Capítulo 5: "¡Carajo, no quiero esto!"

33.9K 2.1K 222
                                    

«Lo admito, me gustas».

«Sí, quiero ser tu novia».

«Te amo».


—Amelia.

Me drogaron.

—Amelia.

No me drogaron.

—Amelia.

Me drogaron.

—¿Amelia? —Algo toca mi mano.

No me drogaron.

—¿Jack? —pregunto, aún ida— ¿Eres tú? ¿O también eres una ilusión?

—¿Ilusión? Amelia, ¿estás bien?

—Sí. —Noto que el camarero sigue presente. Si uno más uno es dos, dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho, y ocho dieciséis. ¿A quién le toca saltar la tablita?... Sí, ya volví—. Quiero el platillo especial, por favor.

El hombre asiente y se retira.

—¿Segura que estás bien? —La mano de Jack aún está sobre la mía.

¡Por supuesto! Solo fue una alucinación terrorífica, nada más. Una muy real y muy terrorífica... Carajo, sigue ahí.

Esto no puede estar pasando, ¿en qué clase de agujero negro he entrado? ¿Es que los agujeros negros me odian? ¿Pero qué les hice? ¡¿Qué les hice?!

—¿Qué les hice? —murmuro mientras observo a la parejita que cena en la mesa de al lado.

—¿Qué? ¿Qué dijiste?

—¿Ah? —Me acuerdo de Jack—. Ah, estoy bien. —Exhalo—. Solo algo... algo... —Mis ojos se desvían a la mesa contigua por voluntad propia—. Hermosa. —Y con un vestido rojo pasión igual de hermoso, ¿será de diseñador?

Jack ríe y no entiendo por qué.

—Concuerdo, estás algo hermosa. —Sus ojos parecen haber absorbido la luz de las estrellas—. Aunque yo le quitaría el algo.

Bueno, agujero negro, después de todo sí te agrado tantito.

—¿Lo dices en serio? —pregunto y sonrío de manera soñadora y a punto de llorar de la emoción— ¿En serio crees que estoy hermosa?

—Hoy más que nunca. —Y mis pupilas son quemadas por el brillo de su sonrisa.

No me importa haber quedado ciega, igual no creo que me quede mucho de vida.

¿Será este mi regalo de Papá Noel atrasado? ¿Finalmente hoy es mi noche? ¿Finalmente montaré a este potro salvaje que tengo de amigo? ¡¿Finalmente?!

—¿Amelia?

—Claro que te montaré.

—¿Qué?

—¿Qué? —le imito la cara de tonto—. Le hablaba al caballo.

—¿Al caballo? —Mira a los lados, como si el animal estuviera presente— ¿De qué caballo hablas? —dice y me mira confundido.

—Al caballo que montaré en el futuro, estoy pensando en ir a montar uno más adelante.

—¿En serio? Tal vez podamos ir juntos.

—Claro. —Y no se me ocurre nada más para añadir.

¡Contrólate! Maldita sea, no me arruines esto. Amelia, no me lo arruines. Solo... respira. Y espera la propuesta. Pero recuerda, tranquila y sorprendida. Tranquila y...

¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora