Me dirijo hasta el edificio de los chicos —por primera vez me atrevo a entrar allí— y de inmediato todas las miradas se desvían hacia mí; algunos me observan sonrientes, otros murmuran con sus amigos sobre mí —seguramente todo esto porque para ellos ya soy la nueva popular— y el hombre de la recepción observa de reojo cómo camino hasta él mientras lo disimula haciendo un papeleo.
—Hola—lo saludo.
Por un momento creo que mi voz es lo único que resuena en la recepción porque todos están al pendiente de lo que hago.
He venido a visitar a Andrew porque recién hoy han dejado que tenga visitas después del gran golpe que le dio Luke, sin embargo mencionarle esto al recepcionista hará que todos lo escuchen y se formen nuevos rumores, así que en vez de eso primero amenazo a todos con la mirada, lo que hace que al segundo se aterroricen porque soy la "nueva popular" y salgan de la recepción de inmediato.
—Vengo a visitar a Andrew.
El recepcionista arquea una ceja y comienza a revisar en una carpeta los nombres: sé que el mío no está allí y por tanto no tengo permiso de entrar a su habitación —no dejan que se mezclen en las habitaciones hombres y mujeres al no ser que sean parientes, tengan permiso de los padres o privilegios— así que sé que no tardará en echarme.
—No estás inscrita—niega— no puedes pasar.
—Es mi amigo—insisto— quiero verlo.
—¿Que no entiendes? —espeta— no puedes.
La paciencia se me acaba de inmediato —no soy de esperar mucho las cosas— así que me apoyo en el mesón, desafiante. Él se echa un poco hacia atrás, asombrado por mi actitud.
—Voy a pasar quieras o no—amenazo— así que dame su número de habitación.
El recepcionista de inmediato comprende que he comenzado a hacerme popular por las reacciones de los chicos y mi actitud así que finalmente accede.
Me adentro en el ascensor y llego hasta el piso número 7 —cabe recordar que la habitación de los cuatro narcisistas está en el mismo piso que la mía y que además tenemos nuestros balcones casi apegados— y toco la puerta de la habitación 754. De inmediato escucho cómo los pasos de alguien acercándose resuenan hasta que se abre la puerta —en realidad sólo deja abierto un hueco pequeño, pero al fin y al cabo está abierta—: es Dylan.
—Vengo a ver a Andrew—suelto. Después me levanto en mis tacones para asomarme y ver si se encuentra allí.
—Está durmiendo—suelta, fastidiado. Acabo de notar que lleva sólo una toalla cubriendo sus partes y el torso desnudo; al parecer acaba de darse una ducha.
—¿Puedo verlo? Necesito decirle algo importante.
—No.
De inmediato procede a cerrar la puerta en mis narices, sin embargo reacciono a tiempo para impedirlo y logro abrirla aún más: Andrew no se encuentra allí, en vez de eso una chica sí. Está tapada en las sábanas de una cama y da un grito apenas nota que la he visto.
Miro con asco a Dylan y me marcho de inmediato. Toda la escuela sabe que Dylan es un mujeriego, que está con mínimo dos a la vez, pero llevar a su amigo a otra habitación—quien sabe a cuál— siendo que Andrew está débil por el golpe y necesita hacer reposo sin moverse mucho para poder acostarse con alguien es demasiado.
Al siguiente día me encuentro con Bruce y aunque jamás he hablado con él siento la necesidad de preguntarle dónde se encuentra Andrew. Él me observa algo extrañado tras hablarle porque nadie se atreve a hacerlo con uno de los cuatro narcisistas al no ser que ellos lo hagan primero, aunque de todas formas me contesta; lo hace con algo de superioridad.
—En la pieza de Harper—dice. Eso me causa gracia: no le creo. ¿Andrew en la habitación de Harper? Siquiera son amigos y, además, no puede moverse como para ir a visitarla—. Dylan es un idiota y lo llevo allí para poder quedarse a solas con una de sus novias. De seguro está bien cuidado—asegura— porque a una de las amigas de Harper le gusta Andrew.
Después de eso se dirige hasta la cafetería porque es horario de almuerzo, sin embargo yo me dirijo hasta la habitación de Harper decidida a hablar con Andrew: después de todo se merece una disculpa de mi parte por no haberme ido con él cuando cayó al suelo y sí haberme ido con Luke, y por no haberlo visitado después del golpe.
—Tienes prohibido entrar aquí.
Una chica morena, alta y de pelo negro con rulos se encuentra apoyada en el umbral.
—Vengo a ver a Andrew.
Su mirada de inmediato se endurece: se le nota a kilómetros que está celosa tras pronunciar el nombre de Andrew.
Deja de apoyarse en la pared para quedar parada frente a mí. No niego que me da un poco de terror porque es más alta que yo, pero gracias a Dios Andrew ha escuchado mi voz y le ordena a la tipa dejarme entrar.
—Más te vale que Harper no llegue cuando esté ella—le advierte.
Andrew me sonríe cuando me siento en un borde de la cama, a su lado. Creí que me estaba odiando después de todo, así que me hace feliz saber que no es así.
—¿Estás bien?
—Ahora que has venido sí.
Su mirada se posa en la chica morena y de inmediato le ordena marcharse. Ella bufa y me mira con odio para después cerrar la puerta e irse.
—¿Ella es? —pregunto. Me refiero directamente a si ella es la que anda detrás de Andrew.
—Eso da igual, Amber—sonríe. Al parecer cree que tengo celos, sin embargo no es así. Estúpidos pensamientos de hombres— aunque esté bajo este techo por culpa de Dylan, mis pensamientos siguen siendo tú.
No puedo evitar no sonreír. Ni en los dos años que estuve junto a Jhon me habían dicho algo así, tan romántico. Él parece confundirse: cree que me gusta. Se acerca con cuidado hasta mí —no puede moverse tan rápido porque está algo débil por el golpe que se dio tras caer en el suelo después del puñetazo de Luke— y no sé por qué ahora mismo no reacciono a hacer algo. En vez de eso me quedo quita, esperando lo que sé que Andrew hará: besarme.
CJ

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Un internado ¡Patas Arriba!
Teen FictionAmber ya ha dado con el límite de la rebeldía e irresponsabilidad para sus padres. Para ellos los números rojos en cualquier lista que tenga que ver con su hija ya es común: rojos en su lista de estudios, rojos en su tarjeta de crédito... Sin duda y...