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-¡Levántate Hessa, es el gran día!-anunció mi madre muy emocionada- Vamos, hay muchas cosas que hacer.

Había llegado el ‘‘gran día’’ para mi familia, pero no para mí. Después de haber visto a Khaliq, después de haberlo besado una vez más, ¿cómo me iba a casar con un extraño a quien no amaba, es más, ni siquiera conocía?

Sólo esperaba que Khaliq llegara en medio de la odiosa boda y me raptara. Pero sabía que eso no sucedería, él era demasiado tradicional, y ahora que lo pienso, ni siquiera le pregunté si ya se había casado ya.

¿Por qué tuve que nacer aquí? ¿Por qué no pude escoger mi propio esposo? Ya no estamos en los años 50. Pero mi padre parece que no se ha enterado. ¡Seguía con las costumbres de sus abuelos y no había quien lo sacara de ahí!

Por lo menos pude haber nacido varón, de esa manera hubiera escogido yo, probablemente una occidental y me iría a vivir muy lejos de este país.

-¡Hessa!

-¡Ya voy, madre!- Estaba harta de todo. Mis padres no se ponen en mi lugar, bueno mi madre tuvo que hacer lo mismo cuando era apenas una jovencita de dieciocho años. Por lo menos yo ya no soy un bebé. No me imagino lo que debió significar para ella casarse tan joven.

Me he preguntado todos estos años que pasé en Cleveland por qué seguiré sin estar casada… se supone que los hombres de Arabia no esperan tanto tiempo, a menos que él tenga un harén y no necesite una esposa, claro… Si era tan rico cómo me imagino debía tener un palacio lleno de doncellas a su disposición. Hasta que llegue yo, por supuesto. No voy a tolerar esa clase de irrespeto.

¿De qué estoy hablando? Ahí no tengo ni voz ni voto. Soy mujer. Como si se me olvidara.

En el primer piso me esperaban, con caras de felicidad, mis primas, mi nana, mi madre y mi tía, quien había venido desde Cleveland para la gran ocasión.

En realidad hoy era la primera de tres partes que se celebrarían, hoy sólo  estábamos las mujeres; se supone que hoy me deben preparar para mi futuro esposo. Con baños aromáticos, con las ropas, incluso me depilarían, ¡qué vergüenza! Y luego, mañana sería la ceremonia de bodas. La tercera parte, mi luna de miel.

Vi todos los trajes  que usaría durante estos días antes de irme a mi luna de miel, la mayor parte de ellos eran regalos de mi padre y hacían daño sólo de verlos con todos esos colores brillantes que tenían. Seguí mirando las cosas que había en la sala de los aposentos de mi madre, zapatos, joyas, regalos que habían llegado… Y mí vestido de novia. Precioso. Aunque era un vestido tradicional, tenía detalles muy occidentales; me tenía anonadada; era de color blanco, largo, vaporoso y pequeños diamantes incrustados, entonces escuché a mi tía decir que había sido su regalo de bodas, uf, ¡qué alivio!

Era muy conservador, ¡pero parecía de cuento de hadas! Debo confesar que sentí cierta emoción al verlo, claro que se me pasó en cuanto pensé en mi Khaliq, él no me vería vestida de novia. Obvié esos pensamientos ya que no quería estar triste todo el tiempo.

Pasaron los primeros baños, los perfumes, maquillaje, tuvimos nuestra celebración de mujeres y me pusieron mi Caftan, o sea mi vestido para este día, el cual era azul royal muy bello y marcaron mis manos con henna, un tipo de inscripción temporal en las manos, tatuajes digamos, muy utilizados por las mujeres de mi cultura en tiempos de celebración.

Ese día fue tedioso para mí, aunque disfruté compartir con mis primas de nuevo. Pronto llegó el segundo día de celebración. El día en que conocería mi esposo.

Iba sudando todo el trayecto hasta el lugar de la ceremonia. Pensé que me derretiría. Por suerte la casa de mis padres contaba con un gran salón, precisamente para estas ocasiones. Aquí se había celebrado la boda de mi hermano mayor, también.

Huyendo De Mi Destino (Zayn Malik)Where stories live. Discover now