Capítulo 28

167 23 5
                                    

Sintió un golpe, como si le hubieran dado un puñetazo en el pecho. Pero mientras esa sensación de golpe se desvanecía, el dolor solo se intensificaba. Todas las emociones que antes se arremolinaban en su pecho, que parecían haberse calmado, estallaron en ese preciso instante como un maremoto, derribando cualquier muro que pudiera haber alzado dentro de él. Sentimientos que entendía, que no comprendía, que lo confundían. Todas esas cosas que no había sabido explicarse, lo que le confundía y rondaba una y otra vez... era aquello... ¿amor?

Itachi volvió a reírse. Su risa resonó entre las estancias vacías, rebotando contra los muros.

-¡Eres un libro abierto, hermanito! Siempre te lo he dicho.

Sasuke se echó a temblar inconscientemente. No podía olvidarse de lo que estaba haciendo, de lo que tenía delante. Su hermano. El asesino de su madre, de su padre. El que le había convertido a él en un asesino.

¿Pero cómo hacerlo, si no podía dejar de pensar en quién tenía detrás?

-No puedo creérmelo. Después de torturar y matar tanta gente, Sasuke... ¿qué tiene él de especial?

-Él... Él... -se le escapó una risita nerviosa. -¿Qué cojones importa? Ni siquiera lo sé. -se sorbió la nariz, apartándose las lágrimas de un manotazo. -Pero no vais a hacerle más daño. No mientras yo viva, Itachi.

Su rostro se ensombreció.

-Eso es fácil de solucionar.

Le apuntó con el arma y disparó. Cerró los ojos, esperando que el dolor llegara... Pero no lo hizo. Itachi le sonreía. A centímetros de su cabeza, había un agujero en la pared.

-Vamos. Sasuke, Sasuke. Se está muriendo. Seguramente ya esté muerto, con la cantidad de sangre que ha perdido. Olvídate de él. Vuelve conmigo. Con nosotros.

-Ya te lo he dicho, Itachi. -se rio. -No, más bien tú me lo has dicho. No voy a abandonarle. Incluso si eso significa que muramos ambos.

Antes de que su hermano pudiera reaccionar, Sasuke saltó contra él, placándole en el abdomen. Itachi soltó un gruñido, pillado por sorpresa, dejando caer el arma.

Se quitó a Sasuke de encima de un empujón, estirando la mano para intentar recuperar el arma. Sasuke volvió a saltar sobre él con más rabia, aterrizando sobre su espalda y propinándole un puñetazo en la cabeza. Itachi se revolvió, y pronto estuvieron dando vueltas, uno encima del otro, pegándose a puñetazo limpio.

Su hermano consiguió alcanzarle en plena sien, dejándolo aturdido unos instantes, que aprovechó para propinarle un rodillazo en el estómago. Sasuke gimió, intentado con uñas y dientes no darle la oportunidad de volver a por la pistola. Pero era demasiado fuerte, demasiado grande. Le dio un nuevo puñetazo en la barbilla, creando hueco suficiente para interponer la pierna entre ellos y lanzarlo lejos de una fuerte patada.

Gimió cuando su espalda golpeó la pared. Intentó ponerse en pie, con los músculos temblando. No lo consiguió: la herida de la pierna parecía palpitarle.

Alzó la cabeza, con un hilo de sangre corriéndole por las comisuras de los labios. Itachi le encañonaba. Su boca era una fina línea, le miraba con la rabia palpitándole tras los ojos. Supo que esa vez no fallaría el tiro. Sonrió.

-Siento lo que papá te hizo, Itachi. Pero tú ya no puedes quitármelo. No puedes cambiar lo que soy. Quién soy.

Itachi abrió la boca para replicarle, pero en lugar de ello, soltó un borbotón de sangre en una tos ahogada. Sasuke se llevó la mano a la cara, donde le había golpeado la sangre de su hermano, temblando. Lo observó con los ojos muy abiertos mientras la sangre se agolpaba en sus labios hasta derramarse y en sus ojos se desvanecía cualquier rastro de vida. Y con él, cualquier rastro de crueldad, de maldad, de ira.

Itachi se desplomó sobre él, con la pistola aún en mano. Sasuke soltó un grito, temblando, intentando quitarse a su hermano de encima. Lo miró con los ojos muy abiertos, como si aquello no fuera más que una pesadilla.

Levantó la cabeza, aún sin poder creerse lo que estaba pasando.

Naruto estaba allí, jadeando pesadamente, agarrando tan fuerte un trozo de cristal que la mano empezaba a sangrarle.

Antes de que pudiera asimilar lo que estaba pasando, el rubio también se desplomó.

.

Tardó un par de segundos en reaccionar. Incluso cuando lo hizo, temblaba. Su boca se movió, pero no consiguió pronunciar su nombre. Se lanzó contra él, sujetándolo con fuerza de los hombros.

-Naruto. ¡Naruto, eh, no! ¡No te duermas! ¡No puedes dormirte! ¡No puedes dejarme...!

Naruto sonrió. Sus labios apenas se movieron, pero sonreía. Sasuke podía verlo. Podía sentirlo. Apoyó su frente contra él, sonriendo también.

-Lo siento... -gimió el rubio. Sasuke negó con la cabeza.

-Me has salvado. No importa. No importa... -sollozó.

-Lo he oído, ¿sabes? -se rio suavito, como si la voz no le diera para más. Sasuke deslizó la mano inconscientemente, quitándole el cristal de entre los dedos. Le aferró la mano con fuerza. Estaba caliente y húmeda.

El moreno sonrió, intentando contener las lágrimas, en vano.

-Te quiero -susurró. Podía haberlo dicho Itachi. Podían haberlo visto mil personas, podían haberlo sentido hasta volverse locos. Pero no fue real hasta que uno no lo dijo, y supo por cómo latió su corazón que nunca sería más cierto. Tampoco fue totalmente real hasta que el rubio sonrió, apretando también su mano.

-Yo también te quiero.

Y supo, por cómo latió su corazón, que nunca sería más cierto.

-¿Sasuke?

El moreno abrió los ojos, como si despertara de un sueño. Por el brillo en sus ojos azules, supo que no lo había sido.

-¿Qué día es hoy?

Se quedó un segundo en blanco.

-Hoy es... jueves.

-Pero... ya son más de las doce, ¿no?

No estaba seguro. Pero por alguna razón, se vio obligado a mentirle.

-Sí. Sí, lo son.

El rubio sonrió.

-Entonces... hoy es mi cumpleaños.

El moreno parpadeó un segundo, para después soltar una risita.

-Pues me temo que no te he comprado nada -consiguió decir, a medio camino entre el tartamudeo y la risa.

-Pero... puedes darme un regalo.

El rubio sonrió. Sasuke tardó un segundo en pillarlo, pero cuando lo hizo, también sonrió. A pesar de eso, consiguió contener las lágrimas a duras penas.

"No te mueras, cabrón. No te mueras."

Se inclinó sobre él y lo besó con cuidado, sintiendo sus débiles latidos sincronizarse con los suyos.


Sentencia(dos).Where stories live. Discover now