Capítulo 10

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Johannah estaba preparando una canasta de bienvenida para sus nuevos vecinos. Nunca faltaba en el vecindario esa típica mujer que le gustaba entrometerse en la vida de los demás o llevarse bien con todos. Tal vez para la suerte de la castaña, la nueva vecina sería de su agrado y podrían llevarse bien. O si eso no pasaba tendría que conformarse con las amigas que tenía.


—Louis, necesito que salgas de esa pocilga de cuarto y veas la luz del día —Dijo Johannah entrando al cuarto de su hijo, aquella habitación a oscuras olía a encierro y había ropa tirada por todos lados. — quiero que me acompañes a saludar a los nuevos vecinos.


—Mamá, no necesito ni quiero salir, es uno de los pocos días de la semana que no tengo que estar estudiando o haciendo tareas extracurriculares, por favor déjame descansar.


—Cariño, no era una pregunta, levántate ya- Dijo mientras caminaba hacia la puerta. —Y si no estás en la sala en dos minutos vengo por ti y te aseguro que no quieres que haga eso.


Cuando la castaña mencionaba que no querrías que ella haga eso podía significar varias cosas; obligarte a hacerlo a la fuerza, apagar el internet de la casa, humillarte cuando tus amigos iban a tu casa, entre otras cosas.


Con pereza el ojiazul se enderezo en la cama y con torpeza abandonó la cama. Tomó las primeras prendas limpias de su armario y se cambió. Se colocó sus vans y fue a la sala, su madre estaba sentada en uno de los sillones de cuero gris de la sala.


— ¿Ya podemos irnos? — Preguntó la castaña mientras apagaba la pantalla de su celular.


—Sí, espera- respondió y fue por un chicle de menta que estaba en la mesa ratona— ahora sí.


La castaña agarró la canasta y se la dio a Louis para que le llevara.


—Tienes lagañas, sácatelas.


—Mamá, mis ganas de venir aquí son las mismas que las ganas que tenía de salir de la cama. No me molesta que las personas noten que tenía ganas de arreglarme para venir. — Respondió a la petición de su madre y no le dijo más nada.


Louis disimuladamente se las quitó antes de llegar a la casa de en frente. Johannah tocó el timbre de la casa y al cabo de unos segundos una mujer abrió la puerta. Tenía una corta melena rubia y parecía tener la misma edad que Johannah o un poco menos.


—Somos los vecinos de la acera de en frente y queríamos darle la bienvenida. — Habló la castaña amable.


— Oh, muchas gracias, de verdad. Pasen — Respondió agradecida la rubia mientras se corría para dejarlos pasar— Por cierto, soy Mary— Se presentó y les dio un beso en la mejilla a ambos—Perdón por el desorden, todavía estamos acomodando las cosas. Tomen asiento.


El ojiazul y su madre se sentaron en uno de los sillones. Para ser el segundo día que estaban viviendo en aquella casa estaba muy ordenada, solo yacían algunas cajas vacías y otras con cosas en el suelo. Mary tomó la canasta y se la llevó a la cocina.


— Muchas gracias, de verdad— No paraba de agradecer— No sé sus nombres— Dijo mientras tomaba asiento en el sillón individual de en frente.


— Yo soy Johannah y él es mi hijo Louis.


-Mamá, ¿Has visto los últimos libros que me compré la semana pasada?- preguntó un chico delgado con ojos color marrón claro apresurado, no se había dado cuenta de las visitas hasta las últimas palabras que había pronunciado-lo siento, los seguiré buscando- Dijo mientras subía las escaleras rápidamente.


-¡Dylan! Baja a saludar, no seas irrespetuoso, ¿acaso yo te crié así?


-No mamá - respondió mientras bajaba las escaleras otra vez. -Lo siento- suspiró.


-Louis él es Dylan. Hijo él es Louis.


(...)


Louis.

Mary parecía ser un poco ¿charlatana? No sé cómo explicar lo que pensaba de ella, aunque sí puedo decir que hablaba hasta por los codos y que no tenía ningún problema de pedirte algo o decirte lo que pensaba. Esto es lo que pude concluir tan solo con la visita que tuvimos.


Después de que hizo que su hijo Dylan volviera a bajar para saludar, me preguntó si podría enseñarle el instituto y si podía pasar más tiempo con él porque sus amigos no iban a venir a visitarlo nunca. También me mencionó que tampoco tenía muchos amigos y que era el típico chico en plan de "tengo pocos amigos, me gusta estar sólo con auriculares y un libro, no me gustan las fiestas" y todo ese rollo.


Entonces cada vez que llegaba de estudiar y si no tenía alguna tarea o examen el día siguiente automáticamente iba a la casa de Dylan. Al principio era tan incómodo que le mandaba un mensaje de texto a mi hermana para que me vaya a buscar a cambio de dinero, pero semanas después pasaba horas en aquella casa sin darme cuenta.


Harry estaba mejor de lo que pensaba, creo que definitivamentepudo superar a Jayden (ya era hora) y según él ahora comenzaría a disfrutar desu soltería pero siendo sincero no tenía ninguna duda de que dentro de dosmeses él ya estaría completamente enamorado de un Jayden con diferente nombre.



















Espero que les hay gustado ( sé que es corto pero es mejor que nada) espero que voten y comenteen mucho y se los agradezco de antemano, muchas gracias por leer y espero que comenten que les pareció


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