Capitulo 16 Lo siento

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Keysi Ford:Un silencio se apoderó de mí, ¿qué era lo que acaba de decir? ¿había dicho que yo le gustaba?Guardé silencio por un largo tiempo, hasta que se giró, manteniendo la molestia en su rostro y, acto seguido, comenzó a caminar

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Keysi Ford:
Un silencio se apoderó de mí, ¿qué era lo que acaba de decir? ¿había dicho que yo le gustaba?
Guardé silencio por un largo tiempo, hasta que se giró, manteniendo la molestia en su rostro y, acto seguido, comenzó a caminar.
Si este es un juego… —intenté hablar.
No lo es —dijo en un tono lo suficientemente audible, mientras se alejaba sin mirarme.
***
Keysi, Keysi, ¡Keysi! —la pelinegra movía su mano de un lado a otro, intentando llamar mi atención. ¡Keysi! Tierra llamando a Keysi…
Te estoy escuchando —susurré, mientras llevaba la vista a las espinacas fritas y puré de papa que Lupe me había puesto de almuerzo.
Te preguntaba por qué estás tan callada.
Cogí el tenedor del recipiente y comencé a revolver lo que había en el plato.
Así soy yo —dije.
Sí, pero estás más… ¿No es asqueroso combinar eso? —preguntó y negué con la cabeza.
¡Hola! —Austin llegó hasta nosotras y tomó asiento a mi lado. ¿No es asqueroso combinar eso? —preguntó y lo miré.
No —dije fríamente.
¡Hola, Keysi! —saludó una pelirroja, con la cual compartía la mayoría de las clases, pero no hablábamos mucho. ¿Crees que podríamos ir a la biblioteca juntas para el ensayo de…? ¿No es asqueroso combinar eso? —preguntó, y dejé caer el tenedor. Me levanté.
Sí, sí lo es —respondí; es muy asqueroso —cogí la mochila y la coloqué sobre mis hombros para comenzar a caminar, alejándome del sitio.
¿Qué es lo que me pasa?
Comenzaba a creer que la frialdad se apoderaría de mí.
Los días pasaban y cada vez que miraba a Ryan, él era quien se iba; no me acercaba a él ni él a mí. Se sentaba en un lugar más alejado que antes; en el receso, no lograba observarlo por ningún lado, solo podía verlo en clases, pero no hablaba con él.
Comenzaba a creer que yo había exagerado con lo del beso; tarde o temprano pasaría, pero, ¿por qué con él?
A medida que el tiempo pasaba y miraba su distanciamiento, comencé a sentir culpa. Se me hacía extraño; se suponía que él era quien debía sentir culpa, no yo. Pero la forma en la que lo había tratado no había sido la mejor.
Todo volvía a la normalidad, nerds y populares alejados, como siempre debió ser.
Comencé a caminar por el pasillo del instituto mientras observaba el suelo, olvidándome de un pequeño detalle: el piso estaba mojado.
Me resbalé, pero unas manos me detuvieron, evitando que cayera y diera un fuerte golpe. Levanté lentamente la vista, encontrándome a Ryan frente a mí, al verme me soltó —pero sin dejarme caer— y comenzó a caminar sin decir nada.
¡Ryan! —salió de mi boca, sin esperármelo. Paró en seco para, inmediatamente, seguir caminando.
Fue ahí donde caí a la realidad: Ryan me estaba evitando así como yo lo había hecho con él días atrás.
Si había alguien que podía escucharme y, tal vez, darme un consejo, era una persona a la cual hacía mucho tiempo que no miraba. Necesitaba ir a verla saliendo de clases, solo ella podría ayudarme.
¡Hola abuela! —sonreí, mientras entraba a la casa.
¡Keysi! —sonrió, aproximándose a un sofá aterciopelado para sentarse. ¿Cómo estás?
¿Cómo has estado tú? —pregunté, evadiendo su pregunta.
No respondas a una pregunta con otra… ¿Cómo está tu madre? —preguntó, contradiciendo lo que acababa de decir. Todas las sociales publicaron lo que hizo con la otra mujer en la boda de su amigo.
Sí… ha estado muy extraña últimamente —respondí.
Eso es lo que se saca por querer estar en Sociales —dijo, mientras movía la revista que estaba a su lado; lo ha logrado.
No fue su culpa, tenían el mismo vestido y alguna terminaría muy mal.
No la defiendas, ella no haría eso por ti —la miré y guardó silencio. No quise decir eso.
Bajé la cabeza —está bien, lo sé, pero es… mi madre. No podía llamarla “mamá”, si nunca se comportó como tal, pero tampoco podía ser una irrespetuosa y hablarle por su nombre. No tiene ojos para nada más que la modernidad —hice una mueca. Cambiando de tema, ¿podrías ayudarme?
¿Qué pasa? —preguntó.
Yo… abue… ¿Qué es el amor? —pregunté finalmente, y sonrió tiernamente, mientras cogía entre sus manos una pequeña bolsa blanca que momentos antes se encontraba en la mesa de al lado.
