Luke me introduce a la gran mansión. La música sigue retumbando en mis oídos y los gritos de la gente enloquecida también. El narcisista abre paso entre quienes bailan siguiendo la música y de inmediato todos le dejan el paso libre: temen al narcisista. Sin embargo, de vez en cuando, una que otra cadera o brazo choca en mi cuerpo al bailar y, al darse cuenta de que Luke se encuentra allí se corren rápidamente pidiéndome disculpas y le miran a él con temor. En cuanto a Luke, sólo los mira amenazantemente y eso hace que los demás se mueran de miedo en un solo segundo.
Me guía al segundo piso y trata de buscar una habitación vacía en la que poder hablar. El primer intento es en la segunda habitación a mano derecha del pasillo: el narcisista la abre y termina por cerrarla en un milisegundo. Me observa rápidamente y termina por tironearme para encontrar otro cuarto. Apenas le pregunto por qué no hemos entrado hace una mueca de asco y afirma que será mejor no enterarme. El segundo intento es en una habitación de mano izquierda, aunque esta vez alcanzo a ver lo que ocurre allí adentro antes de que Luke pueda tirarme y hacer que nos marchemos a otro lugar: hay un hombre totalmente borracho con dos chicas más, quienes intentan calmarlo. Apenas cerramos la puerta se escucha el sonido que hace una persona al vomitar e inmediatamente me dan arcadas de tan sólo pensar que el hombre ha vomitado todo lo que había ingerido hasta ahora.
Por último, Luke prefiere que nos separemos para encontrar pronto un cuarto antes de que seamos vistos por alguien más, así que yo decido ir por la derecha y él por la izquierda. Para asegurarme de no encontrarme con nada que no desee ver, antes de abrir cada puerta acerco mi oído a la puerta. A la primera a la que me acerco decido no entrar, siquiera acercar mi oído a ella: creo que los gritos son demasiado fuertes como para ya saber desde afuera sobre qué se trata, así que me dirijo a otra habitación. Observo a Luke, y él me niega con la cabeza: parece ser que todas las habitaciones están ocupadas. Finalmente, cuando ve a un chico salir del baño, una sonrisa se aparece en su rostro: es el lugar desocupado. Me hace una seña y nos adentramos, él asegura la puerta con pestillo y se tira al suelo para ponerse cómodo. Luego me ofrece a hacer lo mismo, pero realmente no tengo ganas de tirarme al sueño en un baño que, si bien es muy lujoso, está algo sucio por la fiesta.
—Como quieras— suelta.
Después saca una lata de cerveza que llevaba metido en el disfraz para comenzar a beber. Suelta el aliento y me la extiende.
—¿Quieres?
Enarco una ceja.
—¿No te da un poco de asco beber en un baño que ha sido defecado varias veces en un solo día? Y vomitado... para qué decir.
—Tienes razón— hace una mueca de asco.
Me pide que tire la palanca del basurero con el pie para abrirlo y él tira la cerveza como si estuviese metiendo un punto en básquetbol, y realmente parece serlo, porque termina por achuntarle sin derramar en el aire siquiera una pizca de la cerveza, lo que realmente me impresiona porque el baño es bastante grande y estamos a una distancia bastante grande como para que exista una gran posibilidad de que la cerveza no caiga en el pequeño orificio del basurero o derrame cerveza.
—Estuve en el equipo de básquetbol—admite— pero creo que terminé por decidirme al fútbol.
—Ya veo, por algo también eres conocido en Hawkings—contesto—. Tu padre me habló mucho sobre los deportes que hiciste... básquetbol, fútbol... ya sabes. Estaba muy orgulloso del triple que hiciste con tan sólo ocho años.
—Jamás se le va a olvidar—ríe— aunque el ser buen padre suele que sí.
Su sonrisa termina de percibírsele en el rostro y agacha la cabeza. ¿Cómo se supone que debo actuar ante esto? Mi odio hacia él sigue vigente, así que pese a que me dé pena lo que ha dicho —porque sé muy bien que es verdad— no me nace el abrazarlo.

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Un internado ¡Patas Arriba!
Teen FictionAmber ya ha dado con el límite de la rebeldía e irresponsabilidad para sus padres. Para ellos los números rojos en cualquier lista que tenga que ver con su hija ya es común: rojos en su lista de estudios, rojos en su tarjeta de crédito... Sin duda y...