Vigesimotercer plato

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[Namjoon]

No es que fuera un pervertido, o un ansioso, o un impaciente que únicamente puede pensar en temas sexuales, nada de eso, simplemente no podía apartar mi vista del paquete de condones que descansaba en la mesilla junto a la caja de pizza. Era obvio que Jin lo había notado, y a pesar de todo, el muy desgraciado seguía demorándose en terminarse al cena, arrimándose cada vez más a mí y restregándose con fingida inocencia, pues estaba claro que era totalmente consciente de sus actos.

- Jin, quita la mano de ahí si no vas a hacer nada.

- Oh –exageró una expresión de sorpresa y apartó la mano de mi paquete, el cual ya había cogido un considerable tamaño bajo los bóxers. Sí, ambos estábamos únicamente con nuestra camiseta y la ropa interior, lo que me había dado a pensar en otras cosas, pero resultó ser únicamente una forma de estar más cómodos en el sofá mientras cenábamos pizza y los condones seguían sin abrirse. Jin era jodidamente cruel. –Ya no quiero más pizza.

Se me iluminaron los ojos al escuchar eso, y más luz cogieron al ver como Jin se levantaba del sofá y comenzaba a recoger toda la comida de la mesa dejándome unas perfectas vistas de su trasero. Se demoraba tanto que no sabía si era afortunado por poder divisarlo en esa posición todo ese rato, o desgraciado por tener que esperar para pasar a mejores posiciones.

- Dame, ya lo recojo yo –me apresuré a decir al tiempo que también me levantaba y le quitaba las cajas de las manos para llevarlas, prácticamente corriendo, a la basura de la cocina. Cuando volví estaba con la caja de condones en la mano, mirándome pícaramente sin llegar a abrirla. Maldición, era demasiado atractivo. – Jin, voy a preguntar por si acaso, porque realmente no quiero meter la pata y no quiero que te sientas pres-

- Namjoon, sí.

- ¿Sí qué?

- Sí quiero que me folles.

- ...

- Ahora. Así que vamos a la cama.

Ni me lo pensé dos veces, fui directo a él y le sujeté de los muslos, alzándole al tiempo que devoraba sus labios. Él enrolló sus piernas en mi cintura y de esa forma le llevé al cuarto, sintiendo como se entretenía ahora con mi cuello, mordiéndolo y marcándolo a su antojo. Era tan excitante que podría correrme solo con imaginar lo que vendría, bueno, no podría, pero era una forma de hablar que explicaba perfectamente lo exaltado que me sentía.

Le dejé en la cama de una forma más brusca de lo pretendido, y coloqué a gatas encima de él, cuidando de no descargar mi peso sobre su cuerpo. Le quité la camiseta y empecé a besarle, a morderle y chuparle, a pellizcarle en aquellos sitios más sensibles disfrutando como gemía con cada acto. Le gustaba, y ver sus reacciones de satisfacción, de placer, más me gustaban a mí.

Pero entonces me detuve.

Me aparté de encima suyo y quedé de rodillas en el extremo de la cama, aún sintindo su saliva sobre mis labios. Él lamió los suyos propios antes de mirarme con desconcierto, con temor e inseguridad.

- Voy a por una cosa, no te muevas de aquí.

- ¿A dónd-

Y salí prácticamente corriendo, deshaciéndome de la camiseta en el camino para quitarle trabajo más adelante. En menos de cinco segundos llegué a la cocina, lugar donde estaba el congelador, y a su vez, lugar donde estaba aquel magnifico helado que habíamos comprado unas horas antes. Agarré el bote con una sonrisa y lo llevé, cargándolo en brazos cual tesoro, de nuevo hacia el cuarto, donde Jin me esperaba sentado de rodillas sobre el colchón, exactamente en la misma posición que cuando me había ido.

Taste it [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora