Capítulo 25

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-Sabes tan bien como yo que es una trampa, Kushina.

-¡No pienso dejar morir a Naruto! ¡LO ESTÁ TORTURANDO, MINATO!

El rubio soltó aire en un siseo.

-Kushina. Sigue siendo una trampa.

-Minato seguramente tendrá razón, Kushina -intervino Kakashi, rascándose la barbilla a través de la bufanda.

-No puedo dejarlo morir... Es que no puedo...

-Nadie está diciendo eso. Tenemos que encontrar a Naruto, pero no podemos seguir sus reglas.

-¿Y qué haremos si llega la noche y no lo hemos encontrado? ¿Entonces qué, Minato?

-No tenemos que plantearnos esa posibilidad -sentenció Rin muy seria. -Kakashi, cuando fuiste al hospital, dijiste que ese tal Uchiha Sasuke se había ido, ¿verdad? -el peli-blanco asintió. -Podemos llamar a Obito. Quizá tenga alguna información.

Kakashi la miró un momento. Después asintió.

-No es mala idea.

.

Al final habían decidido ir ellos solos. Orochimaru, Kabuto, Kushina y Minato se habían quedado en la comisaría, intentando rastrear la llamada, revisando los papeles de Minato -no estaba de más asegurarse- y pensando qué hacer si llegaba la hora señalada. Aunque, técnicamente, no tuvieran ninguna.

Hacía frío. Estaba seguro de que poco faltaba para que empezara a nevar. Aquel había sido el invierno más frío que recordaba, y apenas acababa de empezar.

Kakashi se arrebujó en el abrigo, mientras Rin bajaba del coche con un anorak y una larga bufanda que casi le caía hasta el suelo.

-Lista. Perdona.

Kakashi negó con la cabeza, y ambos entraron en el hospital.

Como siempre, allí todo era un caos ordenado, como le gustaba describirlo. Un montón de gente corriendo de un lado a otro a toda prisa, sin tener realmente idea de a dónde iban o con qué si iban a topar.

-Perdone -se anticipó Rin, saludando al recepcionista con una sonrisa. -Nos gustaría hablar con el doctor Ishiyama Obito. -antes de que pudiera replicarles con alguna grosería, Rin le puso la placa en las narices, sin dejar de sonreír. -Tenemos prisa, gracias.

Entre refunfuños, el hombre cogió el teléfono e hizo una llamada.

-¿Por qué eres tan agradable? -ella se encogió de hombros.

-No cuesta nada ser agradable.

Kakashi soltó un gruñido, claramente divertido.

Cinco minutos después apareció Obito, vestido con un pijama verde cubierto de sangre.

-Espero que sea importante -refunfuñó. -He dejado una operación a medias.

-Es importante, Obito -le aseguró Kakashi. -¿Podemos hablar en un sitio más privado?

Obito les condujo a la azotea, el único lugar sin cámaras de todo el edificio, y le resumieron los acontecimientos lo más rápido que pudieron. Por supuesto, si solo hubieran querido información superflua por parte de Obito no les habría sido necesario contarle la historia. Pero, aparte de ser un buen amigo, querían todo lo que Obito pudiese tener.

-¿Uchiha Sasuke? Sí, me acuerdo de él, porque Naruto vino otra vez al hospital y me preocupé... Dios, ¿y le han secuestrado? -no les dio tiempo a contestarle; ya estaba agitando los brazos en el aire frenéticamente.

Sentencia(dos).Where stories live. Discover now