Punto de Quiebre.

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One-Shot Bbrae
a pedido de LeynieLeynie y @

Disclaimer:Los personajes utilizados no me pertenecen, sino a Glen Murakami.

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El leve sonido de la puerta cerrándose fue lo último que escucho de los demás. No se molesto tampoco en devolver el saludo o siquiera mirar quién había abandonado la torre T.
Lo único que le importaba del mundo exterior, era saber que estaba completamente sola y en silencio, que nada, ni nadie, se interpondría ante sus ojos.

Sus otros sentidos estaban totalmente a la merced de la lectura de su nuevo libro de terror, que había llegado esa misma tarde.
Ahora, no podía desconcentrarse, estaba totalmente expectante a lo que encontraría el protagonista debajo de los muebles en la profunda oscuridad.  Tal vez, finalmente descubriría a las criaturas horrendas que se escondían en la enorme mansión, o podría saber más sobre el cuerpo perdido de la degollada Alicia.

Si, más tarde seguro no podría dormir, pero eso ya dejaba de ser importante. Sólo quería respuestas, y unos pocos párrafos la alejaban de esa dichosa meta.

Fue entonces, cuando unas manos le arrebataron el libro con firmeza.
Una expresión de sorpresa que le duró solo minutos, alejo a Raven de saber lo que sucedería.
La invadió casi el miedo, pues creía que estaba sola en la Torre, que todos se habían ido...

- Al fin me prestas algo de atención. - Exclamo el muchacho.

Era Chico Bestia. Tenía que ser él.

Raven no tardo mucho en recuperar la compostura y perder un poco la paciencia.
Se levantó del suelo, y se vió obligada a elevar un poco la cabeza para hacer contacto visual con el de verde, ya que le ganaba altura por un par de centímetros.

Si existiera otra posibilidad de retroceder en el tiempo, Raven sabría que el Chico Bestia de hace unos años jamás se atrevería a hacer lo que hizo. Con el solo hecho de mirarlo bastaba para hacerlo correr del miedo; o lanzarlo con sus poderes a algún basurero lejano era otra de sus opciones. Pero ahora, esos trucos no funcionaban, y Raven odiaba tener que admitirlo.

- Devuelvelo.- Ordenó, a lo que el muchacho casi ni se inmutó. De hecho, le sonrió, dejando al descubierto su característico colmillo. Eso hizo que Raven se sintiera más molesta aún.

- Ni siquiera me miraste cuando te hable. De seguro, ni me notaste.- Le reclamo, mientras cerraba el libro y se lo colocaba debajo del brazo.
La expresión de antes se le había borrado, dando a lugar a otra que Raven no lograba descifrar del todo. Era raro ver como la sonrisa juguetona desaparecía en la cara de Chico Bestia y daba paso a una mueca seria y preocupada.
Sin duda, era un gesto que no paraba de sorprenderle.
- Desde que recibiste el libro no me hablas, no escuchas cuando te digo si quieres salir conmigo a tu café favorito, ni cuando te dije hace un momentos que quiero pasar más tiempo contigo. Simplemente, me ignoras, y cuando por fin tenemos un tiempo solos, no quieres aprovecharlo. - Hizo una pausa, apartando la vista hacía un punto inexistente.

Mientras tanto, la hechicera aún procesaba la información a golpes. Se sentía anonada ante tan repentina declaración, que la dejaba totalmente desarmada para ser capaz de formular una respuesta.

- Llevamos dos meses que no tenemos algo de intimidad como esta, y yo estoy... cansado.- Su tono se fue apagando, pesando que tal vez Rachel no diría ni una sola palabra, que tal vez no lo amaba como se lo había dicho alguna vez.

Raven trataba de acomodar cada cosa en su lugar, pero al tratarse de otra área inexplorada, una en la que las emociones se veían envueltas, se sentía totalmente desorientada.
De hecho, jamás se había dado cuenta de cómo le afectaba su actitud a Garfield, nunca tuvo idea... y agradecía que él siempre se comunicara, que él la hiciera reaccionar de cierta manera.
Garfield compensaba las emociones que ella no siempre tenía la oportunidad de mostrar, y ahora, lo estaba lastimando... Y eso la hacía sentir de la peor manera.

- Se que tal vez estoy pidiendo demasiado, que las emociones no son tu fuerte Rae, pero quiero que sepas que te necesito.-

Y él tenía razón. Garfield tenía toda la maldita razón, y no sabía si odiarlo por eso.

Ya de por sí su situación era complicada, porque ella había insistido en mantener en secreto su relación con él, (que llevaban siendo "algo" hace 2 maravillosos años) y al muchacho cada vez le costaba más esconder los deseos incontenibles de besarla y abrazarla en público, frente a sus amigos, frente a la ciudad. Quería poder gritarle al mundo que salía con la mujer más maravillosa del mundo, porque no había esperado tantos años para que el amor naciera entre ellos y no refregárselo en la cara a todos aquellos que creyeron que jamás lograría ser algo con Rachel.

Pero a ella le costaba, de hecho todavia trataba de acostumbrarse más al afecto físico, a saber qué lastimaba al muchacho, qué  disfrutaba hacer con ella, porque la única persona que le había demostrado tal afecto alguna vez, fue su madre... queriendola incluso por lo que era, un monstruo.

- Lamento si te asuste. - La voz de Garfield la había despertado de su trance.
El rostro del muchacho se veía afligido, y eso a ella le encogió el corazón.

Tenía que disculparse, tenía que arreglar todo esto...

- Garfield... -Ahora sentía la mirada intensa del chico. Sabia que raras veces lo llamaba por su nombre, sino se trataba de algo serio o un regaño.
La muchacha dió un respiro.
Era ahora, era el momento. Trataría de explicarle con palabras como se sentía.

-Yo... soy la que debe disculparse.
No tenía idea del mal que te estaba haciendo. De verdad... - Desvió su mirada un momento y reunió otro poco de coraje para retomar el contacto visual. - Lo siento. -

El chico ahora le sonreía, y eso la aliviaba, la hacía sentir feliz. Pero sentía que no era suficiente para enmendar su error. Lo había descuidado.

Se acerco, y Garfield no supo lo que paso después, porque tenía los labios de Rachel sobre los suyos y sus delgados brazos rodeandole el cuello. No tardo mucho en corresponder.

Luego, ella se separo y lo abrazo, permaneciendo en esa posición por un par de segundos, hasta que volvio a ponerse de puntitas, y le susurró al oido un timido "Te amo".

- Si hubiera sabido que me mimarías tanto por quitarte tú libro, lo haría más seguido. - Bromeo el muchacho, a lo que recibía un golpe juguetón en el brazo.


One-Shots De Los Jóvenes Titanes (Editando)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