Capitulo: 18

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Me bajé del auto de Amy dando un portazo. Tenía un trauma con eso de cerrar bien las puertas de los coches desde que una vez, alguien de la escuela se metió a dejar condones en el interior del auto de Alison el último año que la vi, cuando bajamos a comprar café. Ella había gritado tanto que creí que se me reventarían los tímpanos. 

Recordaba a Alison muy diferente a Amy. Ella era optimista, fabulosa, temeraria y atrevida. Había tenido mis mejores aventuras con ella… y vaya que la extrañaba. Desde que se había ido con Niall a Irlanda, quién sabe si ya se habría casado, o si ya tendría hijos, a pesar de que solía decir que nunca iba a embarazarse. “¿Crees que podré bajar ese montón de kilos en mi estómago?”, ella solía gritar, y luego ambas estallábamos en carcajadas. ¿Cómo estaría su bulimia? Tal vez Niall la hubiera ayudado a resolver su problema… como Hary ayudó a resolver el mío. 

Suspiré, sacudiendo la cabeza. De nuevo pensando en cosas tontas como los viejos tiempos mientras revisaba mi casillero repleto de suéteres y cuadernos de apuntes. Cuando desvié la mirada hacia mi izquierda, vislumbré una mirada amarillenta-verdosa-marrón mirándome fijamente, y desviando torpemente la mirada hacia su casillero de nuevo. Vacilante, cerré mi casillero y me encaminé hacia él, mirando hacia los lados. Después de todo, el podría estar observando a otra persona y yo podría quedar como una tonta.

-Hola –dije suavemente, al menos intentando ser amable. El muchacho de piel aceitunada tragó saliva, elevando y bajando su manzana de Adán. Desde mi lugar, olía su perfume ácido y sus manos se deslizaron ágilmente por su bolso, tirando montones de papeles en una pila dentro de su casillero.

-Hola –respondió secamente. Resoplé. Después de todo, él no se había mostrado tan amable conmigo cuando nos presentaron.

-Creo que no nos han presentado correctamente –dije rápidamente -. Soy Skylar Dayne.

El vaciló y continuó apilando cosas en su casillero. Por un momento, creí que no me había escuchado, pero luego asintió.

-Ya sé –respondió. A continuación, cerró el casillero y pasó de largo. Vacilante, me di la vuelta. Menudo grosero.

-Qué amargado –dijo una voz jovial. Bajé la mirada con el seño fruncido, rezando porque Nathan no viniera ahora mismo. Todavía seguía traumada con eso de no-sé-cómo-decirle-que-sólo-podemos-ser-amigos. Dárselo a entender no me estaba funcionando mucho.

-U-uh… Sí –asentí, intentando sonreír a Liam, el chico castaño y amable que Naiara me había presentado el otro día. Sus cejas perfectas se fruncieron, al igual que sus labios, pareciendo como una especie de ultra-tierno puchero, y apartó un mechón de mi rostro.

-¿Qué te pasó en la cara? –preguntó, y luego bajó la mirada. –Y en tus brazos.

-Oh –dije, nerviosamente, mientras tocaba torpemente los rayones sutilmente cicatrizados en mi rostro, producto de una caída en una pendiente. Yo estaba segura de que “un amigo” me había empujado. Y aún no dejaba de pensar en que realmente era estúpido que el anónimo se escudara tras mensajes de texto. ¿No era algo más original el ejecutar esto de una vez por todas y salirse con la suya?

-Me caí –sonreí incómodamente, hinchando mis mejillas, y él arqueó una ceja.

-Pues, eso no se ve bien –comentó. -¿Necesitas que te acompañe a la enfermería o algo?

-No, no –lo atajé. –Estoy bien.

-Bueno –se encogió de hombros, y su expresión pasó a ser divertida. –Vi que hablabas con Zayn. Ese Malik es todo un experto en ahuyentar chicas.

-Q-qué… ¿estuviste escuchando? –inquirí. 

-No era mi intención –se excusó tímidamente. –Es que yo… bueno, pasaba por aquí y… al diablo, sí estaba escuchando. Pero no te alarmes, no voy a fastidiarte con esto. De hecho, creo que ni siquiera es por ti.

-¿Por mí? ¿Qué quieres decir?

-Él siempre es así de amargado, no le prestes atención. 

-Oh –sonreí incómodamente, una vez más, y pasé una mano por mi cabello. 

-Creo que acabo de recordar por qué estaba aquí –arrugó su nariz. –Tu novio te está buscando.

Sentí mi estómago encogerse y mi corazón retumbar dentro de mi pecho. ¿Harry estaba aquí?

-Nathan es un chico agradable –comentó, y mi emoción cesó. –Es tenista… jugador de lacrosse… algo así. 

-Creo que él… bueno, en realidad apenas practica deportes –me reí. –Y, no, él no… no es mi novio.

Sus cejas se arquearon. –Eso parecía. El tipo está como loco –bromeó.

-A-ah… sí –sonreí, una vez más con incomodidad. No sé cómo mierda le haría entender a Nathan que nada podría pasar.

-Señorita Dayne –dijo una voz aguda de mujer de la mediana edad detrás de mí. Apoyada en los casilleros, me di la vuelta, y sentí mi rostro palidecer cuando vi a la mujer castaña de ojos verdes, clavados como dagas en mí. Sus brazos estaban cruzados sobre su pecho, y su expresión era inescrutable. Mi corazón subió hasta mi garganta. Me giré hacia Liam.

-T-tengo que irme –musité, mirando hacia otra parte con nerviosismo. -¿Te veo luego?

-Claro –pareció alarmado. Y antes de irse, le dedicó una última mirada a la profesora Fitz, quien movió un dedo enfrente de ella indicándome que la acompañara.

Lost- segunda temporada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora