Capítulo 7.- Confianza.

9K 577 340
                                    






Después de casi dos semanas de probar por primera vez los labios de Lauren, mi necesidad de estar con ella había aumentado. En esos días nos habíamos besado al menos cinco veces.

Me gustaba tener sus labios mezclándose con los míos. Eran suaves y gruesos, y cuando utilizaba gloss sabor sandía era como probar el mejor dulce.

Si mi vida con Lauren fuera como el programa de Dora que miraba de pequeña, seguro que al final de cada episodio podría decir que mi parte favorita del día era besarla de esa manera tan delicada y espontánea.

— ¿En qué piensas? —Normani y yo estábamos sentadas en aquella silla de plástico en color gris, con la cabeza apoyada en las manos sobre la mesa mientras mirábamos al frente fingiendo escuchar al profesor de biología.

— Pienso en cómo la biología puede explicar el dolor físico que se siente en el pecho cuando todo lo que quieres es estar con alguien —me giré para encontrarme a la chica con top negro y sudadera amarilla.

— ¡Wow! Sí que la cajera te tiene mal. —Me miró de reojo.

— Me tiene mal —confirmé y miré al frente. — Pero realmente lo dije porque lo leí ayer y era el momento adecuado.

Normani soltó una risa y permaneció callada por unos segundos.

— Sé que no te gustan los chicos, pero ¿has visto lo bueno que está el profesor? —suspiró. — Podría comérmelo a besos. Es tan alto, y su tez blanca podría encajar conmigo para hacer una taza de leche con chocolate.

— Es atractivo —acepté.

— Y es que mírale los ojos. Ese color miel podría endulzar perfectamente nuestra taza—Normani mordía el dedo menique de su mano izquierda en tanto el profesor se paseaba por el blanco salón. — Su cabello tan negro encaja con el mío. Y ese traje azul rey lo hace ver como uno. —Rotó su cara para mirarme sin quitarla de sus manos. — Aunque le falta un poco de culo, pero podríamos hacer ejercicio juntos y ¡DIOS! Se pondría buenísimo.

— Cuida tu tanga porque podría estarse cayendo justo ahora.

*   *   *

— ¿Camila? —la rubia con vestido morado habló.

— Dime, Dinah.

— Creo que soy vagitariana —susurró mientras caminábamos por uno de los estrechos y blancos pasillos de la universidad, llenos de chicos y chicas leyendo los letreros de los nuevos talleres que impartirían en la escuela.

— ¡Ay, no! Ni pienses que voy a dejar de comer carne sólo por ti.

— Dije vagitariana, no vegetariana. —Se detuvo y yo hice lo mismo.

— ¿Estás hablando de ser gay? —Asintió. — ¿Desde cuándo se supone te gustan las chicas?

— No lo sé. Desde hace poco. Aunque no estoy segura, pero me gusta una.

— ¿Quién?

— No puedo decirte.

— Sí puedes. Sólo abres la boca para hablar y sueltas el nombre.

Dinah fijó su mirada al frente y yo la seguí para encontrarme a Normani en camino a nosotras.

— Me gusta ella —dijo antes de que la morena llegara a nuestro lado.

Recordé la clase de biología y supe que Dinah estaba completamente jodida.

* * *

— ¿Quieres hablar sobre eso? —pregunté cuando Normani ya no estaba con nosotras.

El último tema || CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora