La primera vez que aceptaron que ser querian

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INUYASHA NO ME PERTENECE, PERO LA HISTORIA SI.

Serie de Drabbles que tendrán conexión entre si

Una primera Vez.

ACTO 3

La primera vez que aceptaron que se querían.

Kagome sabía que las cosas con Bankotsu habían llegado a un límite donde ambos se sentían avergonzados uno del otro.

Luego de aquel beso en la cueva, donde Kagome cedió ante él y donde Bankotsu le correspondió mostrándole un lado vulnerable, se habían separado, y no volvieron a hablar el resto de la noche.

Al día siguiente muy temprano, Bankotsu la trajo de regreso a la aldea, aunque seguía nevando y no le dirigió la palabra excepto para ordenarle que preparara sus cosas porque iria a llevarla a la cabaña de la vieja, según las propias palabras del joven asesino.

No hubo despedida. No hubo palabras que añadieran lo que había pasado entre ellos.

Como si nada hubiese pasado.

Pero algo si cambió. Bankotsu había dejado de aparecer por la aldea, al menos en las horas que ella estaba consciente, porque si bien Kagome podía sentir en el bosque, la presencia del trozo de perla que tenía el mercenario, él sencillamente ya no se apareció en al menos quince días.

Sabia por la señora Okina que aparecía muy temprano y solía traer pescados o animales que había cazado para los víveres, y que era una tarea que cumplía desde que Kagome vivía en esa cabaña, pero siempre aparecía ante ella, aunque sea para regañarla o darle un sermón sarcástico, pero estas dos semanas se había llamado a silencio.

Varias veces había tenido el impulso de cruzar el bosque e ir a increparlo, gracias a sus facultades aún tenía la posibilidad de rastrear el fragmento del cuello de Bankotsu.

Pero se detuvo. Se decía a sí misma, como excusa, que cuando la nieve dejara de ser tan espesa en los caminos y el frio aminorara un poco, iría a reclamarle.

Pero luego pensaba, ¿Qué tenía ella que reclamar?.

Ella misma era una rehén. Una cautiva que estaba lejos de todos los seres que la amaban.

¿Inuyasha la estaría buscando? ¿O quizá la dieron por perdida, total estaba Kikyo para ayudar en la recolección de fragmentos?

Ya no solía llorar cuando pensaba en estas cosas, como hizo al principio de su cautiverio.

Estos eran sus pensamientos mientras lavaba la ropa en un cubo dentro de la cabaña. Hacia tanto frio que ni siquiera iría al rio.

Y eso que no tenía muchas ropas en el cubo. Sus viejas ropas de colegiala se habían estropeado por completo hace tiempo, y por solo eso usaba algunas yukatas que ella misma se había tenido que coser. Generalmente la colada le ocupaba más ropa, porque Bankotsu solía traerle las suyas, pero desde el incidente de la cueva, había dejado de traerlos.

—Bankotsu...—no pudo reprimirse a pensar mientras instintivamente llevaba sus dedos por sus labios secos.

Labios que Bankotsu no había tenido ningún reparo en besar, como nunca antes nadie lo había hecho.

Delineando su labio inferior con una lengua rápida...

— ¿Kagome?

La voz de la señora Okina pareció despertarla de su letargo y levantó su mirada hacia la anciana que la veía con cara de que llevaba rato llamándola.

—Señora Okina...

—Niña, la piel de tus manos debe estar hecha un desastre, llevas rato sumergiéndola en el cubo de agua— le dijo la anciana con una sonrisa

La Primera vezWhere stories live. Discover now