2.

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-¿Cómo te llamas? -preguntó SeungKwan meneando su cabeza de un lado a otro, esperando una respuesta de aquel pequeño de cabello castaño. Era el primer mes en esa escuela y no había conseguido amigos, el chico parecía ser el ideal. Se sintió desconcertado cuando no escuchó contestación alguna y por eso decidió seguir-: Mi nombre es SeungKwan, pero puedes decirme Boo.

- Vernon -respondió por fin el muchacho. SeungKwan se dio cuenta del pequeño puchero que sus labios formaban al no poder poner una pieza en el rompecabezas-. Esto no entra, no tiene sentido-dejó la pieza a un lado y se cruzó de brazos. Era un niño muy tierno y tontito, Seungkwan murió del puro encanto que sintió.

-¿Quieres que te ayude? -le preguntó.

-No lo logarás, está difícil -esas palabras salían de su boca con torpeza, tenía una diminuta voz al igual que su tamaño. SeungKwan tomó la pieza correcta y la colocó en lugar vacío, haciéndola encajar. Vernon lo miró impresionado-. Eres muy inteligente.

- No soy inteligente por poner la pieza en donde debería -le sonrió apenado, escuchando la campana del receso resonar con furia. Vernon se tapó las orejas e hizo una mueca graciosa, mostrando parte de sus dientes caídos. SeungKwan soltó una pequeña risita-. ¿Qué comerás? Verás, mi mamá olvidó meter mi almuerzo en mi lonchera. Es muy despistada.

- Sólo traje leche -contestó al sacar dos envases de leche de fresa-. Mi papá y mi abuelo la hicieron en un lugar grande que tiene máquinas gigantes y gente que con ropita azul les ayudan -se tocó el mentón pensativo-. ¿Cómo les había dicho mi papá? ¿Productos larteos?

-¿Productos lácteos?

-Eso, eso -señaló sonriente, sacando la pajita pegada en la parte de atrás de aquel envase, luego lo pinchó dentro de este y se lo llevó a la boca. Sintió que su nuevo compañero le observaba y con una mirada titubeante le cedió el otro envase de leche. Sus dientes quedaron pegados sobre el plástico para intentar hablarle-. ¿Quieres?

- Sí -asintió el chiquillo, haciendo el mismo procedimiento que el otro, sólo que con más rapidez.

Se detuvo a mirar al pequeño castaño. Tenía una nariz muy bonita, unos ojos grandes y un cabello que caía sobre su frente en estilo de hongo. Inflaba sus mejillas cuando aquel líquido del cual bebía se mantenía en su boca. Y luego bajaba por su garganta.

-¿Nunca habías armado un rompecabezas? -preguntó SeungKwan, haciendo tema de conversación ante ese hermoso silencio que tenían.

-Tengo robots gigantes en mi cuarto -trató de mostrar el tamaño con sus manos-, y mientras juego con ellos, mis niñeras arman los rompecabezas por mí -esa respuesta nunca la esperó SeungKwan, hasta hizo que sus ojos se abrieran más de lo normal-. ¿Qué? ¿Tú no tienes?

-Si tengo -mintió-. Sólo que no así de gigantes -dejó la leche a un lado y tosió-. Nunca he visto juguetes grandes. Mi mamá hace juguetes, pero nunca me ha traído robots de ese tamaño.

Y una idea cruzó por la cabeza del infante.

-¿Quieres jugar en mi casa? -preguntó entusiasmado, contagiando al otro con su alegría-. Tengo muchos, muchos juguetes allá y de diferentes tamaños.

-¡Sí! -aceptó de inmediato cayendo en cuenta de un detalle muy importante-. Pero... Tengo que pedirle permiso a mi mamá.

-¿Mamá? -nuevamente el índice de Vernon fue colocado en el mentón-. Yo no tengo una mamá.

-¿No tienes?

-No -negó frenéticamente, dando un último sorbo-. Ella está en un lugar mejor.

Pledis School [SEVENTEEN]Where stories live. Discover now