Capítulo 10

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Multimedia: Unholy- Sam Smith ft Kim Petras

Narra Evil Liam

El dulce bamboleo de las tetas de Violet mientras la follo sobre la cama entra en mi campo de visión. Ella aferra los dedos a mi nuca y funde su aliento con el mío en un beso salvaje y necesitado, que nos empuja a ambos sobre un río de lava. Uno que nos altera el ritmo sanguíneo y nos incita a querer más de esto.

En algún punto de la tarde Violet se quedó dormida sobre mis brazos, después de dos orgasmos seguidos, por lo que decidí vestirla y regresar a casa con ella en mis brazos.

Noté que había sangre sobre mi pene cuando salí de Violet, así que la desperté y le pregunté si la había lastimado, la muy pervertida señaló que no y que la había pasado demasiado bien conmigo; después de eso volvió a quedarse dormida.

La traje a casa, la acosté en la cama y la dejé descansar.

Toda esta situación me llevó a pensar que tal vez la mocosa sí era virgen, aunque la verdad no pienso reparar demasiado en ello. No es asunto mío que ella no haya decidido entregar el coño antes. Me sorprende que el profesor no haya aprovechado todas las oportunidades que tuvo con ella.

Seguro el idiota es virgen también.

Ay, qué lindos los tórtolos, seguro planeaban llegar inmaculados al matrimonio. El profesorcete seguro lleva anillo de castidad y va todos los viernes a Vírgenes Anónimos, una asociación en la que recibe apoyo para su triste caso.

Me duché y me dirigí a mi despacho para intentar rastrear al intruso que había entrado en mis archivos, pero no encontré nada que valiera demasiado la pena. Salvo una dirección IP falsa de Alemania.

En cuanto la puerta de mi oficina se abrió, ella dejó caer su vestido de niña buena y trepó sobre mi regazo. En aquel momento me olvidé de todo y le metí la polla en cuanto me cercioré de lo empapada que estaba.

El resto es historia, la traje a mi habitación y empezamos a follar como locos. Ya perdí la cuenta de cuántas veces he entrado en ella y de la cantidad de gemidos que sus labios han despedido.

La estrecho contra mi pecho y meto la lengua en su boca, mientras agarro su trasero y la guío para que me monte al ritmo que quiero. Mi cuerpo arde, mis labios estallan contra los suyos y por alguna razón cursi y mierdera, deseo seguir teniendo más de esto.

Amaso sus pechos con fiereza y me prendo de sus labios una vez más, como si fueran una droga de la que no puedo apartarme mucho tiempo.

Acaricio su cintura y noto los moretones que Josh dejó en ella. Violet no hace ningún gesto de dolor por estar demasiado inmersa en el sexo.

La pasión nos consume y su aroma a fresas me embriaga, mientras ahueco su culo duro y deslizo las manos por toda su extensión. Todo en ella me desequilibra y adormece mis demonios. Por un momento absurdo me encuentro evaluando qué se sentiría estar con ella cada día, disfrutar de lo mucho que su carita me gusta y de lo bien que se siente meterle la polla cuando su canal está empapado.

Más que su ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora