Capítulo 39: ¿Goku Oscuro?

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Mientras la vida en la Tierra se desarrollaba con total naturalidad, nadie era consciente de que en otra Tierra dimensional sucedían terribles tragedias permanentes, muerte y desesperanza. El Trunks adolecente, acompañado por su madre y novia, Mai, eran atormentados por un ente superior en miles de proporciones a ellos: Un hombre parecido enormemente a Goku. Vestido con su traje de tela negra, un aro esmeralda colgando elegantemente de su oreja izquierda y su cinturón escarlata amordazado a su cadera, era nada más ni nada menos que la pesadilla de aquel universo opuesto.

En lo que concierne a Goku, el bueno, se encontraba en la pacífica Tierra deleitándose con los frutos, o más bien verduras, de su trabajo.

-¡Cuantas lechugas y rábanos! Crecieron muy bien.- Exclamó Milk a ver la cosecha.

Goku sonrió algo tímido.

-Sí, me he esforzado bastante en esto.-

-¿Y para qué me hiciste venir? Dijiste que entrenaríamos.- Preguntó Piccolo en mal tono.

-Tenemos que recolectar estas hectáreas.-

-¡Eso no es entrenar, es trabajar!-

-No hay diferencia, Piccolo, cuando entrenaba con el Maestro Roshi…-

-Sí, bueno, no me interesa.-

La mujer del Sayajin estiró su femenino pero aun así poderoso puño al hombro del Namek con velocidad y potencia.

-¡Escúchame! ¡No me interesa si estás de acuerdo o no pero ya estás aquí!-

Quejándose pero accediendo al fin, Piccolo ayudó a la familia a recolectar la siembra.

Otra vez en el Planeta de Trunks, su temor más grande había sido realizado; mientras su madre trabajó por más de un año y medio en una Máquina del Tiempo funcional y en la forma de reunir energía suficiente para encenderla, pudo llenar medio tanque con esa energía extraña y difícil de conseguir, pero al momento de dirigirse a la Tierra, una explosión los sorprendió por completo. Era él, dejando en claro que aprendió a sentir el KI. Bulma murió en sus manos y Trunks no pudo hacer más que correr, pero en toda la travesía, no lloró.

Volviendo al momento de despliegue agropecuario de Goku y Piccolo, jugaban a quién arrancaba más rápido del suelo hasta que llegó Krillin, volando muy relajado.

-¡Así que esta es la huerta Son! Me sorprende que Goku esté aquí, ya que Vegeta fue a entrenar con Bills y pensé que estaría con él.-

Al escuchar a su mejor amigo recitar esa última parte, detuvo sus movimientos olvidando por completo su revancha contra Piccolo y se concentró en encontrar el KI de Vegeta.

-¡Ya lo detecté!- Articuló antes de desaparecer con una lechuga aún entre sus manos.

Un golpe seco aturdió la calvicie de Krillin por unos segundos. Fue Milk.

-¡Tú hiciste que se fuera! ¡Ahora ayúdame a levantar todo esto!-

También este se quejó al principio, pero se resignó a aceptar las consecuencias de su imprudencia al conocer a Goku y a sus reacciones espontaneas. Comenzó a sacar las raíces de la tierra húmeda y desvió su vista.

-Oye, Piccolo. ¿Y tú no los notas más extraños?-

-¿De quienes hablas?-

-Goku y Vegeta. Están bastante unidos últimamente, pero de otra manera. Es decir, los siento más cercanos, pero sentimentalmente. No sé cómo explicarlo.-

Piccolo tragó saliva, nervioso.

-Sabes… No dije nada porque realmente no es mi problema, y no me interesa. Pero pensé lo mismo por mucho tiempo.-

-¡¿Ah, sí?!- Se sorprendió el calvo.

-Una noche, estando los dos a solas con Pan, sentados y mirando el cielo, Goku mencionó lo bonitas que son las estrellas. Él jamás ha hecho apreciaciones de esa índole. Está… ¿Cómo decirlo?... Más sensible.-

-Yo noté lo mismo, pero creí que el nacimiento de su nieta lo afectó. Nunca conecté eso con Vegeta.-

El Namek exhaló sonriente.

-Sí, tienes razón. Lo que yo creí es imposible, así que debe ser como tú dices. Ellos jamás…-

Se detuvo. Krillin dejó de cortar los vegetales y lo ojeó confundido.

-¿Ellos jamás qué?-

-Nada. Es un pensamiento inepto. Basta de hablar y sigamos cosechando. Mientras más rápido terminemos, mejor.-

En el planeta de Bills, Goku apareció mientras Vegeta luchaba contra Wiss, provocando que este le pegara un fuerte puño en el hombro.

-¡Kakaroto!-

-¡Vegeta, eso me dolió! Eres un tramposo, ¿por qué vienes a entrenar y no me avisas?-

-¡Tú eres quién se tarda! ¡Debes de estar muy ocupado con tu amada esposa!-

Wiss rió.

-Chicos, no es momento de peleas de pareja.-

Ambos Sayajines se ruborizaron.

-¡¿Q-Qué?! ¡Este insecto tiene la culpa de que…!-

-¿Cómo sabes de lo nuestro, Wiss?- Preguntó Goku serenamente y sin vergüenza de nada.

Vegeta deformó su rostro de la bronca y lo golpeó nuevamente en la cabeza, solo que esta vez más fuerte y con intención.

Wiss armó una sonrisa leve.

-Soy algo más perceptivo y susceptible a los cambios en los ambientes energéticos que un simple Dios, tontuelos. No pude ignorar esa aura tan especial que surge entre ustedes cuando se miran sin que nadie los mire.-

El Clase Baja sonrió sintiéndose orgulloso mientras que el Príncipe cruzó sus musculosos brazos como intentando decir “Me rindo.” Wiss continuó hablando.

-Y estoy completamente con ustedes. Supe que se querían desde hace ya mucho tiempo, y no dije ni media palabra al Sr.Bills ni a nadie, ni lo haré. Los apoyo y no debe ser nada fácil afrontarlo solos. Chicos, los ayudaré a esconder su romance cada vez que se me dé la oportunidad.-

La pareja quiso agradecerle con palabras inmediatas casi conteniendo hacerle mil preguntas, pero justo en ese instante, Bills apareció caminando hacia Goku, aparentemente sin haber escuchado nada.

-¿Me has traído alguna ofrenda hoy, Sayajin?-

-¡Oh, Bills! Eh… ¡Esto!- Exclamó entendiéndole la planta de lechuga.

-¿Qué es esa bola verde?-

-Se llama “Lechuga” y la acabo de sacar de mi campo. ¡Recién cultivada!-

"Quiero Tomar Tu Mano"- Goku Y VegetaWhere stories live. Discover now