Capítulo 13.- La persona que lo dice.

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Exactamente el día en que cumplía tres meses con la cajera, Lauren conoció a mi madre y a mi hermana.

— ¿Estás segura que quieres ir conmigo? —pregunté angustiada.

Mi mamá me pidió que fuese a cuidar de Sofía por unas horas. Yo estaba de vacaciones, por lo cual accedí. Le ofrecí a la ojiverde acompañarme, pensando que se negaría, pues yo en su lugar lo hubiera hecho, pero mi sorpresa fue cuando aceptó entusiasmada.

— ¿Tú estás segura de que quieres llevarme?

— Sí. Quiero llevarte, sólo me aseguro que no cambies de opinión.

La insistencia en que mi novia cambiara de opinión, era meramente por miedo.

Los padres de Lauren eran totalmente distintos a los míos. Los meses que llevaba de conocerlos, me hacían sentir como si me conocieran de toda la vida. Nunca me hicieron sentir incomoda, o me miraron con la intención de intimidarme. Al inicio me sorprendió, después me acostumbré.

La cajera me dijo que sus padres decían tener un instinto con las personas buenas y malas. Según Lauren, su papá decía que yo era increíblemente buena para ella, y su mamá era un tanto más sobreprotectora, pero jamás llegó a causarme miedo, a excepción de la segunda vez que la vi y me preguntó unas cuantas cosas.

— Estaré bien, Camila. Además estaremos con Sofí, tu madre la dejará con nosotras y seguido se va —explicó, tal y como yo lo había hecho en días pasados. — Pero entiendo si ya no quieres que vaya... Puede que sea muy pronto para conocer a tu herma... —la interrumpí.

— ¡No, no! Lo que sucede es que tengo miedo de que mi mamá sea muy dura contigo. Hay veces en que con el simple saludo hace sentir incomoda, pero es porque trata de cuidarme. Tengo miedo de que después de eso ya no quieras seguir conmigo.

— Eso no va a pasar. Aunque tu madre me disparara, no me alejaría de ti porque te quiero, y quiero quererte mucho tiempo más.

Sus palabras me reconfortaron y aunque quise creerlas, no pude hacerlo del todo, pero sí gran parte. Yo conocía a mi mamá, la cajera no.

— Bien. Vamos —la hice subir al auto para ir a la casa de mis padres.

— ¿Qué piensas? —quiso saber mi novia.

— ¿Quién es tu princesa favorita? ¿Te gustan los juegos de mesa como para jugarlos todo el día? Quiero estar segura de que mi hermana y tú congeniarán.

Era gracioso que yo estuviera más nerviosa que Lauren. En ocasiones tenía la duda sobre cómo la cajera podía ser tan confiada en situaciones que a la mayoría de las personas les daría pánico.

— Voy a estar bien, Camila —me aseguró mientras arreglaba su cabello.

— ¿Cómo puedes no estar nerviosa?

— Te tengo aquí.

Su respuesta me bastó para mantenerme relajada todo el trayecto.

— ¿Lista? —me hacía gracia escuchar las palabras salir de mi novia, cuando debía ser al contrario.

— ¡Ya, ya! Todo saldrá bien —exhalé.

Tomé de la mano a Lauren. Me gustaría decir que fue para darle apoyo, pero mentiría. La verdadera razón era para sentirme segura de cruzar la puerta de la cómoda casa de mis padres.

Di dos golpes en la puerta. Segundos después mi madre apareció.

¡Hola, hija! —habló en español.

¿Qué tal mamá?

Hubo un silencio. La persona que me trajo al mundo, miraba a Lauren, sin decir nada.

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