Capítulo 11

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En todo el día no había visto a Emily. Estaba preocupado. No sabía qué le habría pasado. Pero, Vanessa un par de veces pasó por mi mesa con una sonrisa de oreja a oreja. Yo le daba un saludo moviendo mi cabeza, y ella se volvía loca. No entendía qué demonios les pasaba a las chicas, cuando les hacía eso. Era algo estúpido, pero aun así ellas se enloquecían. No paraba de pensar en Emily. Dónde estaría. Miré al grupo de Jack, quienes reían como locos. Sabía que si ellos estaban quietos, entonces ella estaría bien. Me levanté para ir al baño. Salí de la cafetería y entré al baño. En frente del baño de chicos está la puerta de las chicas, porque los dos están enfrentados. Al salir del sanitario, escuché risas que provenían del otro lado. Creí que solo eran chicas riéndose de estupideces. Pero en un momento, escuché: "¿te gusta la comida en tu cabeza cierto, niña pobre?" esas palabras, me pusieron muy furioso, mi cabeza iba a explotar. No comprendía ¿cómo era posible que en una maldita escuela existiera tanta maldad? Entré sin previo aviso, no me importaba que fuera el baño de mujeres, solo lo hice y ya. Vi a Ashley, Rebecca, Megan y dos chicas más rodeando a otra que estaba empapada en comida. No hacía falta mirar bien a aquella persona, sabía que era Emily. Quería golpear las paredes y tirar abajo esta maldita escuela, que torturaba a mi amiga.

-Ashley, déjala.- dije. Todas voltearon muy impactadas al ver a un chico en el baño de niñas.

-¡Taylor! ¿Qué haces aquí?

-¡Dije que la dejes!

-¿A esta?

-¡Déjala!

-¿Y a ti que te importa ella?

-¡MALDITA SEA ASHLEY DÉJALA! ¡ANTES QUE ME SAQUE DE QUISIO!- grité tan fuerte que las demás chicas se alejaron de Emily. Menos claramente Ashley.

-Si no ¿qué?- prácticamente, jamás le había tomado cariño a mi exnovia, pero más que nada rencor y más en ese momento en que la vi maltratando a Emily. Me acerqué a ella tomé su remera y con mi fuerza la levanté unos centímetros del piso.

-Nunca me conociste enojado ¿Ahora quieres hacerlo?

-¡Suéltame! ¿Qué demonios te sucede? Eres un malito cerdo.- la solté.

-¡Vete!- me miró muy sorprendida- ¡Vete!- aún no salían del baño- ¡QUE TE LARGUES!- furioso. Todas salieron corriendo dejando a Emily llena de comida en la cabeza. -¿y ahora por qué esto?- pregunté. Ella rio sarcásticamente.

-Me defendí. Es todo.- le sonreí. Abrí la llave del agua y comencé a limpiar su rostro. Ella solo miraba hacia el suelo. Mientras intentaba quitarse la comida de su cabeza. Usé las toallas de papel, para limpiar el resto de comida que quedaba en su rostro. Cuando, vi por primera vez sus ojos verdes, sin ese maldito rojizo que interrumpía la belleza de aquel color. Luego su pequeña nariz y sus bellas mejillas tan lisas y suaves. Hasta que encontré los labios más bellos que nunca antes había visto. Me perdí entre tanta belleza luego la miré a los ojos nuevamente, pero esta vez esos cristales color verdes no miraban al suelo si no a mí. Quedamos unos segundos mirándonos como si fuese lo único que importaba en aquel momento. Ella sonrió, pero no fue su típica sonrisa obligada, fue una real, una sincera. Y de su boca salió el precioso sonido de su voz diciendo algo que a mi corazón lo hizo estallar de alegría.

-Te necesito...

TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora