La primera vez que se besaron

3.6K 259 5
                                    

INUYASHA NO ME PERTENECE, PERO LA HISTORIA SI.

Serie de Drabbles que tendrán conexión entre si

Una primera Vez.

ACTO 2

El primer beso.

¿Cuántos meses habían pasado desde la última vez que había visto a Inuyasha, a Miroku, Sango, Shippo, y a todos los demás?

Y no solo eso, llevaba varios meses sin ver a su familia. Sin el pozo cerca, viajar al futuro era imposible, sumado al hecho que no tenía idea de donde estaba.

Kagome Higurashi no podía evitar pensar con dolor en todos aquellos a los cuales había dejado de ver.

Pero algo tenía que admitir, no la pasaba tan mal como fue al inicio.

Era una prisionera de Bankotsu, aunque una bastante libre si se ponía a pensar ya que el hombre luego de unas semanas de vivir en esa cueva tan fría, había venido a esa aldea que estaba cerca del bosque a por un lugar para ella.

El mercenario lo hizo porque ya estaba harto de sus berrinches, porque como mujer , ella tenía muchas necesidades.

Ropa limpia, privacidad, un futon propio, cosa que en esa cueva no tenían, y él no tuvo más remedio que ir a esa aldea, donde por cierto todos le tenían agradecimiento por aniquilar demonios y no fue difícil para él que una anciana acogiera a Kagome, pero Bnakotsu si se quedó viviendo en la cueva.

Porque por más que lo intentara, no había forma que ella escapara o pudiera encontrar la aldea de Inuyasha.

Para que mentirse a sí mismo, ni siquiera él sabía con exactitud donde estaba. Y más desde que Naraku había dejado de comunicarse con él.

Pero tampoco tenía mucha salida. Él estaba vivo gracias a un trozo de perla, controlado por este maldito hibrido, así que aunque quisiese no podía abandonar a esta mujer y marcharse.

#

El invierno había caído con muchísima fuerza esa mañana.

Kagome estaba cosiendo dentro de la cabaña donde vivía con una anciana del pueblo frente a un fogón estaba sumida en sus pensamientos cuando un ruido en la entrada de la cabaña la hizo espabilar.

Un montón de leños secos eran arrojados al suelo.

—Bankotsu— espetó Kagome, incorporándose un poco al verlo.

A lo largo de esos meses, pese a la tosquedad del matón de Naraku, habían forjado una especie de entendimiento.

—Mph...con esto, quizá tengamos suerte y no te mueres de frio. Me dijeron que te estuviste quejando. Y eso no es nada. Espera que caiga la nieve— bufó el joven con desprecio.

Kagome se limitó a sonreír. Debía su desgracia a este joven y a Naraku, pero a lo largo de estos meses, se había percatado que él estaba más aislado que ella, que había perdido a su vez, contacto con aquel malvado hibrido y ahora solo estaba allí por mera supervivencia.

Se había admitido a si misma que si no fuera por Bankotsu, no estaría en cautiverio tan cómodo y con cierto margen de libertad. Además Bankotsu había respetado su intimidad.

Eso era algo que Kagome no podía olvidar.

—Gracias Bankotsu—se limitó a alegar.

—Mph...—se limitó a bufar el mercenario, y sin más, ya estaba saliendo de la cabaña.

—Espera, ¿no quieres llevar algo de sopa de miso? la señora Okina y yo hicimos mucha comida.

Aquel ofrecimiento sorprendió al mercenario.

La Primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora