Capítulo 1.- No asumas. Pregunta.

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27 días habían transcurrido desde la primera vez que vi a la hermosa cajera de llamativos ojos verdes. Todos y cada uno de ellos se convirtió en dueña de mis suspiros y pensamientos. No dejaba de cuestionarme a mí misma si le gustarían las chicas para tratar de hablar más allá de su simple "¿Encontró todo lo que buscaba?" pero, tampoco quería hacerlo. Mi miedo a ser rechazada no me dejaba. Además mi radar gay decía que Lauren ­-según su gafete de identificación- no era #TeamVaginas.

Pero ahí estaba de nuevo. Formada en la caja número 12 del popular súper mercado de Miami, en un bonito y caluroso sábado por la mañana arrepintiéndome un poco por el conjunto de color negro que llevaba puesto.

Un simple paquete de papel fue lo que decidí comprar ese día, pues los días anteriores había comprado otras cosas igual de simples para evitar gastar más dinero del que debía y a la vez poder ver a mi cajera favorita.

La caja 27 era donde habitualmente ella atendía, pero los fines de semana se encontraba en la número 12. Y sí, tuve que aprenderme turnos, horarios y ubicaciones de la dueña de mis suspiros para no llevarme decepciones cada que visitara el súper mercado.

Vestida con aquel uniforme compuesto por una blusa color naranja con botones y un pantalón sastre de color negro, se encontraba realizando su trabajo la chica de penetrantes ojos verdes mientras yo la miraba fijamente desde mi lugar en la fila.

Su uniforme era holgado y no dejaba ver demasiado, pero la cajera tenía visibles atributos que no se podían ocultar.

Los primero botones de su blusa no estaban abotonados. Mi conciencia decía que no debía fijarme en ello, pero no pude evitarlo. Y Aunque realmente no se veía más allá de su blanca y brillante piel, mi imaginación empezó a volar.

- ¿Encontró todo lo que buscaba? -una dulce y rasposa voz se dirigió a mí sacándome de mis pensamientos. Asentí levemente.

Lauren pasó el código de barras del paquete de papel por el censor mientras me regalaba una sonrisa que me pareció más de simpatía que de cortesía. "Alucines míos, supongo"

La cajera habló para indicarme la cantidad a pagar. Extendí mi mano para darle el dinero y aunque quise buscar un contacto más allá que el micro segundo del roce de nuestro nuestros dedos, no pude encontrarlo.

En tanto Lauren recontaba el cambio que me daría para no comerte algún error -supongo- mi ticket se imprimía. Segundos después, la dueña de mis pensamientos lo retiró de la maquina impresora.

- Aquí tiene -tendió el ticket junto a las monedas.

- Gracias -dije tratando de retirar lo anterior mencionado, pero algo me lo impidió.

Baje la mirada a mi mano y me encontré con Lauren sosteniéndola con la fuerza necesaria para evitar quitarla.

-Una cosa más -levanté la mirada en cuanto esas palabras atravesaron por mis oídos. - No asumas. Pregunta.

Y sin más, Lauren soltó su agarre regalándome una sonrisa que, por el resto de la mañana, estuvo rondando en mi mente al igual que sus palabras.

* * *

- ¿Puedo contarte algo? -cuestioné a Dinah mientras yo amarraba mi cabello en una coleta. Dinah asintió mientras caminaba directo al estante de pequeñas pesas del gimnasio en el que nos encontrábamos. - ¿Recuerdas a la chica de la que te hablé?

- ¿La cajera? -Dinah tomó dos pesas para manos. Avanzó unos cuantos pasos para encontrase frente a un espejo y realizar su rutina de calentamiento. Esta consistía en hacer unas cuantas sentadillas con una pequeña pesa en cada mano.

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