Vigesimonoveno plato

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[Jin]

De nuevo estaba esperándome frente a la puerta principal del restaurante a pesar de todas las veces que le había explicado que salíamos por la trasera. Esta vez iba más abrigado, con una gruesa chaqueta negra y la bufanda rosa que le terminé regalando, cubriendo casi todo su rostro, aunque en esta ocasión no lo hiciera precisamente por el frío. Suspiré y me acerqué a paso lento hasta él, dándole unos ligeros toques en el hombro para llamar su atención.

- ¿Eh? –me miró desconcertado durante unos segundos antes de abrir la boca, soltando un suave "oh..." y bajar la cabeza avergonzado. Yo simplemente reí por su torpeza. – Se me olvidó de nuevo.

- No importa, ya intuía que ibas a volver a equivocarte.

Fui a besarle, pero se apartó en el último instante, dándome un pequeño abrazo en su lugar, uno tan distante que hasta mi perro, a quien no le gustaba nada el contacto físico, se habría sentido insatisfecho. Pero no hizo falta una explicación, pues ya me la había dado hacía tres días.

Sí, Namjoon me informó sobre las fotos nada más salió de la empresa. No iba a negar que me preocupé bastante, pues era un tema serio que podría afectarle, no simplemente a él, sino también a mí, claro que de forma distinta. Probablemente en mi ámbito laboral, mientras fuera discreto y no me magreara con él frente a los clientes, podría seguir con mi puesto, pero en su caso era distinto. En su trabajo la imagen era infinitamente más importante, y una imagen homosexual arruinaría su carrera.

- ¿Qué tal llevas la mudanza? –pregunté para aligerar la incomodidad de la situación. El apartó la vista y comenzó a andar a mi lado, solo que manteniendo más distancia. En comparación a como estábamos antes, parecía que ahora nos separaban kilómetros en vez de centímetros. Era muy molesto tenerle tan cerca y a la vez tan lejos.

- Ya tienen un nuevo piso a las afuera de la ciudad. Supongo que me mudaré a finales de mes.

- ¿A las afueras? ¿Tan lejos? –pregunté incrédulo. No solo nos dificultaría más el vernos, sino que él también estaría mucho más apartado de su trabajo. Era tan injusto que ya notaba como empezaba a corroerme la rabia. – ¿No puedes hablarlo con Hyungsoo? En mi barrio hay pisos en venta.

- Claro que sí, Jin, tenerte a diez metros ayudará muchísimo a controlarme.

- Solo daba ideas... –murmuré sobrecogido por su frialdad. Él suspiró y maldijo en voz baja antes de acariciar tiernamente mi cabeza. Inconscientemente me arrimé a él, apreciando ese simple gesto como si fuera el más grande del mundo.

- Lo siento, bebé, estoy bastante alterado estos días –se excusó, o más bien me explicó, porque yo sabía que era verdad. Y no solo él, yo también estaba pasándolo mal, pero de seguro que no podía compararse. – No entiendo porque la gente mete sus jodidas narices donde no le incumbe.

- Ya, no pasa nada... –acaricié ligeramente su hombro y sonreí al ver que no se apartó. Había momentos en los que le asustaba hasta que le hablara demasiado cerca. – Solo será un tiempo, hasta que se calmen las cosas.

- Supongo –no parecía muy confiado con mis palabras, pero aún así preferí no seguir hablando del tema, pues lo único que conseguía era deprimir aún más el ambiente. Le pregunté por sus estudios, forzando una sonrisa para animarle, pero tampoco funcionó. – Por cierto, no creo que pueda ayudarte a estudiar.

- ¿Y eso?

- Piensan que no es bueno que vaya por tu zona –fui a quejarme, pero entendí lo inútil que sería. Namjoon parecía más molesto mientras hablaba que yo mientras escuchaba, y lo demostró completamente cuando pateó con fuerza un contenedor de basura, provocando que se tambalease varias veces antes de volverse a estabilizar. Yo tragué saliva e intenté omitir lo que acababa de ver. Cuando quería, Namjoon podía dar verdadero miedo. – perdón –se disculpó de inmediato, frotándose la nuca con fuerza y ralentizando el paso.

- No pasa nada, no te preocupes –el asintió, pero no me respondió, devolviendo la tensión a la conversación. Jamás había visto al rubio de esa forma, y me tenía, como poco, realmente impactado.

En el camino a mi casa ninguno volvió a abrir la boca. Mis intentos por animar el ambiente habían sido completamente fallidos, y ya no sabía que más hacer. Lo peor de todo era que yo también comenzaba a molestarme con la situación, y no quería hacerlo. Debía ser comprensivo y apoyarle hasta que mejoraran las cosas.

- Eh, Namjoon –me apoyé en la ventanilla bajada y esbocé una pequeña sonrisa. – No estés mal, ¿sí?

Él me miró fijamente por varios segundos, para terminar suspirando y asintiendo, también mostrándome una pequeña sonrisa. La primera que veía desde que nos encontramos en el restaurante. Solo por ella, había valido la pena tragarme todo el mal rato.

- Quizás podríamos ir a alguna otra casa a estudiar tus exámenes, Jinwoo podría dejarnos su piso.

- Se lo comentaré –me incliné un poco más hasta adentrar la mitad de mi cuerpo en el coche, y le bajé parte de la bufanda para terminar posando allí, sobre sus labios, mi dedo índice, el cual segundos antes yo mismo había besado. Todo eso buscando verle sonreír de nuevo. Y cuando lo conseguí, lo supe.

Definitivamente valía la pena, todo lo valía si era Namjoon. 

Taste it [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora