló un poco más fuerte.

-No soy ningún niño, ya tengo 20 años. -Contestó Hyuk sin despegar los ojos de la pantalla.

-Lo que sea. ¿Me puedes ayudar?

-Estoy ocupado.

-No es cierto, por favor. -La voz de Bin se escuchó suplicante.

Hyuk volteó y quedo asombrado. El hermoso chico de hoyuelos se mordía el labio mientras que sus ojos le suplicaban. Se veía tan guapo iluminado por la gran cantidad de luz que entraba de la puerta principal que se levantó y se acercó a él.

-Por favor, ¿Puedes pasarme mi celular?

Los ojos de Hyuk lo miraron con el asombro que un bebé al mirar a su madre, era una comparación muy tonta, pero así se sentía el chico, como si estuviera viendo lo mas hermoso del mundo.

Se agachó y tomó el teléfono de Hong y se lo entregó sin decir nada más. Su rostro se mostraba apacible ante la sonrisa encantadora del mayor que le agradeció mostrando los dientes y resplandeciendo a la luz del día. Su corazón palpitaba acelerado, fuera de control, sintió que sudaba.

Se giró para regresar a su lugar y solo entonces el hechizo de Bin lo dejó respirar con calma.

Pero su corazón no dejaba de bombear de forma alocada.

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Los ojos de N estaban mojados, ya había dejado de llorar, pero su cara seguía húmeda.

Las palabras de su pequeño Ravi fueron duras, muy duras. No sabía que le guardara todo ese rencor. No comprendía en que momento había logrado que lo odiara tanto.

Pero el daño estaba hecho.

-Al menos ya no mientas más.

Pidió con un hilito de voz.

Ravi no lo miraba, estaba viendo a través de la ventana el cielo del atardecer.

-Llama a Taek Woon y vete, ya dije lo que tenía guardado. -Contestó el pequeño bastante frío.

Los ojos de N se sintieron acuosos, el ardor le picó tanto que nuevamente comenzó a llorar.

A duras penas y con la voz entrecortada le habló.

-No me hagas esto, ya te pedí perdón. Deja de hacerme daño.

El otro seguía sin voltear.

-Vete Hakyeon. Vete y no vuelvas jamás.

N se limpiaba las lágrimas que caían a chorros de sus ojos mientras evitaba que sus gimoteos fueran tan audibles.

Quería gritar, quería pedirle que dejará de ser tan cruel y que lo amara, que lo volviera a amar como cuando eran felices, pero en vez de eso, apretó los dientes, se levantó de la silla y salió sin hacer ruido.

************

Leo soñaba tranquilo.

Las fuerzas de su cuerpo poco a poco fueron siendo más. Su pobre cabeza sufría de lapsos de inconsciencia de los que no se daba cuenta hasta que percibía que alucinaba.

Pero ahora dormía.

Llevaba 2 horas descansado sobre Hong Bin quien no se movió aunque ya tenía hambre y sed.

Sus sueños fueron vagos, le mostraron el temor de su enfermedad y la terrible soledad desde que perdió a Won Sik. Eran solo imágenes del pasado, todo aquello que vivió junto a él en tan poco tiempo y el sentir de ese amor tan fuerte que creció de la nada, como si estuvieran predestinados a conocerse y amarse como lo hicieron.

Pero hubo un poco de temor, el rostro del chico moreno le sonreía y le hablaba sin escuchar nada. Los delgados labios se movían frenéticos mientras que su respiración aumentaba en aceleración. 

No había nada que temer.

Lo sabía pero aún así no pudo evitar despertarse en medio de la sala de espera, sudaba un poco.

-¡¡Oh dios mio!! Gracias, al fin te despertaste. -Hong Bin se alejó un poco del aletargado Leo y lo miró, se veía intranquilo. -¿Estás bien?

Lo tomo de los hombros y lo zarandeo un poco, se veía desconcertado.

-Sí. -Contestó Leo y alzó la mirada para ver a su amigo. -Solo tuve un sueño raro.

-Me lo imagino, no dejabas de moverte.

-¿Qué hora es?

-Aun es temprano, son las 6 pm. Dormiste cerca de 3 horas.

-Ok.

-¿Seguro que estas bien? Te ves como atontado.

Leo solo le sonrió un poco y asintió con la cabeza.

-Voy al baño.

-Te acompaño, tengo 1 hora esperando a ir y no podía a menos que te despertaras.

-No, quédate aquí por si el doctor dice algo.

La cara de Bin fue de total decepción, pero se resignó a medio sonreirle y aceptar.

-Solo no tardes.

Se levantó despacio y camino hacia los baños que quedaban a un par de puertas de la habitación de Won Sik. No tenía más fuerzas para ir a los del 3 piso.

Abrió la puerta y el baño parecía solo. Se dirigió a los mingitorios y en su andar escucho a alguien llorar en uno de los cubículos, no le dio importancia, era un hospital. Veías a mucha gente llorar por los pasillos o saliendo de los cuartos de sus enfermos. Era normal escuchar los llantos de la gente por lo que no hizo mayor caso.

Vació su vejiga mientras escucha al hombre detrás de la puerta sorber sus mocos.

Se observó al espejo y se miró un poco mejor, el dolor de espalda había desaparecido pero ahora le dolía el cuello, pensó que tal vez debido a dormir en una posición no muy cómoda en el pecho de su amigo. Lavó sus manos con calma y se echó agua en la cara y un poco en el cabello para peinarse.

La puerta del cubículo donde el hombre lloraba se abrió y de el salió ese chico moreno.

Sus ojos chocaron a través del espejo y ninguno de los dos pudo evitar mirarse con odio.

TORTURANơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