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— ¡Buenas noches! Somos Fault. Disfruten, yo no lo haré en su lugar — exclamó Dominic, el vocalista principal de la banda al iniciar el concierto.

Austin había conseguido los mejores lugares, primera fila, en el centro. Gritando como depravada sexual, apenas me creía que tenía al sexy, hermoso y glorioso Dominic frente a mis ojos. ¡Mezclábamos de manera indirecta nuestros alientos! ¿Se imaginan lo íntimo que era eso? MUY ÍNTIMO. Súper cercano, incomparable.

Lo irónico, era que los lugares de los chicos coincidieron en ser justo detrás de nosotros, lo cual llevó a que Apollo picara mis costillas más de una vez recibiendo el saludo de mi dedo de en medio. Jé, dama a tiempo completo. Ay, ajá.

Reiteraba, ¡mis costillas eran sagradas! ¿Cuál era el punto en violarlas?

Salté como lunática al ritmo de la primera canción. Temblaba de pies a cabeza y mi cabeza vibraba. Joder, era tan bueno.

Hey, fuck me, i don't care what the neighbors think, i love you, babe — canté al unísono de la banda y el público.

LES JURO BIEN JURADO, los preciosos ojos de Dominic se conectaron con los míos por más de un segundo. Se inclinó hacia mí y estuvo lo suficientemente cerca para extender su mano y alzar mi barbilla. Era el maldito momento perfecto. Cantaba mi canción.

Stop looking at me smiling like that. Your crazy bangs is driving me crazy but i like it better messy — me guiñó, en seguida se alejó para moverse en el escenario.

Moría. En serio. Pero súper seriamente. Mi corazón latía amenazando con salirse de mi pecho advirtiendo que no era una clase de simulacro, que no bromeaba. Quizás me daría un ataque o un infarto. Olvidé cómo se respiraba. ¿Para qué servían mis pulmones? Maldita sea.

¡Maldita sea! Él me había notado, me sentía afortunada, especial y por primera vez en mi vida, la única en un sitio repleto de otras personas que tenía un verdadero significado. Por favor, yo era la chica del sexy flequillo. ¡Tómala, tía Gema! Decía que era ridículo. Noah tenía razón, la mejor decisión que he tomado, cambiar de corte de cabello. ¡Bendiciones a mi estilista!

Con ambas manos cubriendo mi boca, grité, salté y me sacudí. Austin cogió mis muñecas, su sonrisa era de incredulidad.

— Joder, Theresa — masculló emocionado.

Le di un abrazo fugaz y me dirigí a los cuatro chicos detrás mío. Cada uno de ellos, sin excepción, estaban sorprendidos. Supongo que tampoco lo esperaban. ¡Por supuesto que ni yo lo hacía! Mis expectativas para este concierto no eran tan altas.

Come back home, our place. Don't hide, you're my favorite way to die — mi garganta casi cedía en la quinta canción.

La adrenalina corría por mis venas, la música era tal como una droga y la voz del glorioso vocalista estaba jodiéndome, pero en el maravilloso buen sentido. ¡Rogaba para que nunca dejara de cantar!

Big hopes, rough life. Do you know what is between the lines? — Austin y yo ladeábamos la cabeza al mismo tiempo, con sincronía.

Mojé mis labios e hice una mueca de decepción cuando anunciaron un pequeño intermedio. Los espectadores se desplazaron por el lugar para conseguir tragos o para encontrar un espacio adecuado para bailar cómodamente.

— Oh, mierda, son asombrosos en vivo — comentó Finch.

Sonreí estando de acuerdo con él. Los instrumentos, los sonidos, las luces... provocaban escalofríos por mi cuerpo.

The only reasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora