Capitulo 19 ¡Keyan es real!

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Lentamente me fui separando de Ryan, contemplándolo frente a mí

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Lentamente me fui separando de Ryan, contemplándolo frente a mí. Me quedé atónita al no saber qué responder o qué hacer, solo pude quedarme viéndolo frente a mí.
Ryan —hablé finalmente.
¿Sí? —preguntó, sin despegar la vista de mí.
¿Podrías llevarme a casa? —pregunté.
Sí, claro —respondió y me giré; comenzamos a caminar hacia su auto, el cual estaba estacionado a unos pocos metros; al llegar, él abrió la puerta y pude subir.
Nos mantuvimos en silencio hasta llegar a casa. Desabroché el cinturón y mientras tanto, él abrió rápidamente la puerta, extendió su mano y me ayudó a bajar.
Gracias —susurré. Caminé hacia la entrada de la casa; Ryan iba detrás de mí. Me quedé esperando allí, hasta que se posicionó frente a mí.
Yo… —comenzó— lo que dije es verdad —se encogió de hombros. Te quiero.
Gracias —dije, mientras asentía con mi cabeza. Me acerqué para depositar un beso en su mejilla, pero se giró provocando que se lo diera en los labios. Me separé al instante.
¡Ay, por Dios! —Nos giramos, observando a Melanie, quien te-
nía una enorme sonrisa en su rostro y caminaba apresuradamente hacia nosotros.
¡Keyan es real! —exclamó feliz y la miré confundida.
¿Keyan? —preguntamos ambos al unísono y nos miramos.
¡Con solo verse, se sonrojan! —chilló, levantando los brazos al aire.
Ryan llevó una mano a su nuca, agachando la cabeza, mientras ella comenzaba a dar brincos, como si fuera un conejo.
La miré y sonrió ampliamente.
Yo… tengo que ir a casa —murmuró Ryan. Adiós —intentó acercarse, pero rápidamente se movió y comenzó a caminar hacia su auto.
Melanie dejó de brincar y miró el auto, que inmediatamente se retiró. Me miró y sonrió achicando los ojos.
¡Te gusta Ryan! —afirmó y bufé.
Caminé para adentrarme a la casa, seguida por ella. Como siempre, mis papás no estaban en casa. Ya que estuviéramos ambas adentro, cerré la puerta y me acerqué al sofá, pero Melanie se sentó donde yo me disponía a hacerlo.
Levantó ambas cejas y después las bajó, haciéndolo por varias ocasiones.
¿Qué? —pregunté, mirándola; ella dio palmadas al sofá, indicándome que tomara asiento a su lado.
Cuéntame —dijo.
¿Qué quieres que te cuente? —pregunté sin entender a qué se refería.
¿Cuánto tienen? ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Besa bien? ¿Desde cuándo surgió todo esto? ¿Por eso estabas tan rara?
Antes de que siguiera con más preguntas la interrumpí.

Muchas preguntas —afirmé; no sé a qué te refieres, solo somos amigos.
Llevó las palmas de las manos a sus mejillas y comenzó a hacer presión.
¡No puedo creerlo! Erick me lo dijo, pero no le creí, estaba tan concentrada en otras cosas, que se me hacía difícil creerle —hablaba para sí misma.
Aguarda, ¿qué fue lo que te dijo Erick? —pregunté.
Me miró y siguió apretando sus mejillas.
Me dijo que tú le gustabas a Ryan, pero no le creí, digo… tú eres tan diferente, y él tan popular; pensé que estabas bromeando, y no te quise decir nada porque pensé que te molestarías y…
Melanie seguía siendo la misma máquina de antes que no podía guardar silencio. Mi querida pelinegra no dejaba de hablar; se levantó del sofá y comenzó a caminar en círculos, aun apretando sus mejillas y hablando de cada cosa que se le ocurría.
Si alguna vez me piden que describa a mi mejor amiga con palabras simples, la describiría con una sola palabra: bocona.
Apenas abría la boca, ya había dicho mil oraciones; el equi-

