Cuagesimosexto plato

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[Namjoon]

Con el paso de los días las fotografías mías y de Jin volvían a aparecer en las redes, pero ahora el contexto era distinto. Por cada comentario sobre lo bien que nos veíamos y pérfidas acusaciones hacia nuestra orientación sexual, aparecían doscientas intervenciones más sobre mi relación con Ailee. Incluso se expandieron unas imágenes en las que parecía que yo me inclinaba a besarla, lo cual era falso. Únicamente se me quedó enganchado uno de los pendientes en su pelo.

Por parte de Jin la situación comenzaba a normalizarse también, incluso podría decir que ya no guardaba tanto odio a mi amiga. Quizás había dejado de verla como una amenaza, quien sabía. Lo que sí, es que era mucho menos divertido la indiferencia que el enfado. Lo último le quedaba infinitamente más adorable.

Creo que él notaba mi diversión, y seguramente ese fue el primer y más grande motivo para dejar de lado los celos. Triste, pero maduro por su parte. Igual, siempre encontraba alguna forma para burlarme de él, así que tampoco había perdido tanto.

- Últimamente estás comiendo mucho, princesa... – me dejé caer en su regazo, bajo el trozo e pizza que sostenía en su mano y no paraba de acercar a su boca cada dos segundos, disminuyendo el tamaño de esta y aumentando el de sus carrillos.

- ¿Me estás llamando gordo?

- Pues ahora que lo dices –ladeé la boca, fingiendo seriedad, y pellizqué sin mucha fuerza una zona de su estómago, junto al ombligo. Debido a que estaba sentado, parecía contener mucha más carne de la que realmente ocupaba su abdomen. – Un poco de peso sí que has cogido...

- ¿Ah, sí? –me miró desde arriba, menos enfadado de lo que yo me esperaba, y en menos de un segundo se metió lo que le quedaba de pizza en la boca y me quitó de su regazo de un golpe, haciéndome caer al suelo. – Entonces no voy a obligarte a tocar este obeso cuerpo.

- ¿Eh? –se marchó a la cocina, dejándome tumbado en el suelo, boca arriba, viendo volteado sus bonitas y delgadas piernas alejarse hasta desaparecer. Seguí embobado, sin entender absolutamente nada, hasta al menos un minuto después, cuando los pervertidos cables de mi mente volvieron a conectarse. – ¡Ey, Jinnie, espera!

- Oh no, no te molestes, Namjoon –declaró con indiferencia cuando aparecí corriendo por la puerta de la cocina. En mi mente solo podía brillar la palabra "sexo", con todas sus letras bien iluminadas. –No voy a obligarte a presenciar lo gordo que estoy.

- ¡Pero a mí me gusta la gente rellenita, sobretodo en mujeres, que hay más donde agarrar! –declaré sin pensar, supongo que como excusa para que me perdonara, aunque realmente tuviera más de verdad que de pretexto.

- ¡Que dejes de llamarme gordo, idiota! –ahora sí que me miró, girándose para darme un golpe en el pecho. Por suerte, lo atrapé antes de tiempo por la muñeca e hice lo mismo con la otra al ver que se abalanzaba igualmente sobre mí. Permanecí con sus manos en alto, ahora agarrándolas solo con una mía.

- Oye Jinnie... –me arrimé a su oído, mordiendo el lóbulo de este sin mucha fuerza y rozando su abdomen bajo la camiseta con mi mano libre. Él no se resistía, ya no intentaba librarse de mi agarre. Me encantaba lo sumiso que se volvía con solo unos roces.

- ¿Mmmh?

Busqué sus labios y los besé con suavidad, recreándome en ellos. Seguidamente solté sus muñecas, las cuales cayeron como peso muerto para terminar rodeando mi cuello y arrimarme más a él. Aproveché mis manos libres para sujetarle de las caderas y bajar hasta el trasero, el cual estrujé con fuerza, sin remordimientos, y seguidamente alcé. Él enrolló sus piernas a mi cintura, sin dejar de besarme, y se dejó transportar sin ninguna pega, probablemente ni percatándose de que nos estábamos moviendo.

Taste it [Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora