Capítulo 22

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Estuve toda una semana sin saber nada de Emily. En clases al igual que esos últimos días no paraba de pensar en ella ni un solo segundo. Sabía que las cosas se habían puesto mal. Fue difícil al parecer, tanto para ella como para mí. Estaba desanimado. Solo quería volver el tiempo atrás y no ir a esa estúpida fiesta. Pero a la vez yo no sabía que ella estaría en la biblioteca esperándome.

Me sentía un idiota un completo idiota. La situación estaba peor de lo que imaginaba. Me di cuenta, al día siguiente de aquella noche, de una sola cosa; ella jamás me había pedido que la llevara devuelta a su casa, jamás lo haría. Pues odiaba ese lugar con su vida. Comprendí, que tal vez la perdí. No sabía cómo ni por qué pero, la había perdido. Eso me destrozó. Era un completo imbécil. Todo se había acabado. En ese momento, aunque me dolió admitirlo después de tanto tiempo, supe que estaba completamente enamorado de esa chica y que al verla bajar de mi auto esa noche, sin que yo se lo hubiera impedido fue el peor error que cometí en mi vida. Pues ella quedó allí esperando a que dijera algo a que impidiera que ella bajase. Y yo solo dejé que se fuera sin decir una sola palabra

En el receso, fui a buscar mis libros para que luego me pusiera a estudiar, pero sinceramente no quería hacer nada. No tenía humor para nada, ni si quiera para hablar con mis amigos. Los evitaba en cada momento. Luego sonó la campana y aunque mi deber era entrar a clases, solo dejé que todos entrasen. Mientras los pasillos estaban vacíos yo caminaba, deambulando, sin pensar en las consecuencias. Hasta que los problemas estuvieron a punto de aparecer cuando, escuché a un par de profesores que se acercaban, me di cuenta de que si me atrapaban, y yo no tendría el pase para el baño, me sancionarían, y ese sería un obstáculo para la beca en la universidad. Comencé a correr, para que no me vieran. No sabía dónde esconderme. Pero sin que yo la buscara apareció la puerta de entrada hacia el sótano ¡Era un milagro! Entré sin dudar, bajé las escaleras hasta llegar al sótano. El lugar estaba completamente vacío, pero escuché un pequeño sollozo que venía debajo de las escaleras. Me acerqué y se notaba a alguien abrazando sus rodillas, mientras lloraba. Noté que ese alguien era Emily. Luego descubrí algo que me temía a su lado. Suspiré decepcionado al notar una navaja en el suelo. Pero lo extraño era que no había sangre.

-¡Emily!-dije ella levantó su mirada.

-¡Vete!-gritó ahogada en llanto

-¿Qué sucede?

-¡Lárgate Taylor! ¡Desaparece de mi vida!

-No entiendo ¿Qué es lo que pasa?

-¡No quiero verte nunca más! ¡El peor error de mi vida fue acercarme a ti! ¡Lárgate!-Esas palabras fueron tan duras, para mí como para ella

-Pero... ¿qué fue lo que hice?

-¡Déjame en paz Taylor White! ¡Hazle un favor al mundo y olvídate de mí!

-¡Emily!

-¡Largo!- dijo llorando desconsoladamente. Yo quedé allí parado mirándola. No quería moverme de ahí, solo necesitaba abrazarla y estar a su lado. -Vete.-dijo suavemente. Fui hacia la escalera y puse mi pie en el primer escalón. Mis ojos por primera vez se llenaron de lágrimas. Cuando pensé; "si sales por esa puerta, tal vez sea la última vez que veas a esa chica hermosa, que a pesar de lo loca e inentendible que sea, la amas con tu vida y lo que querías hacía un mes atrás está justo en el mismo lugar que ti. Ella lo estuvo todo este tiempo. Y si decides irte y dejar a la persona que por primera vez amas, serás un maldito cobarde toda tu vida." Retrocedí y fui a donde ella estaba.

-¿Sabes qué? ¡No me iré! No puedo dejarte así, no debo.- ella alzó su vista mirándome completamente confundida.- Es que... eres lo mejor que me paso en la vida Emily Parker y te guste o no, yo te quiero conmigo, te necesito conmigo. Necesito que estés a mi lado cada momento de cada día. Porque me enamoré de ti, desde el primer día en que te vi, desde el primer día en el que decidiste elegirme como tu amigo.- ella lanzó una risa sarcástica, mientras miraba el suelo muy molesta. Luego me miró furiosa.

-¡¿Y entonces por qué Carajos lo hacías?! ¡¿Por qué demonios lo hacías?! ¡Los dos sabíamos lo que sentíamos el uno por el otro sin decírnoslo!...-gritó molesta.- ¡¿Crees que es fácil ver al chico del cual te enamoraste revolcándose con otras chicas?!... ¡¿Crees que yo disfrutaba viéndote con esas infelices en tu cama o en donde fuera?! ¡Odiaba cada maldito momento en el que coqueteabas con esas desgraciadas! ¡Odiaba viéndote hacerlo infelizmente solo porque tienes una estúpida reputación que demostrar!... ¡¿Si tanto me querías, entonces por qué me hacías sufrir tanto?! ...¡¿Si tanto querías protegerme entonces por qué me lastimabas?!- gritó llorando.

-¡No lo sé!-Grité molesto.- No lo sé...-me senté en el suelo totalmente confundido, y rendido. Me tapé el rostro. Toda mi maldita vida me la pasaba quejándome por vivir la misma idiotez todo el tiempo y ni si quiera era capaz de cambiar aunque sea un poco. Solo hacía lo que otros pensaban que yo hacía. Vivía una mentira.-Lo siento.- dije sin fijar mi vista en ella.

-Eres un idiota.- respondió, la miré y estaba secando sus lágrimas.

-Lo sé.

-Me alegro...- contestó. Quedamos unos segundos en silencio- ¿Y ahora qué?

-No lo sé.

-Creí que no tardarías tanto tiempo.

-Lo siento.- miró hacia al suelo mientras negaba con la cabeza, molesta.-Te amo.-dije inconscientemente. Ella me miró rápidamente a los ojos.

-Yo también te amo.- contestó dulcemente y nos sonreímos mutuamente.

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TaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora