Capítulo 17

7.8K 914 217
                                    

Nota: El domingo pasado iba a actualizar, pero la puerta de un carro me aplastó la mano y digamos que quedó bastante herida. Todavía no puedo mover bien uno de mis dedos, así que por esa razón no pude terminarles algo más largo. Me disculpo, gracias por la paciencia, chicas. 

Narra Evil Liam

Multimedia: I hate the Way- Sofia Carson

Durante el huracán

Si me hubieran dicho que esta noche iba a terminar así, probablemente hubiera preferido encerrar a Violet en mi cuarto y follarla hasta que dejara de protestar. Pero no, yo tenía que hacerles caso a sus caprichos e irme al dichoso apartamento a buscar al estúpido perro malcriado. Por poco no libramos el puto camino de regreso a casa, la tormenta ametralló mi auto a todo lo que daba y Violet no dejaba de gritarme al respecto. El agua nos impedía avanzar con fluidez.

Lo positivo de todo esto fue que la dichosa niñera que contratamos para el perro, no se murió y la loca de la mamá de Violet se fue del departamento. Ojalá la parta un rayo por impertinente.

Bajamos del auto completamente empapados y ella me obliga a ponerle un paraguas a Romeo para que no se moje, ni siquiera le importa que ambos estemos a un paso de sufrir neumonía.

—¡Sostén el paraguas bien, no quiero que Romeo se moje! —gruñe cuando ve que agarro la varilla de mala gana.

Está lloviendo a cántaros y los relámpagos resuenan sobre el cielo, dibujando sombras siniestras sobre los charcos que hay en la tierra; a pesar de todo esto, Violet es capaz de detectar que no me interesa en lo más mínimo que el pulgoso no se empape de agua.

—Lo estoy sosteniendo, pero no sé si te das cuenta de que está lloviendo y el tubo de aluminio está resbaloso. Hago lo que puedo doña mandona que sólo sirve para renegar.

Ah, y no está de más decir que no sólo estoy tapando al perro; sino que también lo llevo cargado y este no para de gruñir contra mi pecho. No demora en morderme si esto sigue así.

—Ni se te ocurra morderme, porque te voy a achicharrar las bolas cuando duermas. —susurro contra su peluda oreja.

—¡Grr! —responde el consentido de mierda.

—¿Otra vez estás asustando al niño? —ruge Violet al instante. —Déjalo en paz, Liam, sólo está estresado por la tormenta.

Y a mí que coño me importa que el perro se esté cagando de miedo.

No sé en qué puto momento se me ocurrió poner un jardín tan amplio antes de llegar a la entrada de mi casa.

—Yo no estoy asustando a nadie, no es mi culpa que tu amado pulgoso sea un cobarde llorón.

—¡Grrr! —retumba contra mi pecho. Sus dientes están asomados y adopta una postura intimidante. —Grrr, guaf, guaf.... Grrrr.

—Tranquilo Romeo, adorado, no te va a pasar nada cariño. —Estrujo al perro de forma que este no pueda moverse a pesar de que se retuerce enojado. Probablemente le esté cortando la respiración por unos segundos, pero es lo que se merece por ser demasiado fastidioso.

—Presiento que lo estás lastimando con ese intento de abrazo, suéltalo mejor, yo lo llevaré.

—Te enfrentaste a Josh hace unas semanas, sigues herida, por muy insoportable que este perro sea no tengo más remedio que llevarlo.

Oh, genial, lo que me faltaba, sigo demostrando que la estúpida alumna fastidiosa me importa.

¿Qué sigue?

Más que su ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora