"Sonríe por ellos, vive por ellos."

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Todos estan muertos. Mis padres, mis amigos, mi gente. Lo perdí absolutamente todo.

-Alguien... ayudeme.- Se lamento una pequeña niña, empapada entre una mezcla de agua y sangre, rodeada de cuerpos inertes sin vida, que parecían haber dado hasta su último aliento para protegerla.

Nadie iba a ayudarme, y mi mayor miedo se había convertido en realidad. Estaba sola.

Nadie había sobrevivido al ataque.
Los había perdido, y ellos... ellos... me los habian quitado, en un abrir y cerrar de ojos.
No lo merecían. No era justo que yo estubiera viva, yo tendría que haber muerto con ellos. Pero no sabía lo que el destino tenía planeado para mi.

Unos meses después del ataque, y de vivir alimentada por la caceria de las criaturas de los bosques de mi planeta, me volví prisionera de los  Gordonianos.
Durante años, me sometierón a dolorosos experimentos relacionados con la luz solar y mis poderes, intentando descubrir algo: nuestra fuente de poder. Y así poder crear una arma nueva para su ejército.
Cuando por fin consiguieron lo que querían, los Gordonianos deseaban llevarme con los Citadel, para entregarme como un premio digno de ellos.

Pase otro par de meses sin dormir, comer, ni beber. Me había dado por vencida y mi mente se encontraba totalmente atormentada por los recuerdos de la guerra.

Tenía intensos deseos de morir, pero luego de duras reflexiones, llegue a la conclusión de que mi gente se había sacrificado por mi, y no iba a permitir que todo aquello fuera en vano.

Con lo que no contaban los Gordonianos, era que había adquirido nuevos poderes, aunque en ese momento era lo que menos me importaba, porque si quería seguir con vida, debía salir de ahí lo antes posible.
Había planeado por años mi escape de aquellos sangre fría que habían arrebatado la vida de los que amaba, y la oportunidad de aplicar mi plan se estaba dando a la perfección sin errores...
Finalmente había conseguido mi libertad, pero ¿Por cuánto tiempo? Porque los Gordonianos seguirían en mi busqueda.

Recuerdo perfectamente haber salido de la nave nodriza a una velocidad increíble, y ver como las naves patrulla se preparaban para mi persecución. Fue cuando divise en el medio de la oscuridad del espacio, un curioso planeta de colores que jamás había visto.
No me aventuré a cuestionar mi idea de esconderme en ese planeta, pues en ese momento no era rival para toda la flota de Gordonianos que amenazaba con torturarme de camino al planeta de los Citadel, pues se habían encargado de anular mis poderes.

Estaba pérdida, asustada en todo sentido y no sabía que es lo que debía hacer, solo correr, escapar de ellos y de alguna manera jamás ser encontrada.

-¡¿Quien eres?!- Escuché el grito detrás de mí en una lengua que nunca había escuchado.

Un chico pelinegro de traje y antifaz, totalmente diferente al resto de los seres que vivian en ese planeta, se dirigía hacia mi y no huía despavorido como el resto. Luchaba por los débiles y los protegía a costa de su vida, aunque yo en ese momento no lo comprendía. No tenía ni idea de que se trataría de mi futuro amor.

Desde el inicio no quería causar problemas, ni menos atacar a nadie que no me representara una amenaza, pero ya no tenía el tiempo suficiente para disculparme o tratar de entenderlos, pues la conmoción se presento cuando perdí el control tratando de atravesar la densa atmósfera del extraño planeta.

Ya no estaba prestando atención a los gritos o mis alrededores, estaba totalmente decidida en quitarme las esposas, porque sabía que en cualquier momento los Gordonianos me encontrarían y yo ya no tendría otra opción más que luchar.

Debía sobrevivir.

El muchacho que me había hablado, ahora me atacaba con fiereza al ver que trataba de deshacerme del artefacto en mis manos contra lo que parecía ser la columna de un extraño edificio. Estaba impidiendo mi libertad, así que ahora se trataba de una amenaza inminente y tendría que encargarme de él.

One-Shots De Los Jóvenes Titanes (Editando)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant