Pelusa.

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Deseaba tanto tomar todo mi orgullo y enterrarlo bajo tierra, y así poderme lanzar a sus brazos sin importarme lo que había hecho. Mas me era completamente imposible intentar hacer eso.

— ¡Ya me extrañabas!— me dirigí a Ana mientras la tomaba entre mis brazos — ¡Por eso regresaste!— ella solo gritaba y se reía a carcajadas.

— ¡Claro que no!— decía entre carcajadas — ¿Sabes que me dijo mami?— dijo mientras la bajaba.

— ¿Que? ¿que te dijo?— le pregunte mientras caminaba con ella a la sala.

— ¡Me va a comprar un perrito!— dijo emocionada.

— ¿Un perrito?— le pregunte fingiendo mucha emoción ya que así ella se emocionaba aun mas.

— ¡Si!— sonreía de oreja a oreja — ¡Y le voy a poner Pelusa!— solté una carcajada — ¡Hey! ¿Por que te ríes?— frunció su rubio ceño.

—Pues porque yo creo que 'Pelusa' es nombre como de gato ¿no crees?— le dije aunque que nombre se podía esperar de una pequeña niña de seis años.

— ¡A mi me gusta Pelusa!

—Esta bien, Pelusa es un nombre lindo— le dije riendo, si otras fueran las circunstancias, seguramente la habría hecho enojar. Pero no tenía ánimos ni siquiera de molestarla.

— ¿Alex puedes ayudarme con las maletas de Ana?— me llamo mi madre, solo le respondí que si.

Fui a la entrada para tomar las rosas maletas y subirlas a su habitación las tome mientras que Ana no paraba de hablar sobre la que seria su nueva mascota.

Camine hacia las escaleras con las maletas y me tope con Josh quien ya traía la suya, su mirada se encontró con la mía.

— Bebé por favor...— olímpicamente lo ignore y seguí subiendo las escaleras.

El dolor en mi pecho era incontenible, respirando profundamente deje las maletas en la habitación de Ana.

Pase toda la tarde con mis padres y Ana, me platicaron de como la habían pasado allá, y que ahora podrían manejar la empresa desde acá, sin necesidad de abandonarme o cambiarme de colegio.

Cerca de las diez de la noche, cada quien fue a su respectiva habitación. Me cambie y me senté en la cama, me sentía sola. Por tres meses no nos habíamos separado, más que por el tiempo que estaba en el colegio. Pero fuera de ahí siempre estábamos juntos. Subí mi mano a mi pecho y tome el pequeño dije con la letra 'J', no pude evitarlo y una lágrima volvió a caer.

Era increíble como seguían saliendo. Por un momento pensé en quitarme la cadena, mas no lo hice. Acomode las sabanas para meterme debajo de estas. Me estire para apagar la lámpara que estaba en la pequeña mesa de noche, y no pude evitar mirar las fotos que hace poco nos habíamos tomado en el parque de diversiones. Todo parecía ponerse intencionalmente para recordarme a el. Tome la tira de fotografías, y en automático las acaricie.

La regrese a la mesa de noche solo que esta vez debajo de un libro y así evitar volver a verla.

Tome una almohada para envolverla con mis brazos, me hacia tanta falta. Me había acostumbrado tanto a él. Sus grandes brazos envolviéndome haciéndome sentir segura. Su respiración chocando con mi cabello y su delicioso aroma inundando mis pulmones. Lo amaba más de lo que creía. Pero todo había terminado. Tal vez para el ni siquiera había comenzado. Tal vez había sido una forma para entretenerse por el tiempo que estaría aquí. Sin darme cuenta había dejado la almohada llena de lágrimas, limpie mi rostro y gire la almohada. Cerré mis ojos y de un momento a otro caí en un profundo sueño...

Me desperté ante el sonido de mi despertador, esta vez no eran las caricias de Josh las que me despertaban.

—¡Basta!- mi voz interna me reclamó. Yo sola me lastimaba recordándolo a cada momento.

Entre al baño y deje correr el agua para que su temperatura se estabilizara, mientras eso sucedía me dirige al closet, tome lo primero que vi. No tenía ánimos de ponerme a buscar algún conjunto. Deje mi ropa sobre la cama y regrese a la regadera.

Si por mi fuera, me hubiera quedado por horas en la ducha, pero mi vida no había terminado solo porque Josh ya no esta en ella.

Termine de vestirme y tome mi bolsa, aun no muy segura, salí de mi habitación.

—¡Ya me voy!— avise desde la puerta.

Salí de la casa y subí a mi auto, aun no había pensado en que diría, ya seguramente Jess me preguntara sobre lo sucedió ayer, Pero no podía contarle la verdad ya que si no le decía a Cory ella misma iría a buscar a Josh para aniquilarlo.

—Josh Daniels te mereces que le cuente a Cory— hablaba conmigo misma —Pero no puedo hacerlo— suspire profundamente.

Llegue al colegio, afortunadamente era algo tarde, por lo que todos estaban en los salones, así no me encontraría con Cory, y en el salón seria mas fácil evitar las preguntas de Jessica.

Entre al edificio, los pasillos estaban vacíos. Así que sin dificultad alguna llegue a mi casillero, saque mis libros para las siguientes clases y cerré este de un fuerte golpe, caminaba hacia el salón cuando mi celular comenzó a vibrar. Lo saque de mi bolsa y mire la pantalla. Era un mensaje de... Josh.

El niñero.Where stories live. Discover now