You Are My Nerd [Completa]

Capitulo 27 Nerd por siempre

Disponible por Amazon en formato físico y digital.

Bajé corriendo del auto hasta donde se encontraba Melanie, y sonreí al verla. Finalmente nos graduaríamos, no podía creer todo lo que había pasado para llegar hasta ese momento.
Mi madre estaba negando darle el divorcio a mi padre, por lo que sería un trámite más largo y duraría aproximadamente un año finalizarlo. Según ella, no le daría el divorcio porque no estaba dispuesta a quedar mal frente a la sociedad. Se negaba a ser una mujer “abandonada”, por lo cual mi padre se fue de la casa, pero me llevó con él así que, por el momento, vivíamos en una casa más pequeña pero acogedora. Lo único que importaba era que por fin estábamos juntos.
La había invitado a la graduación, pero al parecer, no iría. No le guardaba rencor porque ella era mi madre y, fuera como ella era, siempre sería mi madre, aunque me odiara.
Por fin —susurró Melanie; hoy es la graduación, y después de esto, sigue la universidad.
Lo sé —sonreí. Pero, hipotéticamente, sigue el baile, las vacaciones, los últimos exámenes y el inicio de una nueva jornada escolar en la universidad.
Keysi —llamó mi atención y asentí; no arruines el momento.
Se alejó y comenzó a caminar, dejándome allí parada, sola. Suspiré y miré la hora; en veinte minutos comenzaría la ceremonia.
Te ves hermosa —di media vuelta, encontrando a Ryan frente a mí.
Hola —le respondí.
Deposité un pequeño beso en sus labios y sonrió. Se miraba incómodo aun por las gafas. No había tanta crueldad en mí como para dejarlo seguir así.
Levanté las manos y quité sus gafas, mientras me miraba confundido ante mi acto; se las entregué y las cogió entre sus manos. Sonreí al mirar al Ryan de antes, aunque… era diferente, tal vez ya no parecía un chico bueno, pero lo era. Ryan había cambiado tanto que me hacía feliz el hecho de tenerlo junto a mí.
Unas gafas no pueden cambiar nada; sin embargo, el corazón sí. Ryan había cambiado y estaba segura de que, para ser una mejor persona, no necesitaba unos lentes o una vestimenta que lo incomodara.
Incluso, estaba segura de que él podría entrar a cualquier deporte en la universidad gracias al excelente examen de admisión que había hecho.
Alumnos —habló la maestra Grace, quien era la encargada de todo; por favor, vayan a sus lugares; sus padres deben estar esperándolos.
Miré hacia la puerta y vi a mi padre llegando con un ramo de rosas blancas en las manos. Apresuró el paso al verme hasta