Capítulo 98: Boda: Día Dos.

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-Inténtalo una vez más.- Sugirió el Maestro.

El Príncipe mostró los dientes.

-Esto no tiene sentido.-

-Supuestamente es fácil reconocer la belleza interior de tu pareja, pero a ti te cuesta.-

De la nada, Bills se le acercó desafiante cara a cara.

-Ya sé lo que pasa. Eres un cobarde.-

-¡¿Qué?!-

-Yo podría decirle todo lo que amo de él cada día de mi eternidad. Si no lo haces tú, aprovecharé cualquier oportunidad que se me presente para hacerlo, y terminará por aceptarme.-

Volteó y volvió hacia Wiss, quien lo observó en reproche.

-Sr. Bills, eso no fue nada amab…-

-Shh.- Lo silenció sonriente.

-Y-yo creo que... ¡Agh! C-creo que Kakaroto es… una persona fuerte que no se ofende con facilidad. Es alegre, positivo, y olvida el rencor del pasado con una facilidad que me impresiona, porque yo no puedo hacerlo. Siempre me atrajo por su inocencia y naturalidad. El maldito es perfecto.-

-Vaya. ¡Sr. Bills! Es bueno en esto.-

-Sacar el lado romántico de Vegeta consiste en amenazarlo con sacarle a Goku.- Contestó suave. -Mi intuición nunca falla.-

-¡Cállense!- Vociferó. -Jamás le diré algo así de emotivo. ¡Es humillante!-

Su Maestro se aproximó haciendo uso de su voz más serena.

-Tranquilo, Vegeta. Recuerda que es solo para que tengas una idea de qué decir en caso de emergencia. Si él dice algo, puedes decirle alguna de estas cosas.-

-De todas formas, no estaría mal que también le compres un regalo.- Continuó Bills.

-¿De qué tipo?- Cuestionó Vegeta, todavía un poco molesto.

-Ya sabes… un regalo de bodas. Creo que entiendes.-

-Explícate.-

-Por ejemplo: vestimenta de mucama, o algo sexy que te guste.-

Wiss rió tapándose la boca con el dedo índice.

-Usted ve demasiada televisión, Bills-Sama. Además, dudo que a Goku le gusten esa clase de juegos.-

Orgulloso, Vegeta sonrió.

-¿Lo creerán? Kakaroto es un idiota, pero un idiota muy erótico cuando quiere.-

-¿A qué te refieres?- Curioseó Bills estirándose en el césped cual gato.

-Algunas veces está muy contento por algo y lo expresa con libertad. Se desnuda solo o empieza a coquetear repentinamente. Es adorable. Por lo general yo empiezo, pero me encanta cuando él lo hace. Exige más fuerte.-

-No me interesaba tanta información.- Se ruborizó Wiss.

-M- maldición. No sé por qué conté eso.-

-Sigue contando. ¡Me interesa!- Apoyó el Destructor centrado en su entusiasmo.

-¡No! ¡No lo haré! ¡Fue tu culpa por hacerme mencionar lo que me gusta de él! ¡No estoy acostumbrado a hacerlo!- Gruñó.

Dobló el traje a la perfección y pidió a Wiss que lo lleve nuevamente a la Tierra. Una vez llegaron, Vegeta estiró el traje y dio un último vistazo.

-¿Estás seguro de que se verá bien?-

-Yo mismo lo hice. Será maravilloso.-

-Gracias, Wiss.-

-Ya me habías agradecido.-

-No por el traje, por todo. Siempre nos apoyaste, desde el primer momento, y creo que la única forma de devolverte el favor es pidiendo que… que asistas al casamiento.-

-¡Vaya! ¿De verdad?-

-Necesitamos dos testigos. Kakaroto de seguro elegirá a alguno de sus inútiles amigos, pero te mereces estar allí, si quieres.-

En una sutil inclinación de cabeza, el Maestro aceptó.

Luego de despedirse, el Príncipe se dirigió a su casa de Cápsula en medio del monte y se probó el traje. Efectivamente y como Wiss había dicho, era cómodo y a su medida exacta.

-*Me siento un estúpido.*- Pensó. -*¿Qué me impulsa a exponerme a tanta humillación?*- Recordó la sonrisa de Goku. -*Ah, sí.*-

En casa de Roshi, todavía estaba el trío intentando ayudar a Goku con su alborotado cabello Sayajin.

-Deberías llevarlo hacia atrás, así te verás más elegante.- Sugirió Yamcha.

-Tiene que dejarlo como está.- Insistió Krillin con Ten de su lado.

Igual de rápido que un parpadeo, los poquísimos días que retrasaban el compromiso pasaron, dando espacio a EL día.

Goku y Vegeta estuvieron viviendo durante ese cortísimo periodo de tiempo en la casa Cápsula que les dio Bulma, pero con un leve pedido y sin mencionar la paliza de Vegeta si se negaba, Mr. Satán accedió a brindarles mucho dinero a cambio de haber salvado la Tierra en reiteradas ocasiones siempre quedándose todo el crédito, aunque esto a ellos no les interesaba en lo más mínimo. Lo que les interesaba era una casa, casa que compraron un día antes de casarse, o más bien, que Vegeta compró. Goku tampoco tenía idea de cómo manejarse con papeles.

Era simple pero nueva y amplia, sin dejar de ser acogedora, de un solo piso y en un punto intermedio entre la entrada a la Ciudad y el campo abierto. Vegeta quería vivir en la cuidad por pertenecer allí tanto tiempo, así como Goku quería el campo por la misma razón. Así, entonces, se pusieron de acuerdo.

La mañana era soleada, pero pinceladas blancas en el cielo presagiaban lluvia. Se sentía un frío agradable.

"Quiero Tomar Tu Mano"- Goku Y VegetaWhere stories live. Discover now