valente a un cuestionario completo, a un resumen oral, y mucho más allá que eso.
Si algún día están aburridos y buscan a una chica que te hable, hable y hable, y no pare de hablar jamás, o necesiten a alguien que le saque la verdad a un criminal con un parloteo insaciable, llamen a Keysi Ford y ella les llevará a su mejor amiga.
¿Por qué estoy hablando en tercera persona?
Me salí del tema…
…y fue por eso que tal vez se enojó esta mañana y estuvo tan distante… —seguía hablando.
¡Cállate! —pedí, llamando su atención; dejó de hablar y sonrió.
El punto es que Keyan es real —dijo.
¿Qué es eso de Keyan? —pregunté, confundida totalmente.
Es un shippeo, tú eres Keysi y él es Ryan, si colocamos tu… —otra vez volvemos a lo mismo…
Sé lo que quieres decir, pero ¿por qué? ¿y desde cuándo shippeaste eso?
Desde esta tarde que vi ese beso, que es más real que Larry —aclaró aun sonriendo.
Está loca.
Durante las últimas horas, no me quedó otra alternativa que seguir escuchándola hablar de lo increíble que era Erick, lo triste que estaba porque no terminó de leer la saga “Crepúsculo” porque sus primitos llegaron a visitarla y le rompieron los libros, lo aburrida que se sentía… y muchas cosas más, hasta que por fin decidió irse a casa, luego de haber jugado con todos los adornos que encontró por la casa, llevándolos de un lado a otro, dejándolos esparcidos por doquier.
En pocas palabras, se comportó como una niña.
Al día siguiente, mientras me dirigía a la cocina, escuché a mi madre discutiendo con alguien por teléfono; cogí un vaso con jugo y lo bebí de inmediato, luego corrí a la habitación por la mochila y salí de la casa. Luke me llevó al instituto; el recorrido fue silencioso.
Antes no me preocupaba porque Luke no me hablara, ya que esas eran las órdenes de mi madre y tenía que respetarlas, pero comencé a pensar en lo bien que nos la pasábamos antes de que ella comenzara con sus estupideces y es claro que no pude evitar sentirme mal; en ocasiones quería simplemente hablar con él como antes.
Al llegar al instituto, bajé del auto y caminé hasta llegar a la entrada principal.
Antes tenía cosas buenas, tenía buenas personas a mi alrededor, pero todo eso se esfumó: primero, Austin, después, mi padre, Melanie y Luke.
Caminé hasta el salón, en donde solo se encontraban algunos alumnos. Al entrar, sentí un empujón, haciéndome caer al suelo.
¡Cuidado! —exclamó entre risas una voz que conocía a la perfección: Lindsay.
¡La nerd cayó al suelo! —exclamó Sofía.
No —interrumpió Lindsay; la basura cayó al suelo, —me miró y sonrió— en donde siempre debió estar.
Los alumnos presentes, estallaron en risas ante su comentario.
Intenté levantarme y unas chicas rápidamente me cogieron de los brazos, sacándome del salón, siguiendo a Sofía y Lindsay, quienes comenzaron a caminar delante de ellas.
Oigan, ¡suéltenme! —siguieron caminando, estirándome por todo el pasillo. Los alumnos solo miraban y murmuraban cosas, hasta que llegamos al baño y me empujaron, haciéndome caer nuevamente al suelo.
Una de las chicas salió y cerró la puerta del baño, la otra me arrebató la mochila y se la entregó a Lindsay.
¿Te crees muy lista, nerd? —sonrió falsamente Lindsay. Yo te voy a enseñar que tú no eres nadie aquí.
Abrió la mochila, sacó mis libros y cuadernos, y acto seguido, los depositó en el lavabo.
¡No! —negué, levantándome. ¡Lindsay! ¡No!
Sofía y la otra chica llegaron hasta mí y me sostuvieron de los brazos, mientras Lindsay sonreía.
No tienes ni idea de la distancia que hay entre los populares y los nerds, no debiste meterte con nosotros.
Abrió el grifo y rápidamente los cuadernos comenzaron a mojarse.
¡Lindsay! ¡No! —supliqué observando mis cuadernos e intentando soltarme, pero no lo logré.
Cogió la mochila, abrió la puerta de uno de los cubículos, levantó la tapa del baño y la arrojó al retrete.
Ryan no es para ti; eres demasiado poca cosa para él.
Bajó la palanca y el inodoro sonó, intentando llevarse la mochila, mientras que la llave del lavabo seguía abierta, destruyendo todo.
No… —susurré, sintiendo algunas lágrimas caer por mis mejillas, al ver mi esfuerzo derrumbado.
Yo era débil, era sola yo contra ellas tres.
Finalmente se acercó a mí con una lata entre sus manos, quitó la tapa verde que la cubría y comenzó a rociarme el spray.
Por más esfuerzo que realicé por soltarme, no pude; ellas reían mientras la pintura de aerosol verde manchaba mi ropa y mi cabello; sus risas eran imparables y mis súplicas eran casi inaudibles.
Luego de que terminara, se acercó al lavabo y cogió algunos cuadernos mojados y destruidos para después arrojármelos mientras Sofía y la otra chica me tiraban contra el suelo.
Piensa bien las cosas antes de meterte con nosotras —habló Lindsay entre risas y finalmente salieron, dejándome tirada en el suelo.
Observé mis trabajos, los cuales ya no tenían ningún arreglo. Con solo tocarlos, se deshacían; comencé a sollozar ante lo ocurrido.
¿Qué fue lo que les hice?

You Are My Nerd [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora