Capitulo 7: El chico que se reflejó en un espejo inverso.

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Nunca imaginó que extrañaría tanto estar en aquel lugar durante la mañana. Tao entró con aire impaciente a la bodega de la cafetería con el Único deseo de girar sobre todos los ingredientes cómo si de un campo de flores se tratara, lo primero que encontró para su propósito fue un saco de semillas tostadas en el que metió sus manos para atraer a su rostro el olor del café. Su emoción era tal que no se redujo a simplemente preparar los pedidos que entregaría a los primeros clientes que se presentasen, sino que también barrió, arregló mesas y colocó los jarrones con flores purpuras en sus lugares correspondientes.

Corrió cortinas y una hora antes de lo habitual el "Café de Violeta" estaba abierto para el público.

-¿Tao?- preguntó la señora Hee cuando entró y vio todo preparado para comenzar el día. En su rostro se apreciaba una amplia sonrisa, sus brazos permanecían extendidos buscando el cuerpo del chico para abrazarlo y llenarle de besos las mejillas. –Creí que te quedarías a descansar un rato más... -se separó un poco del rubio pasándole la mano por el cabello. -¿Realmente te encuentras mejor?-

-Me siento muy bien, no hay necesidad de reposo, además... será un buen día y deseo que las demás personas también lo crean- respondió el rubio de igual modo sonriendo ampliamente para después abrazar a la mujer. Ligeramente recargó su rostro en el hombro de ella e imaginó una escena madre/hijo; sacudió enseguida la cabeza, no quería pensar cosas fueras de lugar apenas saliendo de un mal momento. –Bueno, ya estamos listos... - y con paso veloz se acomodó en su espacio sacando de la parte de debajo de la barra un ramo de flores purpuras.

Poco después la gente comenzó a presentarse, se observaban sorprendidos de ver al chico tan peculiar sirviéndoles otra vez diciendo: "Buenos días" y recordando aquello que les gustaba. Hombres de negocios, estudiantes, trabajadores, todos y cada uno le dieron la bienvenida a Tao; respondía con un gracias y agregaba una inclinación de cabeza. En el caso de las mujeres tomaba del ramo una flor ofreciéndola con un guiño coqueto haciéndoles sonrojar.

Sin embargo, las cosas no pasaban con tanta alegría por la mente del muchacho, lo que estas personas no notaban era que éste, en cualquier oportunidad que tenía, se giraba a ver el reloj sobre la entrada esperando que nuevamente diera la hora mortal. La señora Hee se acercó a él, disculpándose con el cliente que estaba al frente de la fila sólo para susurrarle: -Ya llegará... ten calma...- El corazón se le detuvo durante un segundo, no creyó ser tan obvio pero luego recordó con quien estaba tratando y lo comprendió.

Ladeó la boca un poco continuando con lo suyo después de preparar un "Espresso americano" que depositó debajo del mostrador.

• ◘ •

3:00 de la mañana. Jueves por la madrugada.

Kris había vuelto a dormir sin siquiera sospechar el porqué de estar allí en el condado, había olvidado por completo la buena voluntad de su padre decidido a relajarse y conocer gente. Mientras tanto, en la ciudad, en el alto edificio de Black Forest su padre, el señor Wu, vagaba por la habitación de su hijo haciendo a un lado con el pie alguno que otro objeto dejado en el suelo. En sus labios sostenía un cigarro que retiró un segundo al llegar a la gran ventana en la que el sillón de Wu Yi Fan permanecía esperando a su dueño. El hombre dejó caer unas cuantas cenizas sobre la tela del mismo y se dio la vuelta caminando en seguida en dirección al comedor en el centro de la habitación. Allí, una figura femenina permanecía sentada aguardado la presencia de su ex marido. Tenía la espalda recta y el rostro duro cómo el hielo, era hermosa de cabello largo y oscuro, en sus manos sostenía un montón de papeles que sólo significaban malas noticias para el dueño de la empresa.

"Mi percepción del tiempo, el reloj y una taza de café"  [Taoris]Where stories live. Discover now