Capítulo 4: Falsedad.

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Era una casa grande, en ella vivían Natalia y su esposo Jorge, Jorge era el alguacil del pueblo, todos lo respetaban y lo miraban como un ejemplo. Ante los ojos de todos Natalia tenía la vida perfecta, siempre sonriente y alegre, pese a lo que pasara, mantenía una actitud positiva, los amigos de Jorge le comentaban que era un hombre envidiable, pues su esposa no solo era una mujer muy bella, sino muy positiva.

Pero solo ellos sabían lo que era realmente su vida, pues Jorge era un hombre celoso e impulsivo, y cuando veía a Natalia conversando con algún hombre, por muy insignificante que fuese, le llamaba la atención.

— ¡¿Tengo que recordarte quien manda en esta casa?!—.

—No, por supuesto que no—ella le temía.

Jorge le había dado una bofetada antes, y ella se había encogido de hombros asustada. No quería hacerlo enojar, algunas veces pensaba que quizá ella tenía la culpa por lo que pasaba en su casa.

Zoey y Julia trabajaban con ella, en una pequeña oficina, fue allí donde se conocieron, frente a ellas, Natalia se olvida de los problemas en casa, era como volver a ser libre por lo menos por un instante.

Pero no paso mucho tiempo para que Julia y Zoey se percataran de su secreto, ambas se indignaron, pero a Natalia le molestaba que le dijeran que hacer con su problema, y lo minimizaba, o simplemente se molestaba si hacían algún comentario sobre su marido, así que dejaron de hacerla entender.

—Entonces ella es tu amiga Katherine—confirmó Natalia a Julia.

—Vaya, quién diría que se encontrarían justamente aquí—comentó Zoey.

—Es verdad. Saben me alegre de volverla a ver, aunque no en las condiciones que esperaba—Julia sintió pena por su amiga.

Katherine había pasado una larga noche, poco durmió pues no dejaba de pensar en su situación, tenía un vacío en su interior, la confesión de Frank la dejó deshecha, pues aunque sabía que su matrimonio no estaba nada bien, y en trámites de su divorcio, le dolió que estuviese con otra mujer, y más porque lo quería.

"Sé lo que debo hacer" Pensó para sí misma, su mirada estaba triste y resignada.

Frank bajo a desayunar con su hija, en el comedor se encontraba su padre, y su madre, quién se estaba recuperando satisfactoriamente.

— ¿Y Katherine?—dijo Sara.

—Aquí estoy Sara—respondió ella, estaba bajando detrás de su marido.

A simple vista parecían una pareja perfecta, Sara les pidió a ambos que salieran juntos, ella quería verlos contentos, tal y como se sentía ella. Pues su instinto de madre se dio cuenta como ambos se habían distanciado.

—Frank, cariño. Por qué no le enseñas el pueblo a Katherine, así pasaran tiempo juntos, Cony puede quedarse con nosotros—le pidió Sara.

—Tu madre tiene razón, salgan los dos solos—la apoyó su esposo.

Ninguno de los dos estaba de acuerdo, lo que menos quería Frank era pasar tiempo con su esposa, y ella, ella se sentía incomoda y despreciada por él, eso aumentaba el dolor en su corazón.

Zoey vive en una granja, su esposo es Dominic, un granjero humilde pero de buen corazón, en la mayoría de las veces, él atiende a su pequeño hijo, Aníbal, pues Zoey no siente ese instinto de cuidarlo, sino todo lo contrario, Dominic, la ama a pesar de sus arranques de libertinaje, solo tiene ojos para ella.

—Aníbal necesita que lo cambien—le comenta Dominic.

—Pues cámbialo tú, a mí se me hace tarde—Zoey sale sin más de su casa.

—Parece que papá te cambiará—le dice cariñoso a su pequeño de un año.

Julia intenta salir temprano de su casa pues se le ha hecho algo tarde, ella vive con su novio, Roberto, él es muy atento con ella, siempre disponible.

—Amor me tengo que ir, te veo en la noche—se despidió Julia.

— ¡Prepararé la cena!—alcanzó a decirle Roberto.

Frank y Katherine salieron de la casa, la pequeña Cony se quedó con sus abuelos, los tres los despedían con una sonrisa, ellos disimularon.

— ¿Ha dónde quieres ir primero?—le dijo Frank tranquilamente.

—No importa, donde quieras tú—respondió sin ganas de pelear.

—Kate, no quiero pelear de nuevo—le advirtió él.

—No estoy peleando contigo, solo me da igual—le confirmó sin voltear a verlo.

Frank la miró de reojo, y continúo conduciendo. La llevó a ver un evento que se presentaba en el acuario, Katherine se distrajo por un momento, los peces eran tan hermosos, el show de focas le robó algunas risas, pero al terminar regresó a su triste realidad.

Natalia llegó media hora tarde a su casa, había tenido mucho trabajo en la oficina, cuando entró, Jorge la estaba esperando, le pregunto el motivo de su retraso, ella sin temer le dijo la verdad, pero él no estaba conforme.

La tomó del cabello, la amenazó con golpearla si volvía a llegar a esa hora, ella sintió miedo, interpuso sus manos para que no la golpeara.

— ¡No por favor no me pegues!—le pidió sollozando Natalia.

El Último ViajeWhere stories live. Discover now