Capítulo 24

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En la cafetería, hablábamos de todo tipo de cosas. Intenté buscar a Emily. Pero la verdad estaba cansado de acercarme a ella, quería que por una sola vez ella se acercara a mí. Así que solo quedé allí sentado hablando con mis amigos de idioteces como era costumbre. Pero la espera me volvía loco, necesitaba a esa chica a mi lado en aquel momento, entonces, me levanté y fui a buscarla. Solo caminé un par de metros y ella estaba caminando hacia mí.

-¿Buscándome?

-No, fui por una soda.-respondí.

-Ajá claro.

-De acuerdo sí, te estaba buscando. Lo admito.

-Era obvio.-reí.-Es que me amas tanto que no puedes vivir sin mí.-burlándose.- Pues necesitas de mi bella presencia, para poder ser feliz. Y sé que en este preciso momento deseas besarme y apretujarme todo, porque las ganas te están volviendo loco. Esa tentación corre por tus venas, pero no sabes si me molestaría que lo hicieras frente a todos o no. Te preocupa lo que yo pueda llegar a pensar, porque temes perderme. Y si llegaras a perderme, estarías completamente...-y como ella lo dijo, la tentación corría por mis venas. Entonces la besé frente a todos, sinceramente me importaba si la llegase a perder por culpa de aquel beso, pero no pude resistirme a sus labios que se movían al compás de su voz. Temía que se enojara conmigo, pero al parecer no le importaba, pues se notaba que ella disfrutaba del aquel beso tanto como yo lo hacía. Hice lo que ella dijo que deseaba hacer, la besaba y la apretujaba toda contra mí. Luego, nos separamos, pero solo unos pequeños centímetros. Ella me miraba con una sonrisa, y con sus bellísimos ojos verdes que me hipnotizaban como era de costumbre. Era perfectamente hermosa y no podía dejar de mirarla ¿Dónde había estado toda mi vida?

-De tras de ti en clase de literatura.-dijo como si leyera mi mente. Pero no lo había hecho, pues acababa de preguntárselo.

-Te amo.- dije. Ella sonrió y luego siguió su camino dejándome a mí mirando la nada. Volteé y ella estaba guiñándome el ojo. Luego miré a los que estaban sentados en la mesa, que estaba a un lado de nosotros, justo cuando yo decidí besarla. Ellos me miraban algo sorprendidos, e incómodos.- ¿Qué onda?-dije algo avergonzado y fui a sentarme con mis amigos.

Cuando llegué, Jerry me miraba con una sonrisa picarona. Yo me senté junto a Michael.

-Creo que ese fue el beso, más ardiente que vi en mi vida.-comentó Richard. Entonces comencé a reír- Yo también quiero uno así.-lo miré molesto.-Era solo una broma.- y todos reímos.- ¿Cuándo nos la vas a presentar?

-Cuando ella quiera que lo haga.

-Creo que en esta "rara relación" que ustedes llevan, la va a llevar tu chica, amigo.-dijo Jerry.

-Sinceramente no me molesta en absoluto.

-Claramente que no debe molestarte, que yo lleve esta no relación Taylor.-Emily apareció de la nada sin ser esperada por nadie. Todos la miraron, muy sorprendidos, menos yo. Estaba completamente feliz de verla allí. Ella me miraba con una sonrisa. Mientras yo reía ante su comentario.

-Por supuesto que no.-nos sonreímos. Yo me paré y me puse a su lado.-Chicos, me enorgullezco en presentarles a Emily, mi amiga. Emily, ellos son Jerry mi mejor amigo. Michael y Richard, mis cómplices de la vida.

-Mucho gusto.-ni si quiera los miró.

-Siéntate. Haznos compañía "amiga" de Taylor.

-Claro.- se sentó junto a Jerry dejándome solo con Michael.

Mientras nosotros hablábamos, ella solo estaba callada con una sonrisa mirando su plato mientras comía. Cuando decíamos estupideces ella reía con nosotros. En un momento dijo que iría al baño. Dejó su bandeja de comida en la mesa y se fue, dejándonos solos a mí y a los chicos. Pero mientras nosotros matábamos el tiempo hablando de fútbol, ella no apareció en ningún momento. No me había dado cuenta hasta que Richard preguntó por ella. Yo me preocupé e imaginé lo peor. Que Jake o alguien más, nuevamente la estaba molestando. Miré hacia la mesa de Jake y él se encontraba sentado hablando con su novia muy tranquilos. Luego busqué a Ashley porque ella también maltrataba a mi amiga. Pero ella y sus supuestas amigas estaban sentadas. Lo único que me quedaba por pensar era que ella se había ido por cuenta propia. Eso significaba que no quería estar con nosotros. Aun así me preocupaba que alguien más la estuviera molestando. Aunque mis amigos me dijeron que no me preocupara, me levanté y fui a buscarla. Era cierto, parecía su guardaespaldas, pero la cuidaba pues además de que la quería con mi vida, si algo le llegase a pasar yo me moriría. Porque; mato y muero por ella.

