Capítulo 3

8.4K 484 4
                                    

Cuando llegue al trabajo Forest no me regañó, ni dijo algo sobre el porqué había llegado tarde. De todas formas, no es como si me hubiese importado, estaba demasiado preocupada pensando en la propuesta de mi ex. Él me quería en su cama como si fuera una puta, y aunque no me gustaba la idea, la de mi padre muerto tampoco. A pesar de que Dom y yo habíamos hecho el amor muchas veces antes, compartir ese tipo de intimidad con él de nuevo me aterraba.

Intenté concentrarme en el trabajo, haciendo informes y tratando de mantener mi mente ocupada, Forest no me dio problemas durante la mañana, algo muy extraño en él, tomando en cuenta que era un jodido ogro. Sospechaba que Dominic tenía que ver con eso. Cualquiera que fuera el caso, lo estaba aprovechando.

Ni siquiera tomé el receso de media mañana para ir a buscar un café, la cafeína no me ayudaría en este momento. Estaba nerviosa y perdida, y no ayudaba el que mi padre no contestara mis llamadas. Seguro para este momento ya debía estar enterado de lo que Dominic quería que hiciera por él para pagar su deuda, pero ni con eso dejaba de ser un cobarde. Mi madre estaría muy decepcionada de él, si estuviera vivía, aunque aún no se había dado cuenta de ello.

Ignoré la mirada de Forest en mi y me mantuve ocupada en mi informe, tratando de recuperar el tiempo que había perdido en la mañana. Hoy era viernes, así que podía sentir como mis compañeros se emocionaban y andaban por todos lados de buen humor. Hoy seguramente saldrían y se tomarían unas copas celebrando que no tendría que ver a Forest por dos días seguidos. Yo hubiese hecho lo mismo, si no tuviera problemas peores.

Cuando la hora del almuerzo llego, vi a mi mejor amiga caminar con paso decidido hacia mi, llevaba dos bolsas de McDonal's en sus manos. Noté como Forest la miraba fijamente, sin siquiera tratar de disimular. Aunque no podía culparlo, mi mejor amiga era una autentica belleza. Tenía el cabello rubio, muy diferente a mi cabello rojo pasión. También tenía unos hermosos ojos marrones grandes que hacían juego con su piel blanca de porcelana.

Angie y yo nos conocimos cuando yo tenía unos diez años, fue más o menos en la época en donde mi madre había caído enferma de cáncer. Yo había comenzado a distanciarme de todo el mundo debido a ellos, pero Angie se me acercó un día y me ofreció su amistad de la nada. Me dijo que yo parecía muy sola y triste, y que necesitaba amigos. Desde ese momento hemos sido inseparables.

Ella fue la que me ayudo a conseguir este trabajo, porque a diferencia de mi, Angie tiene un título de Editora que puede mostrar. Yo apenas termine la secundaria, nunca quise ir a la universidad por no dejar a mi padre solo. Y mírenme, aquí estaba, con 25 años siendo chantajeada por mi ex novio.

—Espero no hayas comido aún —murmuró sentándose frente a mi en mi escritorio.

—No tengo hambre —respondí mirando alrededor, el lugar estaba casi vacío, mis otros compañeros de trabajo ya se habían ido a comer, era algo común que cuando marcaron las doce treinta todos corrieran en busca de comida.

—Oh-oh ¿tú padre metiéndose en problemas de nuevo?

Le di una sonrisa triste, Angie me conocía muy bien, sabía que algo me pasaba. Yo no era de las que no comía, y si me estaba negando a la deliciosa comida chatarra era porque algo grave me ocurría. Era un hecho que mis preocupaciones me hacían dejar de comer, y probablemente no comiera hasta que todo este asunto se arreglara y pudiera vivir a mi vida con normalidad.

—No tienes ni idea —respondí mirando mis manos— él nunca va a dejar de sorprenderme.

Angie abrió las bolsas y comenzó a sacar la comida, el olor a papas fritas y salsa de tomate lleno la oficina, llamando mi atención— Tenemos una hora para que me cuentes todo.

Dulce ChantajeWhere stories live. Discover now