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Ya habían pasado dos semanas desde la noche del cine, Khaliq y yo nos estábamos acercando mucho a pesar de que ninguno de los dos debía.  Cada día nos reuníamos a la hora del almuerzo, y luego que terminaban las clases, nos sentábamos a conversar, abrazados, o simplemente íbamos ala biblioteca a hacer nuestras respectivas asignaciones.

No hablábamos cosas personales, creo que ambos deseábamos olvidarnos de nuestras vidas fuera de la universidad, esa vida a la tarde o temprano tendríamos que volver.

Cada noche me acostaba soñando con el, reviviendo los besos que habíamos compartido, y luego me llegaba a mi mente la imagen de un desconocido enojado y acusador diciéndome que no me olvidara de mi compromiso. Y entonces rompía a llorar. Mi compañera de cuarto se hacía la que no me escuchaba, creo que quería darme mi espacio.

Un domingo escuché que alguien llamaba a mi puerta, y con el corazón a mil fui a abrir. Como esperaba que fuera, era él.

-Buenos días señorita Hess – me dijo con una sonrisa de lo más picara. – vamos, te llevaré de paseo.

-¿Ah si? ¿Y para dónde si se puede saber?

-Vamos de picnic.

-Mm... Debería ponerme algo más apropiado, ¿no crees?

-Creo que estás fenomenal así como estás.

-Deja por lo menos cambiar mi falda por unos jeans.

-Te doy dos minutos.

Escogí lo primero que vi y busqué un jersey ya que el clima de otoño no era el más caluroso que digamos.

-Wow, no estoy acostumbrado a que se tomen los dos minutos tan a pecho, – bromeó- ya me estaba buscando un lugar para sentarme a esperar.

-Ya ves, no soy tan predecible como crees.

Llegamos a la entrada y vi la hermosa moto esperándonos.

-¡Trajiste la moto! –Dije emocionadísima- por favor no vayas muy rápido.

-Gallina.

-no estoy bromeando Khaliq…

-ya veré que puedo hacer.

-¿Está muy lejos el lugar?

-¿Podrías por favor dejar que te sorprenda?

-OK.-acordé no muy convencida.

Al cabo de un rato nos detuvimos frente a un bosque hermoso y solitario, sólo esperaba que no se nos apareciera pie grande… Preparamos todo para un picnic, tuvimos que obviar el detalle de la manta ya que a Khaliq no se le pasó por la mente que podríamos necesitar una,  pero no me importó. Nos sentamos a charlar y después del almuerzo salimos a caminar un poco por los alrededores. Hablamos de todo un poco, de cómo nos estaba yendo en las clases. Khaliq estaba haciendo un doctorado en administración, en unos años tendría que hacerse cargo de la empresa de su padre.

Luego de regresar al lugar donde estaba la moto aparcada nos sentamos en un tronco y nos abrazamos. No quería que el día terminara. A eso de las 15:00  nos quedamos dormidos tendidos en la grama. Pero no pudimos dormir nada porque algo nos despertó.

-¿pero qué sucede? –Desperté asustada al sentir algo mojando mi cara- Khaliq despierta, está empezando a llover.- le dije mientras lo sacudía.

-OH rayos… no tenemos donde cubrirnos del agua Hessi.

-Sí, ya me di cuenta…

Salimos corriendo para subir a la moto, a medida que avanzábamos el agua empezó más fuerte.

-Mira, ahí hay un lugar, – dijo Khaliq – detengámonos a cubrirnos de la lluvia.

-¿Y si hay alguien?

-Ya veremos cuando estemos mas cerca.

***

Cuando Salí de picnic esta mañana con Hess no tenía esto planeado, pero no me sorprendí cuando empezó la lluvia, aquí eso era de lo más normal en esta temporada.

Llegamos a la pequeña y abandonada cabaña, al parecer hacía mucho tiempo que nadie estaba aquí, sólo había una mesita con dos sillas de madera bastante deterioradas, una cama para una persona mal acomodada y una lámpara que no tenia ni idea de cómo funcionaba. En fin, un desastre, sin embargo eso no era lo que me tenía preocupado, si no el hecho de estar a solas con ella, encerrados, fuera de la vista del resto del mundo.

-Tendremos que esperar aquí y rogar que no llegue el dueño –dije - Aunque al parecer hace mucho que eso no sucede.

-Anjá –contestó un poco nerviosa.

Nos sentamos en la cama, pero según pasaban los minutos el agua solo arreciaba.

-Hess, cuéntame algo de tu prometido. –dije porque me tenía realmente intrigado ese tema.

-¿Qué quieres saber?

-Nombre…

-No lo se.

-¿Cómo es eso posible?

-Nací en una ciudad de la región de Asir, Arabia Saudí, llamada Abha. Desde que nací fui prometida al hijo de unos amigos muy cercanos de mis padres, él me llevará algunos años aunque no se exactamente cuántos, me lo imagino algo mayor, nunca he querido preguntar acerca de él, se que por más que me queje ese es mi destino, no lo podré cambiar, además nunca antes había querido que las cosas fueran diferentes... Pero ahora…

-¿Pero ahora?

-No estoy segura de nada.

-Mi novia…

-Para. –Respondió Hessa antes de que yo pudiera seguir- No quiero saber nada de ella.

-Está bien. No diré nada. –Dije un poco sorprendido.

Me daba rabia pensar que ella estaba prometida a alguien, entendía perfectamente lo que eso significaba, aunque no se por qué no le dije eso. Sabía que no había vuelta atrás para ella, a menos que él cambiara de idea o ella se envalentonara y no volviera más a su país, aunque podía adivinar que no lo haría. Se le veía que era muy responsable, y estaba resignada. Yo tenía novia y Hessa lo sabía, aunque no quería saber nada de mi relación, quizás pensaba que amaba a mi novia, aunque por lo visto no se daba cuenta de que en realidad no la quería, nunca la llamaba o la visitaba. Ella nunca venía a verme aquí, pero Hessa no me dejaría explicarme, mi noviazgo era algo de conveniencia, promesas que se deben y hay que cumplirlas, y ya que Hessa no era libre para estar conmigo, ¿de qué me valía a mi romper esa relación si de todos modos nunca podría estar con ella?

Sin darnos cuenta llegó la noche y la lluvia no cesaba, así que decidimos quedarnos a pasar la noche allí, por lo menos hasta que menguara la lluvia; nos comimos lo poco que nos quedó del picnic.

Me dio un tímido beso en los labios y yo le correspondí. Nos besamos largo rato, comencé a besarle el cuello y le mordí el lóbulo de la oreja; ella me pasó la mano por mi cabello y me acercó más a ella. La romé por la cintura y cuando me di cuenta tenía mi mano derecha bajando por sus caderas,  no me podía detener y sin saber bien qué hacía le agarré el trasero. Hessa dio un respingo y me apartó la mano de un manotazo, nos echamos a reír y nos acostamos en la cama, si es que se le podía llamar cama; nos quedamos dormidos, esta vez, uno en brazos del otro.

Y así despertamos. Fue maravilloso. Por suerte había dejado de llover y regresamos a la universidad, era poco menos de las 6 de la mañana, sólo me dio tiempo a asearme y arreglarme para mis clases.

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Al lado pueden ver la foto de John...

Huyendo De Mi Destino (Zayn Malik)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora