Capítulo 7: "Deberían darme un aumento"

29.6K 1.8K 193
                                    

«Amelia, te tengo ganas».

«¡Yo igual!»

«Te te tengo ganas de dormir... creo que me contagiaste».


Enfermarme no fue tan malo, después de todo fui gratamente consentida por Jack. Venía a alimentarme, ver películas, hacerme masajes, bañarme. De acuerdo, lo último solo ocurrió en mi sueño.

En fin, fueron unas buenas vacaciones. Sin mi teléfono he podido disfrutar de la vida, del contacto humano, de los vibradores, de todo lo bueno que da este planeta... dentro de las paredes de mi departamento. Y ahora que estoy recuperada, con el tanque lleno de entusiasmo, me preparo para ir al trabajo.

Mañana viene el abogado así que tengo tiempo para mentalizarme con su llegada. Y espero, con todos mis órganos, que no sea el calvo pervertido, porque esta vez no me contendré y lo asesinaré. Como dije, estoy lista para matar.

Salgo del auto y me encamino a las puertas del edificio. Una vibración en las zonas bajas me detiene. Sonrío de alivio al recordar que se trata del celular antiguo de Susana que estoy usando hasta que vaya a comprar uno propio.


De: Príncipe Terminator

¿Salimos esta noche? Unos amigos quieren ir al pub nuevo.


—Por supuesto que no quiero ir —hablo mientras escribo—, no soporto a tus amigas bonitas que me ven como si fuera tu verruga de bruja, prefiero ir contigo a un hotel y tener sexo duro toda la noche... ¡Sí como no! —Empiezo a borrar.


Para: Príncipe Terminator

Claro, pasas por mí, te estaré esperando.


—Tonta, tonta, tonta —maldigo mientras me golpeo la cabeza con el teléfono.

Me tranquilizo, respiro profundo y pongo la frente en alto. Si he aceptado ir voy a asegurarme de no perder. Sí, yo puedo. ¡Puedo hacerlo, carajo! Merezco ser reconocida como la mejor amiga de Jack, y quien no quiera aceptarlo puede ir a quejarse con sus nalgas de silicona. ¡Yo puedo!

Bien, de nuevo estoy motivada, ahora a trabajar.

Tarareo la canción que estuve escuchando en el auto mientras avanzo por el pasillo, con ganas de ponerme al tanto de lo que me he perdido estos últimos días.

—Buenos días —saludo con mucho ánimo de camino a mi cubículo.

Nadie me responde, pero seguro están muy enfocados en sus artículos.

—Am —Susana se acerca apenas me siento.

—Hola. —Enseño una sonrisa amplia.

—¿Cómo estás?

—Recompuesta. —Enciendo la computadora—. Y lista para trabajar.

—Me alegro.

No suena alegre. Vuelvo a mirarla, esta vez con más detenimiento, y percibo tensión en su rostro.

—¿Qué pasa, Susana?

Antes de responder mira a los lados con cautela, y se acerca.

—El abogado vino antes —lo susurra.

—¿Qué? —me exalto.

Me pide que no hable tan alto, y me pongo aún más nerviosa por su comportamiento, como si le tuviera miedo a algo.

¿Me van a dejar hablar? [Presente MVDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora