Capítulo 65

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No me despertó nada. Simplemente me desperté por mi reloj biológico. Lo primero en lo que pensé nada más despertar fue en lo bien que había dormido. Y después cuando ya abrí los ojos y ví una cabeza peliblanca salir de entre las sábanas, me acordé de todo lo demás.

La luz que atravesaba las cortinas iluminaban a Jack que dormía plácidamente de espaldas a mí desnudo, con tan solo unos gayumbos, al igual que yo. Me incorporé en la cama para acercarme a Jack y comprobar que estaba dormido. Con cuidado y miedo a despertarlo toqué su hombro empujando hacia abajo. Jack se dejó mover colocándose boca arriba. Intenté contener la risa, Jack parecía un muerto.

—Jack... — susurré.

Jack no se movió ni un centímetro.

—Jack... — volví a decir mientras le acariciaba la mejilla con la mano izquierda.

Jack realizó una mueca con la cara.

—No quiero... — dijo con los ojos cerrados.?

Por un momento pensé que estaba despierto, pero pude comprobar que me equivocaba al ver que no se movía y su respiración era muy suave.

—Jack...

—No más... — respondió.

—¿No más que?

—Alubias...

Ahora sí, intentarlo fue inútil. Solté un carcajada. Jack estaba dormido y aun así me contestaba en sueños. Me sentí privilegiado por poder ver aquello, no creía que mucha gente pudiera ver a Jack de aquella manera.

Sentí la necesidad de plasmar aquel momento. Pero una foto me parecía demasiado cruel, así que decidí hacer un dibujo. Me bajé de la cama y como tenía frío, lo primero que hice fue buscar mi ropa por la habitación que estaba desperdigada por todas partes. Una vez vestido (Y no de conejo) Busqué en el escritorio de Jack un papel y un lápiz. También cogí una carpeta para apoyar allí el papel, y sentandome en el borde de la cama, comencé a dibujarlo.

Parecía un ángel. Con ese pelo y piel blanca, la luz que le iluminaba y encima que estaba desnudo... Solo le faltaban unas alas. Hice bailar el lapicero sobre el papel, trazando cada línea para intentar reflejar la paz que transmitía Jack. No pude evitar sonreír. Con tan solo mirarlo en aquel momento sentía alegría, alegría por estar con él, porque fuera mi novio. Podría tirarme toda la mañana mirándolo dormir y dibujandolo mientras pensaba en lo mucho que le quería, pero en cuanto terminé el dibujo decidí dejarlo tranquilo.

Detrás del dibujo escribí: Eres todo un bello durmiente. Te he visto, y mi alma artística ha querido dibujarte en todo tu esplendor. No te lo voy a negar, estas realmente guapo cuando duermes, y creo que me he enamorado aún más de ti al verte así. Ah, por cierto. Creí que te gustaban las alubias. Pero al parecer me equivocaba... Quizás estabas empachado en sueños... No lo se.

Lo dejé sobre la almohada en el mismo sitio donde había dormido y me fuí de la habitación. Eran las 10:30 de la mañana como me había indicado el reloj de la mesita de noche de Jack antes de salir de la habitación, y bajé las escaleras esperando encontrarme con alguien en la planta de abajo. En cuanto comencé a bajar las escaleras, oí la voz de Andrea proceder de la cocina, y allí me dirigí.

Oscar y Andrea se quedaron mudos en cuanto entré en la cocina mirándome como si les hubiera pillado hablando sobre mí a mis espaldas. Después de tres segundos en silencio Andrea sonrió y Oscar habló.

—¡Buenos días! — dijo enérgicamente.

—Buenos días.

—¿Qué tal ha dormido nuestro huésped? — preguntó.

Tú decidesWhere stories live. Discover now