PARTE SESENTA Y SIETE

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Le rodeo los hombros tan fuerte que Leo imaginó que alguno de sus brazos cederían a la fuerza del pequeño y terminarían rompiéndose todos sus huesos.

-Tu no puedes morir. -Soltó de manera asustada.

-Mi cuerpo está muy débil, no cuide correctamente de mi.

Un suspiro parecido a un sollozo se escucharon a sus espaldas.

-¡¡Es mi culpa!! -Gritó Ravi.

-No Won Sik, la culpa solo es mía y mi necedad. No lo pienses siquiera, ¿De acuerdo?

Los ojos de Ravi se llenaron de lágrimas pero Leo no pudo ver, estaban abrazados. Aunque lo que si pudo fue sentir el ligero temblor de su pecho.

-¿Por qué pasan éstas cosas? ¿Por qué me persigue la desgracia? ¿Por qué la gente que amo desaparece? Si tu mueres yo también lo haré... yo lo haré... no quiero quedarme solo otra vez...

-¡¡NO!! Ni lo pienses Kim Won Sik, estás loco, no te lo permitiré.

Se deshizo del agarre del pequeño y lo tomó por los hombros. La cabeza del otro estaba agachada, una palidez verdosa inundaron su cara.

-Won Sik, tranquilo. ¿De acuerdo? Tranquilízate, no moriré tan pronto.

Ravi se secó las pocas lagrimas que no pudo reprimir.

Alzó los ojos y vio a su amado Taek con una sonrisa en los labios, parecía un niño pequeño.

- ¿Entonces por que dices que estás muriendo?

Leo se acercó y lo besó despacio, sus labios le supieron al más dulce néctar.

Le besó los cachetes y la frente.

Ravi se puso rojo y terminó sonriendole.

-Por que mi cuerpo se ha ido marchitando por el amor tan intenso que te tengo, no llores grandullón.

-Como no quieres que llore si me sueltas que morirás... Estas loco Taek.

Ravi seco sus mejillas mojadas.

-¿No me acabas de escuchar? Moriré por la felicidad tan grande por tenerte aquí, junto a mi, para amarte como deseo.

La sorpresa en el rostro del pequeño hicieron reír a Leo.

-¿O sea que no vas a morir?

Leo siguió sonriendo de par en par.

-No tonto, tranquilo.

-¿Estás loco? -Ravi se levantó de la cama con la mirada encendida. -Por dios Jung Taek Woon, con eso no se juega... Estas loco, estas muy loco. ¿Por qué me haces crees que morirás? ¡¡Ahhh!!

Leo se reía tapándose la boca con la mano. Mirarlo reaccionar así era lo que buscaba.

-¡¡Contéstame!! Maldición. -Se giró para dejar de verlo reírse. Suspiró tratando de calmarse. -Con eso no se juega Taek.

-Lo sé pero, no te enojes. -Se levantó y lo abrazó por detrás. Acercó su nariz al bonito cuello de su novio y aspiro fuerte. Olía a jabón.

-Con eso no se juega, no hables de muerte cuando no sabes como es mirarla a la cara.

-Quería ver como reaccionarias. No creí que pensaras en morir si me iba para siempre.

Ravi recordó la tarde que llego al departamento que compartía con N y lo vio con otro chico besándose, se peleó a golpes con el otro mientras que el bastardo de N solo le gritaba que se largara. Llegó a su abandonada casa e intentó ahorcarse...

Suspiró fuerte para sacar esas memorias de su cabeza y se giró para abrazarlo, pego la cara a su pecho.

-Te amo tanto Taek, has ayudado a mi descompuesto corazón a encontrar las ganas para volver a latir. No juegues con eso nunca más.

Un escalofrío recorrió la columna de Leo, esas palabras habían sido dichas con la verdad, no eran nada sacado de algún mal chiste.

Sonrió para sus adentros.

-Yo también te amo, prometo no jugar con eso.

Dejaron de abrazarse y nuevamente sus ojos se miraron.

Un nuevo beso inició.




La pesadez por encontrar a una persona que te ame como tu estas dispuesto ha hacerlo, es la peor. A veces te decepciones tu solo por idealizar al ser amado y que al final no resulte como esperabas.

Ravi estaba seguro de estar besando al hombre que su alma buscaba. Leo en cambio, podía apostar todo lo que poseía al amor que su pequeño le profesaba, por que el sentía lo mismo, que se pertenecían, que no debían buscar más. Estaban en los brazos correctos.



La suavidad de los labios de Ravi sobre la cara interna de los muslos desnudos de Leo, le hicieron temblar.

Estuvieron dispuestos a crear una nueva promesa donde nada que no fueran ellos mismos podrían destruir ese amor que crecía con cada roce de las manos de Won Sik sobre la tersa piel de Taek Woon que suspiraba al aire por un poco más de placer.

Se dedicaron toda la tarde en sólo besarse y tocarse. No consumar el acto era una prueba más de que su cariño era real.


Mas adelante, cuando sus estómagos gruñeron pidiendo alimento, Leo dejo de entrelazar sus manos y con cosquillas, obligó a Ravi a levantarse de la cama y salir a la parte turística de la playa donde estaban los restaurantes y las tiendas de traje de baño.

Escogieron el lugar para comer más sencillo, pidieron lo mejor de la carta y se dedicaron a comer mientras veían las olas romperse en la arena. La brisa caliente y el aroma del mar inundaban los sentidos del pequeño que estaba disfrutando de la vista y de la compañía. Taek no dejaba de mirarlo y de sonreír, se veía hermoso bajo el caluroso sol y las mejillas coloradas. A cada rato se daban pequeños besos que los hacían parecer una pareja de recién casados. Para Ravi significaba el inicio de una prueba más, no quería cometer los mismos errores que habían hecho de su vida una mierda total, por eso, frente al atardecer y tomado de la mano de su mayor anhelo, juro ante el cielo amor y lealtad eterna al hombre que ahora le susurraba al oído:

-Won Sik, huyamos juntos.

TORTURAWhere stories live. Discover now