Capítulo 18: Obsesión.

7K 428 19
                                    

Era un evento de beneficencia, personas de dinero, todos vestían elegantes, él no se imaginaba ver a alguien así, una chica tan diferente a las que había conocido, su pelo lacio y castaño, sus ojos café oscuro, tenía un atuendo rojo fuego, ella parecía no sentirse cómoda con las personas, aun así acompañó en todo momento a su padre, un prestigioso empresario, Ricardo Miranda.

Por un momento su padre se apartó para hablar con unos colegas suyos, sabía que a su hija le incomodaban un poco, ella se quedó en su mesa, fue cuando él se le acercó por primera vez, era un joven bien parecido, ojos azul claro, cabello negro y corto, educado como los que rara vez conoces.

—Buenas noches señorita, ¿puedo sentarme?—.

—Sí, claro—respondió amable ella.

Sin perder tiempo el joven se presentó, Lucian Donovan era su nombre, tenía una hermosa sonrisa que hizo que ella se sonrojara, al contemplarla tan bella, delicada, la comparó con una flor y él quería ser el dueño de esa flor. Pero el corazón de Adriana ya tenía dueño, un joven sin grandes aspiraciones, humilde pero trabajador, solo que él se encontraba de viaje por su trabajo, él era fotógrafo.

Pese a que su amor no podía estar allí, ella lo tenía presente en su corazón, y solo podía ver a Lucian como un amigo, pues además solo esperaba el regreso de su novio para poder casarse, se habían comprometido.

Al saber esto, los anhelos de Lucian decayeron, no podía buscar algo más con una chica que no le prestaría la más mínima atención, así que se limitó a verla como una amiga, pues después de todo le agradaba su compañía, y era mejor una amistad que nada.

— ¿Entonces te vas a resignar tan fácilmente?—le señaló su amigo Marcus.

—No puedo luchar contra el amor, Adriana esta... enamorada, se nota cuando se expresa de él, sus ojos brillan—Lucian estaba desilusionado.

—Amigo, tu eres tonto... ¡Que te importa si está enamorada! Él no está en la ciudad, la oportunidad perfecta para conquistarla, el "amor" es pasajero, si lo sabré yo. No tienes que resignarte—Marcus le dio ánimos y su apoyo.

La bella Adriana se encontraba en su alcoba, su casa era una gran mansión, le gustaba pasearse por el jardín, ver las flores por la mañana acompañadas de la brisa fresca, su novio le había llamado, y ella sentía que el corazón se le salía cuando lo escuchaba, no era necesario verlo para saber que lo amaba, pero si lo extrañaba mucho, ella le contó sobre el evento, y el caballero que conoció.

—Se llama Lucian Donovan, es el nieto de Henry Donovan, uno de los mejores ingenieros retirados, está trabajando para Orión en la construcción de las nuevas viviendas—le relató ella.

—Parece un sujeto interesante—le dejó entre ver él.

—No más interesante que mi amor. Te extraño, ya quiero que regreses—se podía escuchar la nostalgia de ella al no poder tenerlo cerca.

—Yo también amor, sólo que esta vez será para estar siempre juntos—la voz de aquel joven sonaba emocionado.

Marcus le dio algunas ideas a Lucian de como deslumbrar a la bella Adriana, él se sentía algo estúpido por no saber qué hacer, pero llevó a cabo todo lo que su amigo le aconsejó, el primer paso era salir con ella.

Se dirigió a casa de ella, la invitó a comer como amigos, ella accedió, la llevó al restaurant de Marcus, allí tenían todo preparado, la música, la comida, el obsequio que Lucian le dio a la joven, pese a sus esfuerzos no lograron deslumbrarla todos los objetos, sino la educación del mismo Lucian.

Cuando regresó a su casa, su padre la observaba desde lo alto de su despacho en donde se encontraba, a él no le parecía que su única hija fuera capaz de comprometerse con un don nadie como consideraba a su futuro yerno, y verla llegar con Lucian le daban la esperanza de que ella recapacitara respecto a su futura boda.

El Último ViajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora