Capitulo 12 ¿Un nuevo popular?

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Mi madre se limpiaba la comida que había caído encima de su cabello, su rostro, el vestido y… Completamente sobre ella.
Miré por la ventana del auto; mi padre no articulaba ni una sola palabra, solo tenía la vista hacia el frente y en el volante. Era claro que estaba molesto por lo que había sucedido.
Después de un largo recorrido, llegamos a casa. Bajé del auto, entré y subí a mi habitación.
Aún no podía creer lo que había hecho mi madre, y todo por un vestido.
Estaba molesta, no me importaba el hecho de si eso sería un escándalo, o si las personas hablarían… o simplemente si mis padres perderían socios; lo que me tenía molesta era que al final rompiera el vestido de la madre de Ryan, dejándola exhibir su ropa interior.
Sabía que mi madre era estricta en esas cosas, pero no me hubiese imaginado que se atrevería a hacer una cosa tan… tan… exagerada.
Solté el liston, deshaciendo la coleta; mi cabello cayó recorriendo mis hombros. Me acerqué al clóset y saqué lo primero que me encontré: una playera roja suelta y unos jeans no tan holgados; me quité el vestido y me coloqué la ropa; me dejé caer sobre la cama, viendo hacia arriba.
***
Me encontraba leyendo “En la puerta de al lado”, mientras estaba sentada en el pasto, hasta que unas risas chillonas y demasiado conocidas, se acercaron.
¡Oye, nerd! Nos enteramos de lo que pasó en la “súper fiesta elegante” —dijo Sofía, haciendo comillas. Debe ser humillante que tu mamá hiciera algo como eso, ¿verdad? —preguntó Lindsay, con una sonrisa burlona.
Está en todas las redes sociales —informó Sofía, revisando su celular. ¡Oh my God! —exclamó sorprendida, sin apartar la vista del teléfono. Esta chica sí que sabe de moda —le mostró a Lindsay el celular.
Lindsay miró el celular y después me miró a mí, volvió su vista al celular y después me miró; hizo eso por varios segundos y luego comenzó a reír.
Por un segundo pensé —¡Oh, piensa! Dije dentro de mí— que eras tú. Mostró el teléfono dejando ver a la chica con vestido azul pastel que le llegaba por encima de las rodillas y con solo una manga de encaje.
No puede ser, ¿acaso tomaron fotos de todo? —ambas rieron y comenzaron a caminar. Adiós, nerd.
Melanie llegó hasta mí con una gran sonrisa, cogí la mochila y caminamos hacia el salón.
Antes de entrar, vi a Ryan; bajé la mirada, aún se sentía mal por lo que había sucedido. Entré al salón y me senté en mi lugar, Melanie tomó asiento a mi lado, los alumnos comenzaron a llegar gracias al timbre, y los gritos se hicieron presentes debido a la ausencia del maestro.
¿Qué te pasa? —preguntó Melanie, sacándome de mis pensamientos sobre lo que había sucedido en la fiesta.
¿De qué hablas?
Te veo más diferente de lo normal.
No me pasa nada —respondí con algo de sequedad.
Bien, ¿vamos de compras al salir? —preguntó con una gran sonrisa.
Odio las compras —dije mirando hacia el frente.
Lo sé, y por eso es que creo que necesitas un cambio…
¿Tú también? —la miré. No necesito ni quiero un cambio, me siento bien siendo lo que soy y la manera en la que me visto, no necesito vestirme como una zorra para sentirme genial —mi tono ya era de molestia; odiaba que mi madre me dijera lo mismo la mayor parte del tiempo, como para también escuchárselo decir a Melanie.
Keysi…
Es mi última palabra —dije de manera contundente.
Melanie se levantó y se fue. Suspiré con frustración, cogí el libro que leía anteriormente en el pasto y llevé mi vista hasta él, dejando que cada una de sus palabras me llevaran a la escena romántica.
