Me llamo Kris Meier, acabo de escribir la última letra de mi diario con muchas lágrimas en mis ojos, tendré que abrirlo de nuevo para que lo conozcas y aqui empiezo.
¡Te Odio Kris!-Dijo mi padre al saber que era gay, recuerdo su cara de furia. --Sie...
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capitulo XVII: Perdidos Y Distraccciones.
--¡Te juro que creí que era a la izquierda! --alzó la voz angustiado viendo hacia todos lados--joder ¡me perdí! --y con eso dejó caer su espalda contra la pared de uno de los edificios más altos del centro de la ciudad.
Hasta mi parecer creo que estábamos entre la av. herliand y la 8va. De Catriel. Pero empiezo a desconfiar de mis instintos por mantener guardado en mi cerebro tantos nombres de avenidas raros y sin sentido.
Intenté con un par de palabras alentadoras tratar de levantarle el ánimo a Jonny, bueno, sí talvez tomamos varias calles equivocadas, pero no era para que se pusiera en ese plan de culpabilidad tan ajeno a él.
Suspiró viendo hacia arriba--¿y ahora qué? --mencionó encogiéndose de hombros--no sé dónde estamos y vamos retrasados a la boda de tu hermana. –
Agarré su mano--solo sigamos, ya se nos ocurrirá algo--mi capacidad para siempre mantener la cordura en situaciones circunstanciales, al parecer me estaba funcionando.
--es que tú no sabes.
--¿saber qué? --enarqué las cejas esperando a que él hablara.
Forzó una sonrisa—esta Avenida ya la pasé hace cinco minutos--señaló el edificio de "t-Mobile" para verificar sus palabras--y olvidé traer mi billetera y ahora no podremos tomar un taxi, ¡lo eché a perder! --dijo sin medir el tono de sus palabras mientras le daba una patada a un carro estacionado sin importarle.
Me quedé viendo hacia el horizonte con una muy notable mueca de preocupación, no por él, sino, por todo lo que nos estaba pasando. Juzgar su lado pesimista es algo que no puedo hacer ya que yo no sé exactamente el molde de un chico positivo porque si lo fuera, le hubiera dado indicaciones y guías sobre cómo llegar a la dirección indicada sin ningún retraso.
En pocas palabras, ambos somos un completo desastre en todo esto.
--anda dilo--dijo él.
Fruncí el ceño--¿el qué? --
Se acercó rodando los ojos--dí que soy un bueno para nada, un mediocre, anda, sé que quieres decirlo--pronunció alzando los brazos dando un giro sobre su eje con cierto grado de ironía.
Negué dándole un beso en la boca jalándolo del cuello, primera vez que era yo el protagonista de hacer eso en un área pública, más o menos unas 100 personas pudieron habernos visto, sin tomar en cuenta los vagabundos pidiendo dinero y los posibles espías del FBI...