El amor es la cosa más maravillosa que se puede experimentar —respondió, con una sonrisa, y apretó con suavidad la bolsa; es alegría, pero también es tristeza y enojo, es cariño y mucho más; es cuidar, defender, proteger, ayudar y entregarlo todo por alguien. El amor es nuestra única salvación para este frío mundo, y va mucho más allá de esto que te estoy diciendo
—sonreí.
Había hecho bien en visitar a la abuela.
Eso es…
¿Qué estás esperando? —preguntó de golpe.
¿Esperando para qué? —pregunté, sin entender a qué se refería.
Keysi, seré vieja pero no tonta; en tus ojos veo ese brillo especial.
¿Brillo? —pregunté. ¿Qué brillo?
¡No lo dejes ir! El amor verdadero se encuentra sólo una vez.
***
Toqué el timbre mientras respiraba profundamente, comenzaba a arrepentirme por hacerle caso a la abuela; debía irme y seguir con mi vida normal, además, no podía ser cierto, Ryan no me gustaba, así que no entendía por qué yo estaba haciendo eso.
Me giré para irme y escuché cómo la puerta se abría.
¿Sí? —preguntó una voz conocida… era la madre de Ryan; me giré para verla. ¡Hola señora! —dije.
Ya no estaba tan segura de que haber ido fuera lo correcto. Después de lo que mi madre le había hecho en aquella fiesta, sentía vergüenza; si bien lo recuerdo, se advirtieron de no acercarnos el uno al otro.
¡Hola, Keysi! —sonrió a medias. ¿Puedo ayudarte en algo?
—preguntó amablemente.
No podía creer que se pelearan por un vestido; bueno, de mi madre todo lo podía creer, pero de ella se me hacía algo imposible.
Sí, no, digo, sí —soy una tonta. ¿Se encuentra Ryan?
Está en su habitación, ¿quieres que le hable?
No —estúpida— digo, sí.
¿Estás bien? —preguntó.
Sí, digo no, digo sí… —cerré los ojos fuertemente. Estoy bien.
Bien —respondió insegura. Hablaré con Ryan, pasa.
Entré a la casa y la señora subió las escaleras en busca de Ryan.
Bufé ante mis idioteces.
Luego de unos minutos, escuché algunos pasos bajando las escaleras.
Me giré para ver a la señora, quien seguramente había recibido una excusa por parte de su hijo, pero me encontré con Ryan, quien no mostraba expresión alguna.
Hola —articulé.
¿Qué quieres? —preguntó sin interés.
Bien, me lo merezco.
A lo que vine…
Ryan, yo… —guardé silencio; lamento haberte tratado mal, no era mi intención, creí que querías jugar conmigo, no sé si en realidad eran tus intenciones, pero lo siento, de verdad, lo siento.
Me trataste como un patán.
Lo siento, no sé qué fue lo que pasó, solo estaba enojada.
¿Conmigo? —preguntó incrédulo. ¿Por un beso? Oh, lo siento… tu primer beso —remarcó la palabra “primer”.
Ryan, esto es serio.
Lo sé, y por eso lo digo así —quizás era yo, pero sentía que trataba de hacerse el gracioso al decir eso.
Creo que no quieres hablar conmigo, lo siento, yo no quería hablarte así —me giré; lamento haberte hecho perder tu tiempo —comencé a caminar hacia la puerta, la abrí y salí.
Era lo justo, todo en la vida se regresa y yo me merecía eso, por la forma en la que lo había tratado.
Keysi —me giré y vi a Ryan corriendo hacia mí; no estoy enojado contigo.
Tendrías muchos motivos para estarlo.
Pero no puedo —ya no se miraba molesto, solo notaba la seriedad en él. No mentí cuando te dije que me gustabas, y el beso que te di fue sincero.
Mi corazón comenzó a latir como nunca antes lo había hecho. Si él no estaba enojado por la forma en la que lo traté, yo tampoco tendría que estar enojada por un beso.
¿Qué podía esperar de un beso?
Solo había sido eso, un beso y nada más que eso, no tendría por qué recordarlo por siempre, ni tampoco quedarse grabado dentro de mí, al menos, no si yo no lo quería.
Ryan… —intenté decir algo coherente.
Pero solo te pido algo —lentamente se acercó a mí, quedando a unos cuantos centímetros de distancia. Dame una oportunidad.
Me quedé en silencio, atenta a que dijera que solo era una broma o algo similar, pero solo me miraba esperando a que hablara.
¿En serio? ¿Me acababa de pedir una oportunidad? ¿Por qué a mí? Se supone que puede tener a cualquiera, ¿por qué justamente tengo que ser yo?
Keysi, ¿estás bien? —preguntó y parpadeé varias veces.
Sí —susurré. Ryan, yo no…
No te pido que me des una oportunidad a la ligera, quiero que me dejes conquistarte.
En definitivo, algo estaba cambiando; jamás pensé escuchar algo como eso salir de su boca.
Tenía muchas preguntas en mi cabeza, pero decidí ignorarlas por un momento.
¿Darle una oportunidad para conquistarme? ¿Cómo podría negarle algo como eso? Guardé silencio y asentí lentamente con la cabeza.
Sí, puedes conquistarme

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