No puse atención, pero sentí cómo alguien tomaba asiento a mi lado. Los gritos comenzaron a disminuir; bajé mi libro, encontrando a Ryan a mi lado.
Hola —hizo una mueca.
¿Aún quería hablarme, después de lo que había pasado?
Hola —susurré, y regresé mi vista al libro.
¿Qué lees?
Un libro —respondí de lo más normal; no me sentía con ánimos de hablar con él, o más bien, de ver su cara después del “incidente” en la fiesta.
¿Qué libro? —preguntó con interés. Lo miré.
¿Te das cuenta de que todos te miran, mientras hablas con la nerd?
No veo qué tiene de malo —se encogió de hombres. Sobre la fiesta… lo siento. Finalmente, bajé el libro, dejándolo sobre el pupitre.
No fue mi culpa, pero mi madre está obsesionada con esas cosas, nunca en toda su vida le había pasado algo así —intenté explicar.
No importa; mi mamá también actuó de manera… diferente… no se comportó como la señora que es.
Al parecer, ambos estábamos de acuerdo con que nuestras madres no se habían comportado como lo que aparentaban ser, como lo que creían ser, como lo que las personas creían que eran, como las señoras decentes que saben lo que hacen.
Tal parece que no son lo que aparentan ser —susurré.
Nadie lo es —lo miré. ¿A qué se refería?
El maestro entró. Todos dejaron de susurrar cosas y se fueron a sus lugares. Ryan se levantó y todas las miradas se posaron en él.
Muy bien —habló el maestro; sé que estamos a mitad del ciclo escolar, pero tenemos un compañero nuevo que se integra a esta clase —miró hacia la puerta. ¡Pasa! —indicó.
Llevé mi vista al libro, el cual no podía terminar de leer, por alguna u otra interrupción.
¿Qué importaba un nuevo alumno? Sólo era un nuevo compañero, algún nuevo popular… un ser humano común y corriente.
Todos comenzaron a murmurar cosas y a preguntarse quién sería. No le tomé importancia; solo sería un compañero más; no por ser el nuevo, debía llevarse toda la atención, aunque, claro, solo la tendría la primera semana y después lo olvidarían y seguirían idolatrando a Ryan.
Maestro, creo que ya no entró —dijo Sofía con tono de burla, y todos comenzaron a reír.
Tal vez le dio pena; debe ser otro nerd —las risas incrementaron ante el comentario de Lindsay.
¡Guarden silencio! No voy a permitir esas bromas en mi clase, por favor, pasa —volvió a indicar.
El silencio se hizo presente en el salón de inmediato cuando el nuevo cruzó la puerta.
Ahora resulta que es la octava maravilla versión dos.
Bajé el libro y levanté la mirada, encontrando a un chico de cabello negro; vestía unos jeans ocursos, unos Vans negros y una sudadera azul. No mostraba expresión alguna.
¿Quién es? —escuché que preguntó alguien sentado en la parte trasera.
Por favor, preséntate con la clase —pidió el maestro y el chico asintió.
Llevé mi vista nuevamente al libro, ¿para qué saber su nombre, si al final no cruzaríamos palabra?
Mi nombre es Austin Metcalef.
¿Dónde estudiaste, bombón? —preguntó una chica, mientras todos reían.
¡Silencio! —dijo el maestro.
Bradwood —una coincidencia.
¿De dónde eres? —preguntó otra chica.
De Canadá, pero me fui a New York hace siete años. —Esto es muy extraño.
Bajé el libro, dejándolo sobre el pupitre. Demasiadas coincidencias, Austin Metcalef.
Me levanté de mi lugar y lo observé. No podía decir mucho, había pasado años, pero tenía un parecido al Austin que recuerdo, mi amigo, ese amigo que perdí porque se fue a New York, ese amigo con el cual dejé de tener comunicación por irse. Algo en mí me decía que no era un simple parecido, sino que más bien

You Are My Nerd [Completa]Where stories live. Discover now