Fui al baño de mujeres preguntando si alguna de las que estaba allí la había visto. Ninguna la vio. En el sanitario no estaba. Luego sin que yo quisiera que pasara, sonó la campana. Todos salieron de la cafetería y fueron a clases. Me imaginé que ella también iría, entonces tranquilamente me fui con mis amigos.

Estaba un poco preocupado, no presté en ningún momento atención a las explicaciones del maestro de Química. Sabía que eso me perjudicaría más adelante, pero tampoco me importó. Sonó la campana y todos se fueron.

Esa tarde tenía entrenamiento, quería faltar, pero como el señor Ashton aún no aparecía en ninguno de mis partidos necesitaba entrenar duro, para que me diera la beca. Fui con Jerry a los vestidores. No paraba de pensar en ella. Ya estaba cansado de que nunca me explicara lo que le sucedía, y que desapareciera siempre. Me molestaba que solo tuviéramos pequeñas charlas y luego ella se esfumara hasta el día siguiente. Emily era todo un misterio. No podía entenderla. Todo un mes, o más estuve tratando de entenderla, pero era complicada.

En el entrenamiento, Le blanc, seguía siendo nuestro entrenador, pues no entendí cómo comprobó que la foto estaba trucada, aunque era completamente real. Ashley admitía que, sí lo había hecho con él, pero solo a nuestros compañeros. Pues con los superiores decía todo lo contrario.

Esta vez Le blanc me presionaba más para que mejorara, pues yo era uno de sus mejores jugadores. La práctica estuvo dura, demasiado. Terminé completamente agotado y lleno de lodo. Bebí en dos segundo treinta litros de agua. Mientras todos iban a los vestidores yo estaba tirado en el piso, destrozado. Estuve a punto de levantarme, pero el entrenador me dijo que hiciera cien abdominales y cuando terminara, fuera a darme una ducha. Eso fue un golpe bajo. Él contaba mientras yo sufría. Me decía "Si quieres llegar lejos, debes ser fuerte y duro como una roca. No tienes que romperte nunca. No quiero que mi mejor jugador sea una niña chillona, ni un marica ¡Deja de quejarte y sigue! ¡Vamos solo te faltan cuarenta más!" El sujeto me gritaba y pedía más y más, yo estaba liquidado. Al terminar, me envío a las duchas y me dijo "es todo por hoy, nos vemos en el próximo entrenamiento" y se fue.

Yo caminaba rengo hacia los vestidores, sabía que no podría moverme por bastante tiempo. Solo me recosté en una banca mientras que todos hablaban y hacían bromas entre ellos. Jerry apareció, me dijo que ya se tenía que ir. Entonces nuevamente quedé solo. Fui a ducharme, jamás había sentido tanto dolor en mi vida. Estaba exhausto. Luego de la ducha, me vestí y guardé mi uniforme en mi bolso. Salí de allí.

Cuando llegué al estacionamiento, no esperaba encontrarme con nadie. Pero noté que había alguien apoyado contra mi auto, me acerqué y era nada más y nada menos que Alison, la chica con la que había salido hacía unas semanas. Ella me miraba seria. Temí que me preguntara qué había pasado, por qué no la había llamado. La saludé desde lejos con mi mano.

-¿Qué onda?-dije seguro.

-Solo vine a decirte algo.- la miré, abrí la puerta trasera de mi auto y metí el bolso.

-Suéltalo.- me miró seriamente.

-¿Recuerdas esa noche en la que... tú sabes, tuvimos sexo?-la miré confundido, obviamente lo recordaba.

-Claro.

-Bueno... resulta que... tengo un retraso, Taylor.- Mis ojos quedaron completamente blancos, mi respiración quedó quieta. Claramente no podía respirar. Quedé en silencio total. –Taylor, tú sabes que no vendría aquí si no fuese por algo importante. Porque solo quería una noche contigo. Solo una noche, no esperaba nada más de ti aparte de eso....

-¡Espera! Eso fue hace unas semanas atrás ¿Estás segura que con el último que tuviste relaciones fue conmigo?-le interrumpí.

-Sí. No hubo nadie más, después de ti.

-¿De cuántos días estamos hablando?-suspiró.

-Diez.-Ella me miró, entristecida.- ¿Usaste protección?- Trataba de recordar, de pensar. Intentaba todo para que esto no me estuviera pasando a mí, justo a mí.

-No lo recuerdo ahora. Pero, yo siempre uso condón. No hubo una sola vez en la que no lo usara.

-Mira Taylor. Iré a comprarme un maldito test de embarazo. Espero que de negativo. No quiero arruinarte la vida. Ni yo la mía. Así que más te vale que te pongas a rezar.- y comenzó a caminar. Aunque me dolió en el alma lo que estaba a punto de hacer, la detuve.

-Alison...-suspiré- si llegaras a estar embarazada, no te dejaré sola, te lo prometo, cuenta conmigo. Yo me haré cargo. Después de todo soy el padre.- ella asintió con una mirada entristecida.

-Gracias.-y luego se fue.

TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora