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— Eso es ridículo — respondió el rubio esbozando una sonrisa egocéntrica — Austin es su novio, yo no soy nadie para exigir su "atención".

—Oh, pero odias estar consciente de que te importa mucho su bienestar. ¿Crees que no vi la escena que montaste en Disneyland para defenderla? Te preocupas tanto por ella...

¡Cierto! Nuestro falso compromiso. Lo había olvidado. Aún no elegía a mi dama de honor. ¿Y el pastel? ¡Era esencial!

Otra vez me desvié del tema... Me volví hacia Austin preocupada. ¿Y si mal interpretaba las palabras de Apollo? Nada pasó, solo ahuyentó a un chico que intentó coquetearme, creo. Orejas aplastadas, demasiado cansado para estar atento de la discusión, untaba mantequilla en un pan con su ceño ligeramente fruncido. Lucía muy tierno.

— ¿Acaso estás insistiendo que me gusta? — wow, pregunta directa. Me sonrojé de pies a cabeza. Pfff, era ridículo. Kieren me detestaba, era la goma de mascar que se pegaba en la suela de su zapato fastidiándole una perfecta caminata en un día de verano.

Podía jurar que Finch se mordió la lengua.

— ¡Eso es una estupidez! Nunca me sentiría atraído a alguien como ella.

— ¿Soy tan horrible? — murmuré herida. Quizás simplemente olvidó mi presencia... o lo dijo totalmente consciente.

— Sabes a lo que me refiero, Theresa — se limitó a decir cruzándose de brazos.

Ah, no, no entendía.

— Oh, ¿soy demasiado inferior para ti? ¿No merezco a alguien de tal nivel? ¿Eres más valioso? — sí, estaba enojada.

— Joder, no. Yo no te quiero de esa manera porque no te considero... linda — se encogió de hombros como si lo que acababa de decirme no era relevante.

Hum, rompió mi corazón.

Y mi poco autoestima.

— Vete a la mierda — espeté.

— No me importan tus palabras o tus insultos.

— Yo...

— He escuchado de todo tipo.

— Ugh...

— No me afectan en absoluto.

— TE ODIO.

A Noah se le resbaló la taza de café de las manos, Austin casi se atraganta con su pan, Finch y Apollo bajaron la mirada incómodos. Kieren estaba sorprendido, su expresión lo decía todo. No esperaba que gritara eso, pero fue su culpa. Provocó que explotara. Me había hartado.

Él salió rápidamente de la casa sin volverse en ningún momento para verme por última vez. Noah fue tras él.

— No debiste decirle eso — opinó Finch demasiado serio.

— Perdí la paciencia — justifiqué. Evidentemente, me sentía culpable. No reaccioné de la mejor manera y, aparentemente, él tampoco.

— Apollo intentaba fastidiarlo para que admitiera algo, pero no pensó que tú... — Finch intentó defender a Risitas.

Pero él intervino.

— ¿Qué está mal contigo? Mi Thea no sería tan grosera con sus amigos. Era una simple broma, a Kieren no le agradó, bien, ¡él no tiene sentido del humor! En cambio, tú... joder — se pasó una mano por sus rizos y se sentó en el sofá, pensativo.

— Eres especial para Kieren, lo que sea que le digas, tiene mucho significado. Aunque no demuestre ser sentimental, te adora. — continuó el teñido de color cereza.

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