Siempre has sido tú quien me ha entendido de inicio a fin.
*POV Camila
-no, me estaba alistando para dormir. -sinceramente, solo dije eso porque quería creer en la remota posibilidad de que ella dejaría lo que tenía para contarme y hacerlo luego.
Taylor: oh, gracias a Dios. -suspiró aliviada.- me estoy divirtiendo tanto por aquí que puede llegar a ser un crimen. -se echó a reír.
Pues sí, aquí está la remota posibilidad que comenté antes.
Ella habló. Y habló. Y habló un poco más. Contándome hasta los mínimos detalles.
Taylor: pero qué hay de ti!? Te siento como cansada... -ignoré el pensamiento sarcástico que gritaba hace horas en mi cabeza.
-pues si, ando trabajando de más.
Taylor: quieres hablar sobre eso?
Pausa.
Taylor está estudiando psiquiatría, todo y cualquier problema para ella debe ser puesto fuera, desde una uña quebrada hasta la muerte de algún pariente.
Siguiendo...
-no es necesario, solo tengo que dormir algunas horas. -tiré la indirecta.
Ella no entendió. Mañana a primera hora saldré y compraré un identificador de llamadas.
Taylor: necesitas alejarte de esa ciudad... Miami puede ser una ciudad hermosa, pero no es un buen lugar para descansar. Vente para acá, Drew te va a buscar al aeropuerto.
-no, imagínate, no voy a arruinarles su viaje.
Taylor: Camila, mi amor, no arruinarás nada. Solamente no pidas dormir en la misma habitación y todo estará bien. -carcajeó.
-olvídalo, no quiero distanciarme tanto.
Después de una conversación casi que interminable ella puso a mi disposición la casa que tiene aquí mismo. No sé si fue por la hora, por el cansancio, por querer cortar rápido la llamada e ir a dormir o por el echo de que la propuesta fue muy tentadora. Acepté.
Quedamos en que tomaría la llave que tiene Clara y me alejaría algunos días de la locura de esta ciudad. Huiría del mundo, como bien dijo Taylor.
Después de una buena noche de sueño y una semana llena de trabajo duro conseguí un tiempo para pasar a la casa de Clara y Michael. El lugar seguía exactamente como lo recordaba, un jardín lleno de flores y con muchos cuidados, la acogedora casa llenándome de recuerdos, sonreí mientras tocaba el timbre.
La puerta fue abierta por un adolescente al redor de trece años, su cabello era negro como la noche, los ojos claros exactamente iguales a los de alguien que llegué a conocer muy bien, los trazos familiares me hicieron alargar la sonrisa.
Chris: Camila. -dijo sorprendido, mientras también me sonreía. Una sonrisa que debe desarmar a cualquier adolescente.- cómo estás, eterna cuñada?
-muy bien. -desordené un poco su cabello, mientras me abría el paso para poder entrar.- y tú, eterno hermano adoptivo? -Chris comenzó a reírse, cerrando la puerta detrás de él.- estás enorme. -comenté, viéndolo.- juro que si te hubiera encontrado en la calle no te hubiera reconocido.
Chris: oh, ya me estás tratando de viejo. -reímos.
Clara: Chris, quién lle... -apareció con su típico paño de la cocina en sus manos.- ...Camila! -exclamó, acercándose a mi.- ahora solamente recibimos noticias tuyas por la televisión. -me abrazó.
-lamento eso, estaba aturdida con todo el cambio que dio mi vida. -sonreí, viéndola.- Taylor no avisó que vendría? -ella negó.- pues bueno, vine a buscar las llaves de su casa en el interior, me voy para allá.
Clara: ah, ese lugar es maravilloso, te va a encantar. -sonrió. Tomé la libertad de sentarme.
-aunque el tiempo haya pasado me siento en casa. -reímos.
Clara: este siempre será tu hogar, mi bien. -entonces se volvió hacia Chris.- bájale el volumen a ese televisor muchacho, te vas a quedar sordo y nos dejarás a todos igual. -Chris rodó los ojos, pero obedeció a su mamá.- me acompañas a la cocina? -volvió a verme.
Nos sentamos allá, Clara preparó café y aunque le dije que no podía demorarme ella no dejó que me fuera tan rápido sin antes tener una charla. De salida, dijo algo que me dejó con el corazón en la mano.
Clara: tienes que saber que las puertas de esta casa siempre estarán abiertas para ti. -asentí, sonriendo.- esta familia es tuya también.
